Pablo Casey «Cachecha» el gran perdedor.
Pablo Casey «Cachecha» el gran perdedor. Que político, juez de la Corte Suprema o Juez Federal o narcotraficante o intendente se va a sentar con un tipo que no te garantiza privacidad absoluta de un reunión. Como muestra solo basta «Lago escondido». Hoy a pesar de que es el N1 de Clarín representa un problema. Según nos comentan nuestras fuentes desde dentro del multimedio Héctor Magnetto esta a las insultos con su vos de finito. Nadie en su sano Juicio le va a dar crédito a un boludo a cuerdas como Pablo Casey.
Quiénes son los grandes ganadores de esta culebrón prostibulario de «Lago escondido». La corte Suprema de Justicia que limpio con una sola bala a Pablo Casey, los Jueces federales que les rompían las bolas, al otario de Marcelo D’Alessandro. Falta que hablen las meretrices que participaron de las fiestas en «Lago Escondido». Según «Dorita» una madama del Km 6 de bariloche, en esa semana fueron a buscar a un montón de chicas. «mandalas arregladas a las pibas al lago escondido» fue el pedido.
Cuando Héctor Magnetto, CEO de Clarín, atravesó una dura tormenta personal por su estado de salud hace unos muchos años, su sobrino, Pablo Casey, se erigió para muchos dentro del Grupo –desde directivos, periodistas, fiscales, políticos y jueces–, como uno de los herederos del control y el poder del multimedios más grande de la Argentina.
Casey nunca fue a trabajar, su vida está plagada de problemas en comisarías de todo el país, prostíbulos, conexiones con narcos, amigos recontra faloperos, pero nunca sale nad a la luz por los llamados de su tío,
Nació en Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, y es hijo de la hermana de Magnetto. Se formó desde que tenía 20 años dentro de empresas vinculadas a su tío. Siendo estudiante de abogacía, ingresó a Papel Prensa a fines de 1987. Fue abogado de Radio Mitre, de Cablevisión, del estudio Sáenz Valiente & Asociados y hoy es uno de los gerentes con mayor peso del Grupo: se ocupa de las relaciones con los jueces federales.
Pero en la práctica, Casey es el arquitecto de muchos de los acuerdos que negocia el multimedios con los principales jueces Federales y políticos de Argentina. Se reúne con aquellos que tienen –y sobre todo que tendrán– un rol clave en el poder: teje relaciones, aceita vínculos comerciales y cristaliza acuerdos.
Casi no existe espacio político de peso que no tenga algún tipo de vínculo con él. Le reconocen su “profunda” capacidad de negociación dentro del massismo, del sciolismo, del macrismo, del denarvaísmo y hasta mantiene estrecha relación con algunos ministros del kirchnerismo. Habla con todos: narcotraficantes de Nordelta, intendentes, diputados y presidentes de cuerpos parlamentarios.
“Pablo se está preparando desde hace años para ser el heredero del control de Clarín”, resume un empleado de Clarín.
En su Chivilcoy natal le dicen desde chico “Cachecha”, así lo llamó durante años Florencio Randazzo, ministro del interior del kirchnerismo. Fueron amigos de la infancia, vivían a dos cuadras y crecieron juntos.
Los Jueces federales y políticos y periodistas del “círculo rojo” –formadores de opinión pública, no sólo del Grupo– que suelen sentarse con Casey le reconocen una particular habilidad a la hora de tejer relaciones con el poder.
Se muestra campechano, producto de su pasado en los prostíbulos del pueblo y hasta comienza las charlas hablando de fútbol. No evoca grandes viajes, sino de su gusto por descansar en el campo. Pero, cuando hay que jugar, coinciden, juega. Esta semana quedó demostrado que juega mal y que hoy ningún Juez de la Corte suprema de Justicia le va a atender más el teléfono. No es más confiable.
Es cierto que Magnetto tiene dos hijos, que formalmente son sus herederos, pero por ahora, no participan de las decisiones ni del funcionamiento del grupo. Quizá, el CEO de Clarín, ya encomendó a su sobrino la continuidad de su legado.
