Los comuneros del Movimiento Proyecto Sur rompieron con el acuerdo Pino-Carrió y reafirmaron sus banderas

Ayer miércoles por la tarde se realizó un encuentro a salón lleno en el Hotel Bauen en donde 11 miembros de las Juntas Comunales, electos por el Movimiento Proyecto Sur, mostraron su descontento con el acuerdo electoral de Pino Solanas y Elisa Carrió y confirmaron su alejamiento de ese espacio.

Los convocantes de la charla fueron 5 comuneros: Paula Resels (11), Miguel Vayo (4) Martin Iommi (6), Alberto Lacherra (3), y Jorge Sanmartino (7). Pero en el panel participaron 6 comuneros más: Rubén Tzanoff (9), María Lópes (10), Basilio Sioutis (12), Marcelo Charlón (14), Luciano Umérez (2) y Carlos Méndez (15).

El encuentro contó con la presencia de referentes de todas las organizaciones políticas y sociales en el cual se hicieron presentes la CTA de Claudio Lozano, el MST, Marea Popular, El Gleyzer, Movimiento Popular La Dignidad, Partido Social, PCR-PTP, CR Comunismo Revolucionario, delegados de la villa 1.11.14 del bajo Flores y otros movimientos sociales. El comunero Jorge Orovitz Sanmartino sintetizó la convocatoria al sostener “el problema de la corrupción es muy grave, pero no se resuelve de la mano de políticas privatistas que nos regresen a los años 90 ni con discursos moralistas como hacía también el Chacho Alvarez que terminó llamando a Domingo Cavallo como Ministro de Economía al gobierno de la Alianza, sino con control popular, democracia y presupuesto participativo, revocabilidad de mandatos y defendiendo los bienes comunes y lo público, por eso no criticamos al gobierno desde la derecha sino desde un programa emancipador”. Finalizó remarcando que “muchos militantes del partido nos han expresado su apoyo, nosotros seguimos defendiendo las causas nacionales, populares y democráticas de siempre y vamos a mantener la unidad del bloque comunero. No estamos ni estaremos con las corporaciones mediáticas pero tampoco con Monsanto, el agronegocio y la Barrick Gold”.

En defensa de un proyecto emancipador

Por Jorge Orovitz Sanmartino1

En la hora fundamental que nos toca vivir, en este tiempo turbulento en el que todo en política quiere pintarse de una artificial polaridad, en el que todo el paisaje del debate público pierde sus colores y se vuelve blanco y negro, la voz de una opción popular alternativa a los relatos del conformismo por un lado y del miedo por el otro, se vuelve urgente, pero también posible y necesaria. A condición, claro está, de evitar la tentación de proyectarse en el ágora de la mano de las corporaciones mediáticas. Ni abogados de Clarín, ni abogados de Insfrán.

Proyecto Sur tenía esa responsabilidad y el capital político para hacerlo. La trayectoria impecable de Pino y las causas populares que expresó podían ser la materia prima de un alumbramiento. Esa posibilidad, por ahora, quedó truncada.

Elisa Carrió, agorera tragicómica de tantas catástrofes, bajo el manto inmaculado de la moralidad republicana, ha venido marchando incansablemente en su fantástica cruzada y denunciando detrás de toda regulación estatal, de cualquier nacionalización, la figura acechante del populismo. Se montó en el parlamento nacional un bufete completo para defender la sacrosanta propiedad privada de todo mal bicho que camina por el mercado, ¡hasta de Marsans! Se opuso a la nacionalización de las AFJP, a la ley de medios, a la estatización de Aerolíneas Argentinas y hasta a la nacionalización parcial de YPF.

Al interior del Movimiento Proyecto Sur, que realizó su congreso partidario en el pasado mes de diciembre, hemos venido sosteniendo que Pino Solanas podía ser la figura que encabezara una coalición de los movimientos sociales, sectores democráticos y combativos del mundo laboral, el movimiento estudiantil y la izquierda. Para enfrentar al agronegocio que destruye el medio ambiente y degrada los suelos, a los banqueros que hoy tienen ganancias extraordinarias y fugan capitales, a las corporaciones mineras aupadas por el oficialismo nacional y socias del provincial, los aliados naturales eran esos movimientos sociales, no los representantes políticos del “Clarín Rural”, Nidera y el Citibank. Tampoco lo son quienes dicen que votarían por Capriles en Venezuela.

Siempre convivieron dos almas en Proyecto Sur, una democrática y nacional, que colocó una agenda fundamental en el país, la recuperación de los recursos naturales, la defensa del medio ambiente, la nacionalización del petróleo y la reconstrucción del ferrocarril. Pero esa agenda convivió también con un oposicionismo cualunquista disfrazado de republicanismo que lamentablemente terminó primando a la hora de la arquitectura electoral. Aunque un buen arquitecto sabe que la forma nunca puede estar disociada del contenido. Una alternativa democrática, popular, nacional y de izquierda al kirchnerismo no puede venir de la mano de la derecha y el grupo Clarín sino de las luchas sociales, democráticas y en defensa de lo público que se dan cotidianamente.

La gran mayoría del bloque de comuneros que asumió en 2011 con el Movimiento Proyecto Sur se mantiene unido en defensa de las comunas que Macri ningunea. Y la gran mayoría también reclamó de Pino Solanas una estrategia acorde con su trayectoria, su impecable historia política y artística que viene desde el fondo telúrico de aquellos inolvidables Hijos de Fierro, aquellos que hoy proyectamos imaginativamente hacia el futuro de la mano del héroe comunista Blajakis del entrañable Rodolfo Walsh, de las hermosas mujeres de pañuelos blancos y de todos los que aportan en su lucha cotidiana un granito de arena a la reconstrucción de la utopía emancipadora.

1 Sociólogo, docente UBA, integrante del EDI y miembro electo de la Junta Comunal N° 7.