Los jóvenes y la política en tiempos de cólera y traiciones. Por Leo Anzalone

Todos los candidatos presidenciales se llenan la boca con los jóvenes, pero con la misma fuerza que los nombran en sus discursos los ignoran en la práctica. Desde la disociación con la realidad de Scioli y Randazzo, que hablan de un país que no existe, hasta los dichos de Massa y Macri que parecen priorizar ambiciones personales por sobre el cambio que dicen representar. Ese es el mensaje que recibe la juventud, de ahí el escepticismo en la política.

Si bien esto es muy marcado y el descrédito de los jóvenes hacia la participación política es muy grande, está la otra cara de la moneda, aquellos que militan, forman parte y se los comió el sistema.

La Cámpora por ejemplo, que son militantes por decreto que construyeron poder de arriba hacia abajo, aunque nobleza obliga, hay compañeros que están convencidos de ese proyecto y si bien es una agrupación que se creo desde el poder, tienen cierta mística y fundamentalmente tienen un proyecto generacional.

El resto, como las juventudes de Scioli, Massa o Macri, no todos seguramente, sino aquellos que forman parte de la estructura burocrática, tienen las mismas fallas al carecer de un pensamiento propio y critico, se basan en el discurso del “candidato” y la “selfie”, y no si tienen delante un conductor político, al no tener un sustento político e ideológico se olvidan del proyecto generacional y el verdadero rol de la juventud a nivel social y político.

Es cierto que hoy algunos buscan juventudes con impronta fashion, con el estereotipo del joven moderno, exitoso, para una sociedad postkirchnerista. Se apoyan solo en la imagen del candidato, es más importante una foto que un ámbito de discusión política. Por ejemplo, en ninguno de los espacios de juventud tuvieron la coherencia de marcar un antes y un después con la situación del Juez Carlos Fayt. En ese caso La Cámpora jugó su rol bien marcado, dejando un claro mensaje de que para ellos los viejos ya no sirven, porque el problema no es el Juez Fayt en si mismo sino su edad, argumentan la necesidad de hacerle pruebas piscofísicas, parece que para los jóvenes K a cualquier persona de mas de 60 años hay que hacerle un examen. ¿Es eso u otra cosa? si es eso es muy grave y si es el problema de Cristina y su miedo a la Justicia es aún más grave.

El resto de las juventudes no se expresaron, al menos los que se ven en la superficie, en vez de decir lo que piensan y seguir la agenda pública, con la intención de por lo menos marcar una situación en lo que refieren a sus pares generacionales, esperan apacibles que alguien les de discurso para repetir. Aguardan para salir a decir algo, las “ordenes” de sus candidatos, no de sus conductores, porque al conductor se lo sigue más allá de todo, un candidato deja de serlo cuando pasa la elección o simplemente cuando deja de ser candidato y muchos quizás su “militancia” tenga fecha de vencimiento.

Otro mensaje que recibe la juventud es el de la violencia y la traición, lo vergonzoso de Elisa Carrió, señalando con el dedo a todo el mundo como si ella orinara agua bendita, lo de Aníbal Fernández que siempre tiene palabras de agravio y amenazas para el opositor que quiera. Ni hablar de las traiciones que hoy están a la orden del día en la política y le quita su esencia, como si todo diera igual, personas como Darío Giustozzi o Gustavo Posse, las peleas de Larreta y Michetti. Nadie baja un cambio con la violencia o emite una sola palabra sobre el transfuguismo político y eso es lo que recibimos como algo normal.

Los jóvenes pedimos ser parte de las discusiones electorales, exigimos un lugar y está bien que eso sea así, pero no podemos mirar y aceptar mansamente lo que está ocurriendo en nuestra sociedad y más aún en el ámbito político, sobre todo aquellos que dicen ser parte de algunos de los armados orgánicos.

También es cierto que muchos dirigentes nos usan para mostrarnos, para dar cierto mensaje. Esa es otra diferencia a favor de La Cámpora, saben que fueron y son utilizados pero tienen un proyecto propio, más allá de la suerte de Cristina, un proyecto de pelea por el poder post 2015. El resto de las juventudes no pudimos tener la humildad para conformar un proyecto que trascienda la coyuntura y la publicidad del “candidato”. Todos nosotros caímos alguna vez en la tontería de creer que la militancia es por las redes sociales, una militancia de “selfie”. De hecho un compañero de muchos años de militancia me dijo alguna vez “el gran error de tu generación es que compran lo que ven, creen que todo el mundo tiene Facebook, ustedes tienen que ir a los viejos feudos, donde manejan a la gente como ganado porque son viejos sistemas enquistados y tienen disputarles el poder”.

Hay que reconocer que hay una confusión sobre toda la realidad de la República Argentina y mensajes lanzados a propósito para generar más confusión, pero tengamos o no vocación política, si no tratamos de cambiar la realidad de todos los días el sistema nos va a licuar una vez más y ahí no podremos echarle la culpa ni a Cristina, Scioli, Massa o Macri, nos convertiremos en cómplices pasivos.

Los jóvenes también nos debemos un poco de humildad y entender que más allá de las circunstancias tenemos que aprender de los errores, quizás sea como me dijo un profesor una vez, “si ustedes quieren hacer un gran cambio, empiecen a leer un poco más de historia y se van a dar cuenta donde están parados”.

*Dirigente de Peronismo Para Todos – Universidad Para Todos

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