Navidad, un día especial también para las personas de la tercera y la cuarta edad

La llegada de las fiestas de fin de año nos sensibiliza, de una u otra manera nos enfrentamos a balances, proyectamos deseos, nos miramos internamente. Esto lo hacemos a todas las edades, siendo jóvenes y también en la tercera edad. Pero, ¿cómo viven los ancianos esta época del año?

Como a casi todos, ellos pasan por estados anímicos que movilizan los aspectos afectivos; cada uno lo hará acorde a su personalidad de base, reaccionando con la tendencia que le es propia. Se ve sobre todo, en los estados melancólicos o nostálgicos, porque es un momento del año en que se resignifican pérdidas (si pasó por el fallecimiento de un hijo, quedó viudo o viuda, sus amigos ya no están) y también los vínculos, pues las disfuncionalidades familiares y las ausencias se sienten más.

Al proceso natural que cada uno desarrolle, se agregan las acciones de marketing de las empresas que apuntan a vivir unas fiestas sociales, a vivirlas en familia, y la realidad no siempre es así. En relación a su historia cada persona se confrontará con sus faltas. Otro pensamiento que las personas de la tercera y cuarta edad suelen tener, aunque muchas veces no lo expresan, es si ésta será su última Navidad. Por todo esto, quienes viven en instituciones especializadas para sus cuidados son acompañados muy de cerca por todo el equipo de profesionales.

Los ancianos se preocupan mucho por dónde y con quién pasarán las fiestas. Ellos se organizan y hasta contratan los remises que los llevarán de vuelta a la institución en caso de que estén allí internados. Para quienes es más difícil salir, se organizan cenas a las que asisten los familiares, pues para algunos casos sacarlos de sus rutinas no es aconsejable.

En las instituciones se realizan distintas actividades en relación a la Navidad y el fin de año, se hacen repasos, balances, se planea qué tienen ganas de hacer para el año próximo. Estas son fechas que no se pasan por alto, pero que tampoco se dramatizan. Siempre se trabaja la simbología, en estas y otras fiestas, porque eso ayuda a la persona a estar orientada temporalmente y también lo moviliza el mantener sus costumbres.

Algunos abuelos participan de talleres en los que confeccionan los regalos para sus familiares o hacen los centros de mesa para la cena del 24; otros organizan con una profesional salidas por el barrio para ir a comprar los obsequios.

Por Cecilia Millán, psicóloga institucional de Edificio Manantial, y Celia Paez, coordinadora del Area Social de Edificio Manantial (www.manantialghumano.com.ar).