Para chuparse los dedos hay que tener con qué

Por Flavia Tomaello, flaviatomaello.blog, Instagram @flavia.tomaello

La vuelta a los orígenes alimentarios puede ser un viaje de ida. Pero no basta la buena idea de abandonar los cubiertos por un rato. La sustancia pesa más que el concepto… y, en ocasiones, se logra.

Plaza Armenia, en Palermo, se ha vuelto un clásico. Para porteños y viajeros es el pulmón sobre el que se teje la zona de diseño tradicional de la ciudad. Con la mágica combinación de arquitectura profunda y estética emergente, la zona brinda todo lo que se puede pedir en un día de esparcimiento: tour de compras, pulmón verde, calles aptas para camintas, diseño soprendente y, claro, gastronomía.

Allí es donde Diggs, con propuesta de streetfood, que incluye hotdogs caseros, ribs y hamburguesas gourmet caseras, se desparrama sobre una parte de la circunsferencia de la plaza y toma la calle para desplegar riqueza gastromómica al paso, con calidad.
El primer impacto llega de la mano de la arquitectura. El ingreso es amplio, abierto, vitrinea hacia la plaza y el verde se extiende en su deck exterior, en un interesante juego de dentro fuera.
La estética industrial con toques de comic penetra la manzana, y justo en su corazón trepa al primer piso, desde donde la terraza se abre cual casa particular en una serie de livings, ideales para disfrutar el aire libre, el paisaje del barrio y el sol.
El metegol se ha convertido en un atractivo aparte, torneos incluidos.
El salón principal exhibe un canvas del artista Santiago ¨Cabaio¨ Spirito, quien plasmó ilustraciones en torno al ¨manifesto¨ de comida callejera.

A comer se ha dicho

Luego de la seducción del espacio, necesariamente debe llegar la confirmación culinaria. Y lo logra para los que buscan calidad en este tipo de comidas. Cuenta con una carta cuya premisa principal es comer con las manos y se caracteriza por preparaciones realizadas con técnicas al vacío y tiempos de cocción particulares a cargo de su chef estrella Dante Franco, quien comenzó su carrera formándose en el Restaurante La Perdiz de Dolli Irigoyen, para luego seguir en la Hacienda Benazuza de Ferrán Adriá en Sevilla, y realizando stagesen distintos restaurantes de Latinoamérica y los EE. UU.
Los Hot Dogs (con salchicas gourmet propias) y las Ribs (cocidas al vacío con toque de parilla para ser servidas) son clásicos, con propuestas frescas y gran factura. Pero nada queda allí. La innovación inquieta de Franco pasa por los sándwiches de bondiola con salsa barbacoa casera, cebolla caramelizada y pepinillos o el sándwich de pulled pork con salsa barbacoa casera, coleslaw y pickles de cebolla morada caseros, ambos cocidos durante 12 horas al vacío, terminadas en la parrilla.
Las hamburguesas son medallones artesanales de carne vacuna 100% roast beef, entre panes caseros tipo brioche elaborados al vacío. Imposible pasar por alto la Volcano con muzzarella, salchicha tipo italiana casera, salsa de tomates picante y cebollas caramelizadas o la Texana en pan brioche con 160 g de pulled pork, queso cheddar, coleslaw casero y pickles de cebolla morada.
La idea de la comida sin cubiertos resulta pintoresca si se piensa en la riqueza en el detalle que culinariamente se la ha sumado a la propuesta. El concepto -término tan buscado hoy para definir un proyecto gastronómico- se logra en este caso, aunando un cúmulo de toques que arman un conjunto armónico y divertido.