MALBA

Proyectan «Zazie en el metro» en el Malba para celebrar la publicación de Queneau en la Argentina

Proyectan «Zazie en el metro» en el Malba para celebrar la publicación de Queneau en la Argentina

Para celebrar la publicación y traducción en la Argentina de la novela de culto del escritor francés Raymond Queneau, «Zazie en el metro», el miércoles 1 de febrero proyectarán en el auditorio del Malba la película de Louis Malle basada en la obra y, después, habrá una conversación y un cóctel en la terraza del museo.

Organizado por Ediciones Godot -el sello que publicó la novela-, el Instituto Francés en Argentina y Malba Literatura, con el apoyo de La Fuerza y Santa Rosa, la actividad -que será a las 19 y con entrada gratuita- apunta a divulgar el gran éxito de Queneau.

Hay una pregunta que mantiene al lector en vilo durante todo el libro: ¿conseguirá Zazie tomarse el metro? Mientras aguarda la respuesta, la niña invita al lector a un paseo por París, desde la colina de Montmartre hasta los pies de la Torre Eiffel, en compañía de una galería de personajes, a cada cual más loco, desde un pillo con muchas caras hasta un tío con tutú.

Los paseos que dan marco a la novela no serían nada sin la escritura por momentos inconexa de Queneau: encadena juegos de palabras y rompe por completo las reglas ortográficas y gramaticales, en un lenguaje plagado de invenciones y giros idiomáticos, que hicieron que el trabajo de traducción, a cargo de Ariel Dilon, fuera un desafío porque se encomendó mantener y respetar las decisiones del autor.

«Zazie en el metro», fue la novela que hizo más conocido al Queneau. Fue publicada en 1959. Ese mismo año, Olivier Hussenot la adaptó al teatro y en 1960 Louis Malle la llevó al cine. Queneau murió el 25 de octubre de 1976, en París.

La película de Malle, filmada en 1960, no encaja ni se corresponde directamente con las teorías autorales de la Nouvelle Vague, pero ejemplifica algunas de las características del movimiento, como el uso de la luz natural y el rodaje en exteriores, lo que le valió a Malle una muy entusiasta carta de Truffaut.