coronavirus

Los Gobiernos perezosos sufriran graves y grandes perdidas. Estamos en Guerra.

“No se trata de tu bando o el mío. Se trata del futuro.”

“En las guerras no luchan naciones ni ejércitos. En las guerras luchan hombres.”

“En la guerra se mata a los pobres. En la paz, los pobres se mueren.”

Las maneras de abordar un problema son parte de las soluciones al mismo. Si la mirada a los retos es siempre desde la misma perspectiva, posición y ángulo, difícilmente se encontrarán nuevas opciones. No hay innovación en lo previsible, ni en lo inexorable, y necesitamos nuevas ideas capaces de enfrentarse a todo tipo de determinismos que nos paralizan y que reducen la política a un hecho gerencial o notarial del destino, sin ninguna influencia en él y sin ninguna capacidad de controlarlo, ni dirigirlo.

Los Gobiernos perezosos escucharon durante estas últimas semanas y años a economistas, verdaderos inútiles, en vez de escuchar a los virólogos o científicos.

Estamos en Guerra, contra un enemigo que mide menos de un micrón de distancia. Los Gobiernos perezosos gastaron miles de millones en estos 100 1000 años en armas que hoy se las van a meter por el culo.

Las leyes de guerra son un conjunto de disposiciones recogidas en el Derecho militar relativas a las justificaciones aceptables para participar en una guerra (ius ad bellum) y de los límites aceptables para la conducta durante la guerra (ius in bello o Derecho Internacional Humanitario).

El derecho de guerra se considera un aspecto del Derecho Internacional Público (las leyes de las naciones), y se distingue de otros cuerpos de leyes, tales como el derecho interno de un país beligerante, en particular en un conflicto, que también pueden proporcionar límites legales a la conducta o a la justificación de la guerra.

Entre otras cuestiones, las modernas leyes de la guerra contemplan las declaraciones de guerra, la aceptación de la rendición militar y el tratamiento de los prisioneros de guerra, la necesidad militar, junto con la distinción y proporcionalidad, y la prohibición de ciertas armas, que pueden causar un sufrimiento innecesario.

Las leyes modernas de la guerra, tales como los Convenios de Ginebra de 1949, también incluyen la prohibición de atacar a médicos, ambulancias o barcos hospital que muestran una Cruz Roja, a Media Luna Roja u otros emblemas relacionados con la Cruz Roja Internacional. También está prohibido disparar a personas o vehículos portando bandera blanca, ya que indica la intención de rendirse o el deseo de comunicarse.

En cualquier caso, las personas protegidas por la Cruz Roja / Media Luna Roja o mediante una bandera blanca, se espera de ellos mantener la neutralidad, y no podrán participar en actos bélicos; de hecho, la participación en actividades de guerra bajo un símbolo protegido es en sí misma una violación de las leyes de guerra conocidos como perfidia El incumplimiento de estos requisitos puede dar lugar a la pérdida del estatus de protección y hacer que el individuo viole los requisitos de un objetivo militar legítimo.

El problema es que en esta guerra no hay balas, polvora, ni dinamita.

Es un virus.

EN ITALIA MINIMIZARON EL VIRUS DESDE EL PRIMER MINUTO.

El gobierno de Lombardía advierte que pronto quedará sin camas de hospital para tratar el coronavirus.
La región italiana más golpeada y también la más rica del país, mantiene actualmente a 732 de las 1518 personas internadas en terapia intensiva.

¿Bioterrorismo? ¿El coronavirus sería un arma de guerra biológica?

Hemos dejado de pensar… y vamos con el piloto automático. Al mecanizar nuestras respuestas por defecto, estamos optando por una selección hecha por lo general de forma automática y sin consideración activa debido a la falta de una alternativa viable.

“La muerte no es enemigo, señores. Si vamos a luchar contra alguna enfermedad hagámoslo contra la peor de todas: La indiferencia.”

“Lo peor en usted es que se niega a luchar, se da por vencida, no hace más que pensar en la enfermedad y en la muerte. Pero existe algo tan inevitable como la muerte y es ¡la vida!”

“De cada diez personas, dos llevan enojos encapsulados que les afectarán, y tienen siete veces más posibilidades de morir de enfermedades del corazón.”