Re-descubrir la vocación a cualquier edad

Acercarnos a fin de año puede ser el momento indicado para “dar vuelta la página” y proyectar un nuevo camino laboral. La vocación tiene que ver con el ser, y por lo tanto con lo que uno tiene que hacer para desplegar su propio yo. No se trata simplemente de elegir una carrera o una actividad profesional, sino de reconocer también aquellas características que nos distinguen y los rasgos que nos definen muy especialmente.

En la actualidad contamos con un conjunto amplio de posibilidades laborales e innumerables tecnicaturas, licenciaturas y posgrados. Frente a la multiplicidad de propuestas podemos paralizarlos por miedo a elegir y equivocarnos, o avanzar confiados en que podremos ir diseñando (y re-diseñando) el camino. Lo importante es ser fieles a nuestras capacidades e intereses y proceder con apertura y flexibilidad hacia las circunstancias y una actitud de aprendizaje continuo.

Vamos armando camino al andar y la identidad es más amplia que la dimensión laboral. Por lo tanto, debemos mirarnos, valorarnos y aceptarnos para buscar qué escenario nos permitirá desplegar nuestros talentos con mayor plenitud en cada etapa de la vida.

“Muchos jóvenes empiezan a reconocer sus sueños al terminar el colegio secundario, otros más temprano y ante la pregunta ¨qué vas a hacer cuando seas grande¨ y varios frente a alguna crisis vocacional o incluso un despido. Lo cierto es que siempre es un buen momento para conectarnos con nuestros sueños, porque soñar, proyectar y reflexionar son algunas de las acciones que nos distinguen como humanos”, explica Adriana Canga, psicoterapeuta y Directora de la Consultora de 100% Vos mismo.

“Plantearnos quiénes somos y qué queremos para nuestra vida (o para este momento de nuestra vida) nos permite poner en perspectiva algunas cosas, valorarnos y generar acciones para lograr aquello que deseamos”, amplía la especialista.

Dicen que las metas son sueños con fecha de vencimiento, es decir, planes concretos que permiten plasmar nuestros ideales y proyectos y formas de proceder y aprender ante los posibles errores. Muchas veces equiparamos la carrera profesional con una competencia por la velocidad en obtener un mejor puesto de trabajo y más cifras en el sueldo a fin de mes. Plantearlo en términos binarios: estoy o no estoy donde quisiera estar puede anular nuestras posibilidades de acción y generar una sensación de vacío y frustración. Este estado puede deberse a que separamos el trabajo, como el lado serio de la vida, de aquellas acciones que nos generan placer y plenitud, como por ejemplo los hobbies.

Es importante reconocer qué queremos lograr: dinero, flexibilidad, realización. La definición de éxito es muy personal, pero vale la pena preguntarnos qué significa para nosotros y qué medidas o acciones concretas podemos adoptar para alcanzarlo. Suele ser más fácil plantearnos dónde queremos estar o qué ansiamos obtener, que poner la energía en salir de aquello que buscamos evitar. Es decir, debemos identificar quiénes somos y qué aspiramos alcanzar porque si tenemos claro nuestras fortalezas y objetivos, podremos tardar más o menos tiempo en concretarlos, pero estaremos avanzando en la dirección de nuestros sueños.

“El secreto para armar un proyecto laboral que nos genere bienestar y satisfacción es incorporar a nuestro título y experiencia, aquellos aspectos o capacidades que dejamos del lado de los hobbies o que solo usamos en nuestro tiempo libre. Somos una unidad, e integrar las dimensiones del placer y del deber nos permitirá reflejar aquellos rasgos que nos hacen únicos, logrando sentirnos más felices y comprometidos”, definen desde la consultora.

Para eso, algunas sugerencias del equipo de especialistas son:

1. Tomá conciencia de tus fortalezas: Podés armar un listado de aquellas cosas que lograste en tu vida. Podés incluir grandes éxitos, pequeñas cosas de todos los días, o aprendizajes que generaste a partir de algún error o caída.

2. Identificá las cosas que te interesan: Armá un listado de tus gustos. No lo restrinjas a lo laboral ni dejes nada de lado. Anotá desde lo más simple a lo más sofisticado. También incluí aquellas cosas que te llaman la atención y que te divertiría probar. Pueden ser actividades que nunca hayas hecho, algo que te comentó una amiga o que leíste en algún momento.

3. Establecé prioridades y armá un plan de acción: Para plasmar tus sueños es importante organizarte. ¿Con qué recursos contás? ¿qué plazos vas a establecer? ¿si el plan A falla, qué hacer? Por ejemplo, reconocé tus contactos y cómo los vas a gestionar (¿qué decirles, en qué momento, por teléfono, mail, personalmente?)

A su vez, generar una práctica o un acercamiento mayor a aquello que querés lograr pueda ayudarte a ajustar expectativas y a evitar caer en idealizaciones.

Acerca de AGC Consultora – www.agcconsultora.com.ar
Ubicada en la zona de Pilar, Buenos Aires, AGC Consultora vocacional y empresarial desarrolla desde hace años servicios de Coaching Vocacional, Pedagógico, Profesional y Organizacional; y Gestión y Consultoría empresarial.
Las exigencias del mundo laboral son diferentes en la actualidad y las propuestas de orientación y acompañamiento utilizadas hasta ahora no logran abordar la complejidad que hoy supone generar un proyecto de vida plena. Por eso, AGC Consultora nació y se desarrolló con la mirada puesta en conjugar intereses, aptitudes y oportunidades de las personas.
Directoras del equipo de AGC Consultora:
Lic. Adriana Canga: Psicoterapeuta – Consultora – Capacitadora
Lic. Lucila Dotto: Psicóloga – Consultora – Coordinadora