El Palacio Errázuriz Alvear de Palermo

En esta ocasión vamos a volcar nuestra atención en un edificio histórico del barrio de Palermo en la Ciudad de Buenos Aires. Diseñado en 1911 por un arquitecto que nunca estuvo en Argentina, este maravilloso palacio es el hogar de la la Academia Argentina de las Letras, la Academia Nacional de Bellas Artes y también operan los museos nacionales de Arte Decorativo y Arte Oriental.

Es gracias a estos hechos que el Palacio Errázuriz Alverar es la única mansión de estilo francés de Buenos Aires visitable por el público en general, sin siquiera costo alguno. Para hacerlo solo hay que ir a Avenida del Libertador 1902. Cabe aclarar que al día de la fecha, hay que hacer reserva previa por motivos que ya conocemos.

Perfecto, con esa introducción hecha, ya nos encontramos en un buen momento para recordar que, desde Palermonline, las y los invitamos a participar de la nota. Sea con información adicional que hayamos pasado de largo, una rectificación, una devolución u opinión o una anécdota; todo será agradecidamente receptado. Las participaciones de nuestras lectoras y lectores son fundamentales para conocer el camino a seguir. En Palermonline podés participar de las notas.

Construcción del Palacio Errázuriz Alvear

Las obras de este deslumbrante palacio comenzaron en 1910 y, como dije al inicio, fue diseñado en 1911 por René Sergent. A pesar de que Sergent diseñó varios edificios para la Ciudad de Buenos Aires, nunca visitó nuestro país. Construido para el diplomático chileno Matías Errázuriz y su esposa Josefina de Alvear, el proceso se extendió en el tiempo debido a la escasez que generó la Primera Guerra Mundial. Más aún si se tiene en cuenta que se había tomado la decisión de importar materiales y mano de obra de Europa.

En esta dirección, el Palacio Errázuriz Alvear se inauguró el 18 de septiembre de 1918, con una gran fiesta que incluyó a la integralidad de ambas familias. Tanto la dirección de obra como el seguimiento del proyecto estuvieron bajo la directa responsabilidad de los admirados arquitectos e ingenieros Pablo Hary y Eduardo Lanus. Los más reconocidos diseñadores y decoradores europeos de la Belle Époque, como André Carlhian, Josep Luis Sert, George Hoentschel, George Nelson y el paisajista Achille Duchéne trabajaron y crearon las distintas salas y espacios de este palacio.

Estilo del Palacio Errázuriz Alvear

El estilo de este palacio declarado Monumento histórico – artístico nacional es de inspiración francesa. Es de cuatro plantas e ideado conforme al formato de «grand hôtel particulier». Sergent dio un tanto de autonomía a las fachadas, e integró los jardines, diseñados por el paisajista Achille Duchêne, a las áreas públicas de la casa, a la manera de salones exteriores. Este y otro detalle se deben a que Sergent tuvo que adaptar el ya mentado formato al terreno disponible; un tanto pequeño para una residencia.

Así es como también el cour d’honneur (o entrada de honor) está fusionado con el jardín de la casa. El interior del palacio sigue, predominantemente, el estilo de Luis XVI. En el vestíbulo se logró colocando entre la decoración pilastras dóricas, arcos y cornisas que sostienen el cielorraso abovedado y con casetones, todo realizado con un acabado en «piedra París». Dos quimeras de origen español talladas en piedra del siglo XVI vigilan el acceso a la residencia.

El palacio

En verdad, es imposible nombrar y describir la inmensidad de detalles que este lugar posee; menos reproducir con palabras su majestuosidad. Como una de las mansiones más elegantes de la ciudad de Buenos Aires y el museo de arte decorativo más importante de Latinoamérica, es claro que no le hago ni sombra a la experiencia de ir.

Allí se expone un patrimonio inigualable de donaciones, con tapices, pinturas, esculturas, adornos y muebles originales de la casa, firmados por algunos de los más importantes ebanistas europeos del siglo XVIII. Es una de las pocas casas-museo que conserva la coherencia entre su construcción y las colecciones que alberga. Es testimonio de un mundo, una estética y una forma de vida únicos e irrepetibles.