Por Néstor Braidot, Doctor en Ciencias, Máster en Psicobiología del Comportamiento y en Neurociencias Cognitivas (www.braidot.com)
La neurogénesis es el proceso mediante el cual se forman las células que componen el sistema nervioso central (neuronas y células gliales).
Durante la gestación, la velocidad de multiplicación de las células es sorprendente; por ejemplo, se calcula que entre el segundo y el tercer trimestre el cerebro crea aproximadamente 250.000 neuronas por minuto.
Durante la vida adulta, la formación de neuronas nuevas continúa, solo que en un grado mucho menor.
Esta expansión ha sido observada en el hipocampo (una estructura cru- cial para el aprendizaje y la memoria), el núcleo caudado y el bulbo olfatorio. Algunos especialistas, como Elizabeth Gould (de la Universidad de Princeton), creen que puede producirse en otras zonas del cerebro, como la neocorteza, el estriado, la amígdala y la sustancia negra.
La neurogénesis ha puesto en jaque algunos postulados de las neurociencias.
Por ejemplo, durante mucho tiempo se creyó que los seres humanos nacemos con una determinada cantidad de neuronas y que este número va disminuyendo a medida que el cerebro se deshace de las redes que no utiliza.
Las últimas investigaciones han comprobado que el sistema nervioso sigue generando nuevas neuronas y células gliales a lo largo de la vida, incluso en edades avanzadas (neurogénesis adulta), y que estos procesos (si bien se han observado en algunas zonas del cerebro, no en todas) pueden ser incentivados de manera muy simple, por ejemplo, mediante actividades aeróbicas, una nutrición adecuada y un correcto equilibrio entre las horas de sueño y vigilia, entre otros factores.
Ejemplos y casos
Durante una investigación realizada por Benedetta Leuner en los Estados Unidos (Instituto de Neurociencia de la Universidad de Princeton) se descubrió que la actividad sexual mejora los niveles de circulación corticoide y, además, provoca un aumento en la cantidad de neuronas en el hipocampo, que es una zona clave en la formación de la memoria y la ubicación espacial.
Si bien esta investigación se realizó en ratones, las conclusiones pueden extrapolarse a los seres humanos; de hecho, que estos animales sean tan utilizados por la neurociencia se debe a que nuestro cerebro tiene muchos rasgos en común con el de ellos.
Por ejemplo, se ha observado que los ratones que producen (mediante ejercicios físicos) mayor cantidad de un neurotransmisor, la serotonina, incrementan la proliferación celular en algunas zonas del hipocampo. Al extrapolar el caso a los seres humanos se observó lo mismo. Varias investigaciones confirmaron que el ejercicio físico favorece la neurogénesis, incluso en edades avanzadas.
Un equipo de investigadores alemanes en el que se destaca Julia Freund (especialista en neuroplasticidad y neurogénesis) llegó a la conclusión, luego de estudiar el comportamiento de ratones genéticamente idénticos durante tres meses, de que las diferencias en la conducta se relacionan con la neurogénesis del hipocampo.
En términos de estos investigadores, “el medio ambiente esculpe el cerebro”, y concluyen en que nos convertimos en quienes somos según cómo vivimos nuestra vida (“The ways in which living our lives makes us who we are”).
También ha sido observado que, además de neuronas nuevas, el cerebro genera nuevas células gliales. Dado que estas células están comprometidas en el procesamiento de la información (además de actuar como soporte de las neuronas), tienen un rol muy importante en la neuroplasticidad.
Un grupo de investigadores suecos (Instituto Karolinska de Estocolmo), estudiando el caso en seres humanos, estimó que en el hipocampo se generan aproximadamente 1.400 neuronas nuevas por día, y que este ritmo decrece levemente con la edad.
La tasa de neurogénesis (que es similar en hombres y mujeres) es mucho mayor que la que se había estimado hasta el presente. En comparación con lo observado en ratones (que casi siempre son el punto de partida de la mayoría de los experimentos que se extrapolan a nuestra especie), la neurogénesis declina en forma mucho más lenta en los humanos.
A esta misma conclusión se llegó luego de estudiar cerebros de personas que tenían hasta 92 años de edad.
En síntesis:
• La neurogenésis y la plasticidad tienen un rol fundamental en el desarrollo cerebral.
• No solo las conexiones entre neuronas están modificándose constantemente según cómo utilicemos el cerebro (neuroplasticidad); muchas actividades favorecen la generación de nuevas neuronas (neurogénesis).
• El conocimiento profundo de ambos fenómenos favorece el diseño de herramientas que permiten a los seres humanos tomar el control de sus procesos neuronales.
Todos podemos hacerlo
Las últimas investigaciones aportan información sumamente valiosa no solo para tener un cerebro sano, ágil y activo, sino también para que los seres humanos podamos autoliderar nuestro propio desarrollo.
En principio, le propongo que recuerde, que “fije” lo siguiente:
Todas las personas sanas están en condiciones de autoliderar no solo la calidad de funcionamiento de su cerebro, haciéndolo más ágil, más veloz, más inteligente.
También pueden liderar su morfología, favoreciendo el desarrollo de procesos de neurogénesis y promoviendo, a su vez, el establecimiento de más y mejores conexiones entre neuronas.
A continuación hallará 10 tips que lo ayudarán a alcanzar este objetivo; todos ellos están avalados por investigaciones científicas cuyo desarrollo haría demasiado extenso este capítulo. Si desea profundizar sobre el tema puede leer mi libro Cómo funciona tu cerebro, publicado por Editorial Planeta (España, 2013), en el que encontrará varias pistas no solo para desarrollar sus capacidades, sino también para obtener una mejor calidad de vida.
• Practicar deportes o actividades aeróbicas. Sus efectos positivos para el cerebro, tanto en neuroplasticidad como en neurogénesis, han sido corroborados por numerosas investigaciones.
• Seleccionar los alimentos que no son buenos para el cerebro y comer menos cantidad (con ayuda de un especialista en nutrición).
• Revisar los hábitos cotidianos: dormir bien y descansar. Evitar por completo el cigarrillo y las drogas, consumir alcohol moderadamente.
• Viajar, conocer nuevos lugares y personas.
• Evitar la rutina: ir del trabajo a casa y de casa al trabajo es dañino para el cerebro. La diversidad favorece la neuroplasticidad.
• Incorporar el gimnasio cerebral: el desarrollo neurocognitivo y emocional está al alcance de todos.
• Disminuir el estrés. Realizar los cambios necesarios para evitar situaciones estresantes o minimizar sus efectos.
• Vivir acompañado, ampliar las relaciones sociales y evitar las relaciones interpersonales tóxicas.
• Aprender cosas nuevas en todas las etapas de nuestra existencia.
• Reírse, disfrutar de las pequeñas cosas. Otorgarle a la diversión y el placer el lugar que merecen en la vida.