«Para leerte mejor» se abre la Feria del Libro Infantil

Concentrado en su lectura, el Lobo Feroz ya no le presta atención a Caperucita que lo persigue sin éxito, así lo muestra el logo de la 22 edición de la Feria del Libro Infantil y Juvenil que, bajo el lema «Para leerte mejor», abrió sus puertas en el Centro de Exposiciones de la Ciudad de Buenos Aires.

Apenas ingresar al galpón que este año cuenta con el doble de extensión (14.200 m2), «para que visitar la feria sea un paseo real y no un embotellamiento de paseantes», dice a Télam su directora, Gabriela Adamo, clowns de medias rayadas, música, cuentacuentos y escaparates repletos de libros reciben a los visitantes.

Superando a Caperucita, que vuelve a perder la atención del Lobo ensimismado detrás del gran libro que puso en sus manos Nora Hill -ganadora del concurso de logotipos convocado por la fundación organizadora El Libro- dragones, elfos, enanos y hadas copan la escena.

El reconocido dibujante Ciruelo, argentino residente en Barcelona, visita por primera vez la feria infantil de Buenos Aires y lo hace con un emprendimiento independiente junto a su familia y amigos editores, en un stand que reúne diarios de viaje, pósteres, ediciones de lujo, novelas como «Hadas y dragones» y su última producción, «Infinitivo interior».

Avanzando, los dinosaurios le ganan terreno a los dragones, y así dos huevos jurásicos gigantes marcan territorio a la entrada del Aula 365 de Speedy.

Un cortometraje en 3D sorprende a los que se aventuran dentro y, más atrás, un dinosaurio «Baryonix» a los más pequeños. En tamaño real mueve su cola, sus pezuñas afiladas y fauces con «dientes de iguana» que dieron origen a su nombre, mientras los niños se miran en una pantalla que reproduce la escena con ellos dentro.

Aunque fantasy, clásicos literarios y dibujantes locales parecen haber tomado el predio de Figueroa Alcorta y Pueyrredón: tres exposiciones lo confirman al fondo, con más de cien creadores reunidos por el Foro Argentino de Ilustradores que reproducen escenas de los hermanos Grimm y cuentos de Charles Dickens, especialmente homenajeados para la ocasión.

Hasta el Martín Fierro cuenta con representaciones, esta vez de la mano del Museo del Dibujo y la Ilustración MUDI, que recaló en la feria de Buenos Aires con una muestra que obras de los últimos 140 años realizadas por Carlos Alonso, Adolfo Bellocq y Aída Carballo entre otros dibujantes y grabadistas.

«La feria es una caja de sorpresas -señala Adamo-, son tan variados los intereses de sus participantes que cada día vas descubriendo cómo un editor, un tallerista, alguien del espectáculo imaginó por su cuenta el acercamiento al libro».

Mientras algunos niños comparten hábitat con los dinosaurios que luego encuentran en variadísimas ediciones y formatos, otros juegan a comprar con su propio dinero los volúmenes que ofrece en su stand el Banco Central, al final de un recorrido que incluye la apertura de una cuenta corriente, enfrentar un cajero automático y retirar dinero por caja.

En esas otras formas de relacionarse con los libros y la lectura están lo que prefieren las témperas y lápices de los talleres de arte que también tienen su correlato en heterogéneas producciones; o los que se instalan en los talleres de ciencia para experimentar con las leyes de la física.

A lo que se suman el festival de historieta, la ronda de coros, la fiesta de disfraces Cosplay y la visita de Paula Bombara, Ema Wolf y Leonardo Oyola entre otros escritores.

«Esperamos unas 350.000 personas, las mismas que en 2011 pero mejor distribuidas», cuenta Adamo sobre el encuentro librero y editorial que este año «tiene plazas, zonas de descanso, pasillos más anchos y talleres más grandes para que los chicos no queden haciendo la cola sin poder entrar».

«Todos los años organizamos esta feria haciendo más magia y más números -ironiza-, pero como nuestro objetivo es promocionar el libro y la lectura está muy bien que así sea (se refiere a que va a pérdida, subsidiada con la ganancia de la FIL Buenos Aires), porque su rol es fundamental».

«Acá estamos formando a los lectores del futuro y si no lo hacemos ahora, que son niños, después será mucho más difícil inocular el hábito de la lectura, no ya el de comprar libros, que es otra cosa», concluye.

La Feria del Libro Infantil y Juvenil podrá visitarse durante las próximas tres semanas, hasta el 13 de julio de 9 a 18; de lunes a viernes, del 14 al 28 de julio, de 11 a 20; y los fines de semana a partir de las 14.

Los menores de 18 años, jubilados, docentes, discapacitados y pensionados contarán con entrada gratuita, siempre que presenten el correspondiente carné, mientras que el resto deberá pagar un ingreso de 25 pesos.