Mientras en Uruguay se discute en la calle y en el Parlamento la legalización de la marihuana, se desarrolló por vez primera un torneo que premia a la mejor planta de cannabis. Así, en la llamada Copa Cannábica, que se celebró en una casona del barrio Prado de Montevideo, compitieron un total de 72 muestras.
Algo más de 300 personas participaron en el concurso donde un argentino, apodado ‘Chirry’, fue el ganador en la categoría internacional. Laura Blanco, cara visible de la organización y presidenta de la Asociación de Estudios Cannábicos del Uruguay declaró que «no estamos haciendo nada ilegal aunque esté prohibido redistribuir y repartir sustancias. Esto es consumo colectivo, algo que nuestra Corte Suprema ya avaló».
¿Qué se evaluó? El jurado, especialista en cannabis, examina la presentación, olores, gustos y efectos. Pero, obviamente, no es lo único que sucede durante el día de disputa de la Copa Cannábica.
También se intercambiaron conocimientos, humus y preparados orgánicos para combatir las plagas que afectan a las plantas. Se presentaron webs y revistas impresas especializadas en el tema y se vendieron objetos alusivos al cannabis, desde un buzo hasta un pequeño adminículo para fumar tranquilo.
Sentados al aire libre en el patio de la casa, los participantes de la 1ª Copa Cannábica prometieron más ediciones mientras degustaban muestras munidos de una lapicera, un papel de puntuación, semillas y paquetes de seda. Se cataron las flores al son del café, mate, té y hasta bizcochos en un ambiente distendido y cordial.
Como antecedente, la Copa Cannábica tiene ya 11 años de historia en Argentina y ahora Uruguay se convierte en el segundo escenario que la celebra. En ambos ‘torneos’ se reclama un autocultivo legal, mientras se lo autocataloga como un «acto de desobediencia civil».
