Navidad y año nuevo: los regalos no son sólo cosas de chicos

Cuáles son las mejores opciones para agasajar a los adultos en fechas tan especiales.

Alrededor del arbolito navideño es todo ilusión: los chicos, confiados en la bondad de Papá Noel (o de los Reyes Magos, de acuerdo a la fecha, en cuyo caso toda la emoción se desarrollará alrededor de los zapatitos, del pasto ausente, del agua a medio tomar), esperan abrir el regalo de sus sueños. ¿Qué pasa con los adultos en esos momentos? ¿Acaso el mero hecho de haber cumplido años muchas veces nos inhibe de disfrutar de un bello presente de año nuevo? La respuesta es taxativa: no.

“Todos esperamos ser sorprendidos y agasajados”, dice Nadia Mastromauro, creadora de Un Pez Soluble (www.unpezsoluble.com.ar). “Es hermoso el ida y vuelta: regalar y también que te regalen”, aclara.

“Regalar es una forma de decir, de motivar, de atraer, de disfrutar, de compartir”, indica María Elena Barrandeguy, de Almacén Libre (almacenlibre.com.ar). “A veces se regala algo que a uno le gusta mucho, para despertar en otra persona la misma emoción; otras veces, para estimular; en el caso de nuestro sector, alimentos, para deleitar el paladar, para inspirar una nueva receta, para hacer más feliz un día gris, para compartir una experiencia placentera”, agrega.

Las opciones gourmet tienen un lugar privilegiado en las preferencias de los adultos. “Una picada siempre se recibe con alegría: es atractiva, deliciosa y para compartir”, afirma Gabriel Ponce, socio de Piccadely (www.piccadely.com.ar), especializada en este tipo de propuestas. “Lo ideal es que quien la adquiera conozca los gustos del agasajado, para que pueda enviar una tabla lo más precisa posible”. Pero las opciones no se acaban allí: cosas originales de bazar, plantas, perfumería, ropa y hasta juguetes… tecnológicos, claro.

Etiqueta y moño

La etiqueta de regalos en el mundo de los adultos es más flexible que entre los niños: no es necesario que la entrega del presente se haga específicamente en Navidad o en año nuevo. Puede realizarse durante la semana previa o incluso un poco antes. Preferentemente, nunca después. Las reuniones informales para despedir el año suelen ser un buen momento. En este sentido, Mastromauro agrega un consejo: “Llevar algo, aunque sea pequeño, para todos los asistentes, no sólo para los que invitan”.

Y no es imprescindible juntarse para que circulen los paquetes. “Si no pasamos navidad con algunas personas que queremos, podemos regalarles algo simbólico como un mini pan dulce o stollen, cookies navideñas, algo pequeño como para comunicar que son importantes para nosotros”, explica Graciela Süss, fundadora de Süss Cupcake Café (www.susscupcakecafe.com.ar).

Regalar es un acto gratificante. Tanto que hasta puede utilizarse como terapia. Romina Tirigay (MN: 40065), psicóloga del equipo de Manantial Grupo Humano (www.residenciamanantial.com.ar), cuenta que las personas que viven allí “preparan regalos para familiares, hechos por ellos o al menos con algún detalle de su producción, como un calendario con una foto, que suelen surgir de proyectos previos de arteterapia”.

En el caso de los regalos corporativos, debe elegirse algo que sea original, para que el receptor recuerde quién se lo envió, pero también útil: es común ver montones de piezas con nombres de empresas tiradas en los cajones, sin que nadie sepa para qué sirven. También, que transmita los valores de la empresa que regala (modernidad o tradición, innovación, espíritu alegre, o actitud responsable). “Deberá evaluarse bien el mensaje que transmite el regalo”, recomienda Barrandeguy.

Hay sensaciones que no se pueden perder, como ese cosquilleo en el estómago que se producía bajo las sábanas en la Nochebuena, cuando aguantábamos el sueño (que llegaría inevitable de todas formas) con la certeza de que esa vez, sí o sí, íbamos a poder sorprender a Papá Noel in fraganti, dejándonos aquello que habíamos anhelado durante tanto tiempo.