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Mentir es decir una mentira. ¿Como detectarlos?

Una mentira es una declaración realizada por alguien que sabe, cree o sospecha que es falsa en todo o en parte, esperando que los oyentes le crean, de forma que se oculte la realidad en forma parcial o total. Una cierta oración puede ser una mentira si el interlocutor piensa que es falsa o que oculta parcialmente la verdad.









En función de la definición, una mentira puede ser una falsedad genuina o una verdad selectiva, exagerar una verdad, si la intención es engañar o causar una acción en contra de los intereses del oyente. Las ficciones, aunque falsas, no se consideran mentiras. Mentir es decir una mentira. A las personas que dicen una mentira, especialmente a aquellas que las dicen frecuentemente, se las califica de mentirosas. Mentir implica un engaño intencionado y consciente. Tiene como sinónimos parciales: embuste, bola, calumnia, coba o falacia.

Mentir está en contra de los cánones morales de muchas personas y está específicamente prohibido como pecado en muchas religiones. La tradición ética y los filósofos están divididos sobre si se puede permitir a veces una mentira (pero generalmente se posicionan en contra): Platón decía que sí, mientras que Aristóteles, san Agustín y Kant decían que nunca se puede permitir.

Un mentiroso es una persona que tiene cierta tendencia a decir mentiras. La tolerancia de la gente con los mentirosos habitualmente es muy pequeña, y a menudo sólo se necesita que se sorprenda a alguien en una mentira para que se le asigne la etiqueta de mentiroso y se le pierda para siempre la confianza. Esto, por supuesto, es moderado por la importancia del hecho al que se refiera la mentira.

Una mentira graciosa, más comúnmente como bromear, engaño con propósito humorístico, cuando la falsedad se entiende, no se considera inmoral y es una práctica utilizada ampliamente por comediantes y humoristas.

Los buenos jugadores de póker se vuelven expertos en analizar los gestos delatores de sus rivales.

Cuando alguien miente y sabe que está mintiendo, siempre hay señales que lo delatan. Esas son las señales que buscan los detectives, como cuando se juega al póker.

Ese juego de cartas se basa en quién puede engañar mejor, por eso los grandes jugadores se vuelven expertos en detectar las señales corporales de sus rivales para sacar información sobre las cartas que esconden: un pequeñísimo guiño, una pulsación imperceptible de la carótida, una mirada fugaz.

Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad, es una ley de propaganda con frecuencia atribuida al nazi Joseph Goebbels. Entre los psicólogos, esto se conoce como el efecto de la «ilusión de verdad.

Los resultados muestran que el efecto de ilusión de verdad funcionó con tanta fuerza para las cosas conocidas como para las desconocidas, lo que sugiere que el conocimiento previo no impedirá que la repetición cambie nuestros juicios de plausibilidad.

Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad es una frase que con frecuencia se atribuye al jefe de propaganda nazi Joseph Goebbels.

Los «buenos» mentirosos

Naturalmente, hay personas que son muy buenas para mentir y, en su larga carrera

Son sociópatas. Una personalidad de esas no tiene emociones humanas. No sienten amor, ni culpa, no siente compasión. No siente nada de eso. Curiosamente, únicamente son capaces de manifestar ira: «¡No me pongas nervioso! ¡Si me pones nervioso te voy a matar!»

Cuando la gente miente, tiende a no ser muy buena haciéndolo

El trastorno de personalidad antisocial (TPA), a veces llamado sociopatía, es una patología psiquiátrica. Las personas que la padecen no pueden adaptarse a las normas sociales, como son las leyes y los derechos individuales. Si bien puede ser detectada a partir de los 15 años de edad, se estima que los síntomas y características se desarrollan desde la adolescencia.

DETECTANDOLOS

El problema es la enorme variedad del comportamiento humano. Con la familiaridad, es posible que identifiques los tics de alguien cuando dice la verdad, pero otras personas actuarán de manera muy diferente: no hay un diccionario universal del lenguaje corporal

En el momento en el que mentimos y creemos que el otro ha creído nuestras palabras se produce una microexpresión conocida como ‘deleite engañoso’. Se trata de una sonrisa involuntaria que se produce ante el placer que nos produce una mentira exitosa.

Seguramente este será el signo que más fácilmente asociamos con la mentira, cuando nuestro interlocutor no es capaz de aguantarnos la mirada. Todo el mundo sabe que mentir está mal y evitar un contacto visual directo alivia la culpa.

Si detectamos que la persona que nos está hablando mantiene una afirmación muy rotunda, pero la acompaña de gestos dubitativos o que transmiten todo lo contrario, estás ante un mentiroso.

Un mentiroso ensaya sus mentiras para lograr un discurso fluido. Si te están contando una historia en estricto orden cronológico empieza a sospechar, puede que no sea una historia increíble sino simplemente sea mentira.

Otra clave para descubrir quién miente a través del lenguaje que utiliza es detectando la ausencia total de nombres y realiza todas las frases de manera muy impersonal, incluso evita mencionarse a si mismo en primera persona.

Si tu interlocutor te explica una historia fantástica, sonríe en los momentos oportunos y argumenta con todo lujo de detalles la historia seguramente te acabe pareciendo una historia un tanto artificial. Esta es también una buena pista de que lo que te están contando es mentira, así que huye de las personas que parezca que quieren venderte algo.

Un cuestionario para destapar el engaño

Hay una serie de principios conversacionales que deberían incrementar tus posibilidades de descubrir la mentira:

Usa preguntas abiertas. Esto obliga al mentiroso a ampliar su historia hasta que se ve atrapado en su propia red de engaños.

Utiliza el factor sorpresa. Los investigadores deben tratar de incrementar la «carga cognitiva» del mentiroso, por ejemplo, haciéndole preguntas que no anticipaba y que pueden resultar confusas, o pidiéndole que cuente un evento de atrás para adelante. Estas técnicas le hacen más difícil mantener su fachada.

Fíjate en los detalles pequeños y verificables. Si un pasajero dice que está en la Estación Retiro, pídele que te cuente cómo va de la casa al trabajo. Sin embargo, si encuentras una contradicción no entregues tu juego: en vez de corregirlo, es mejor permitirle al mentiroso que gane confianza mientras suelta más mentiras.

Observa los cambios en la confianza. Fíjate con cuidado en si el estilo del mentiroso potencial cambia cuando se lo desafía: un mentiroso puede mostrarse muy elocuente cuando se siente en control de la conversación, pero si su zona de confort se ve limitada, puede que se cierre.

El objetivo es lograr una conversación casual más que un interrogatorio intenso. Bajo esta presión suave, el mentiroso se descubrirá contradiciendo su propia historia o volviéndose obviamente evasivo o errático.

Facil
Su secreto era un simple truco conocido por los maestros en el arte de la persuasión: empezar la conversación preguntando cuán honesta es la persona.

Simplemente lograr que dijeran que decían la verdad los llevaba a ser más cándidos después. A la gente le gusta creer que es honesta, y esto los compromete a cooperar.

Incluso quienes no eran honestos tuvieron dificultades para fingir que estaban cooperando, así que en la mayoría de los casos podías ver quién estaba fingiendo.