Lectura de Verano: El resto del Enigma de Alan Turing

Por Héctor Goldin, coautor de «Tan loco como para cambiar el mundo», El evangelio informático de Steve Jobs en la intersección de las humanidades con la tecnología, junto a Flavia Tomaello. Ed. Errepar

Una de las películas mejor calificadas del 2014 es “The Imitation Game”, que se estrena en febrero 2015 en Argentina con el título “El código Enigma”. Con las estelares actuaciones de Benedict Cumberbatch y Keira Knightley, la película relata los angustiantes esfuerzos de Alan Turing y sus colegas para descifrar los mensajes secretos de la Alemania Nazi . Y de paso nos muestra como Turing pasa de un rol crucial en la defensa de Inglaterra de la intolerancia y prejuicio de los Nazis, para terminar luego de unos años empujado al suicidio al ser víctima de la intolerancia y prejuicios de la propia sociedad inglesa.

Es comprensible que en una película de dos horas estos dos importantes aspectos de su vida hayan sido muy bien representados, pero es una lástima que el público que la vea perciba apenas algunas frases sobre los otros geniales descubrimientos de este hombre, quizás tan importante pero mucho menos conocido por el público general que los «famosos» Einstein, Darwin, Newton y Galileo. Turing indudablemente fundó la teoría de la computación moderna, con su efecto transformador sobre la sociedad actual, con todos los dispositivos digitales que han modificado tanto nuestro estilo de vida.

Por eso queremos complementar algunas ideas que se mencionan en la película, de una manera que sirva tanto para leerla antes de verla como para recordarla después, y dado que como es una película esencialmente biográfica no develamos ninguna sorpresa ni afectaremos la interesante tensión laboral y afectiva que la película expresa en forma magistral.

El primer concepto genial que trabajó Turing fue el de la máquina Universal, en su disertación doctoral a los 23 años. Desde la época de los inventores griegos como el genial Arquímedes, pasando por los romanos, árabes, y luego los geniales europeos como Leonardo Da Vinci y más adelante los inventores de las tecnologías industriales como Jacquard, Watt, etc., un «inventor» era alguien que fabricaba o intentaba fabricar un «máquina» para hacer alguna tarea que por diversas causas no era adecuada para un ser humano. El inventor tradicional era alguien que trabajaba los procesos físicos o químicos y lograba construir un dispositivo que cumplía la función deseada.

El primer genial descubrimiento de Turing fue su Máquina Universal, que consistía de un concepto matemático en el cual se podían ejecutar los pasos de una secuencia de operaciones que resolvían un cierto problema. Y además demostró que todo problema resoluble por una Máquina Universal era resoluble por todas, y luego desarrolló los primeros conceptos de máquinas que almacenaban internamente la secuencia de instrucciones que les permitían realizar sus funciones.

Este descubrimiento, realizado antes aún del desarrollo de las tecnologías electrónicas con las que se logró construir dichas máquinas, marcó un punto de quiebre en el avance tecnológico de la humanidad: algunos especialistas ( ingenieros electrónicos ) se dedicarían a diseñar y fabricar máquinas potentes y universales, mientras otros especialistas, llamados programadores o ingenieros de software se encargarían de escribir las secuencias de pasos ( llamadas programas o algoritmos ) que resolverían los problemas reales.

Desde la época de Turing el avance de las tecnologías hizo que las computadoras sean cada vez más potentes y económicas, pero hubo que remontar un importante escollo para cumplir el sueño de verdaderas máquinas universales: la dificultad de los usuarios. Recién cuando Steve Jobs y sus colegas lograron desarrollar programas que facilitaron el uso a todos los seres humanos sin necesidad de entrenamiento especial, el uso de computadoras y dispositivos inteligentes de uso general, como smartphones y tabletas ha explotado y va en camino a llegar a todos los seres humanos.

El otro los tema importante poco desarrollado en la película, es que en una de las últimas secuencias se menciona el Juego de Imitación ( que además es el título original del film ). Este es nuevamente un aspecto técnico muy destacado que Turing trabajó en los últimos años de su vida, en los que intentó abordar un tema que aún hoy no está resuelto, llamado Inteligencia Artificial, o si las computadoras pueden ( o si podrán alguna vez) pensar.

El Juego de Imitación es el planteo de una interacción en paralelo entre un ser humano, que sería el “juez” con dos terminales que permiten interactuar y realizar preguntas y recibir respuestas, sin que el juez sepa si del otro lado de las terminales hay personas o máquinas. La hipótesis de Turing fue que si el juez no puede distinguir entre una computadora y el ser humano mediante preguntas, esa computadora está “pensando” para todo efecto práctico, aunque no tenga “alma”, “corazón” u otros atributos del ser humano.

La versión actual del Juego de la Imitación la podemos disfrutar jugando con un “ asistente digital” como Siri en los dispositivos de Apple, que usan un grado de humor para que el usuario humano los perciba como más inteligentes, ya que todos identificamos el humor con la inteligencia. En la actualidad estos asistentes no pasarían un verdadero Juego de Imitación, o como simplemente Test de Turing como se lo conoce técnicamente, pero el nivel de progreso logrado hasta ahora hace que brinden una utilidad importante en casos que el usuario no puede ver o tocar la pantalla.

Finalmente, si luego de ver la película Ud. quiere explorar con más detalle la historia del progreso de la tecnología informática desde Turing hasta Steve Jobs, le recomendamos el libro “Tan loco como para cambiar el mundo”, que hemos escrito junto con Flavia Tomaello, y que recorre la evolución de estas maravillosas tecnologías y sus fascinantes y “locos” creadores, como Lady Ada Lovelace, el propio Alan Turing y desde luego Steve Jobs.