Roban y torturan al dueño de una joyería en Palermo en Güemes al 4000

Muchos logros de la Ministra de Seguridad Nílda Garré y su lamentable cadena de sin mandos.

Dos delincuentes lo torturaron y se fueron luego de robarle $8000.
Dos delincuentes ingresaron al local con botellas de cerveza vacías y se las rompieron en la cabeza al joyero.
Luego usaron los vidrios rotos para cortarle la cara y se llevaron toda la recaudación.

Un joyero fue asaltado por dos delincuentes que, luego de pegarle un botellazo en la cabeza, le realizaron cortes en el rostro con los trozos de vidrio del envase y le robaron dinero y mercadería.

El hecho ocurrió en el local que se encuentra en Güemes al 4000, del barrio porteño de Palermo y los delincuentes tendrían entre 20 y 25 años..

Testigos del hecho contaron que los delincuentes entraron y directamente se acercaron al mostrador cuando no había clientes en el lugar. Ante la sorpresa del dueño, le pegaron un botellazo en la cabeza y luego usaron los vidrios rotos para cortarle la cara.

Luego de torturarlo, robaron la recaudación de la caja y joyas que estaban en exposición. Se dieron a la fuga en una moto.

Tras el asalto, el comerciante fue auxiliado por los empleados de una farmacia cercana al lugar y luego asistido por médicos del SAME, tras lo cual fue hospitalizado, aunque se encontraba fuera de peligro.

“Entraron directamente y me pegaron un botellazo en la cabeza. Hay muchas cosas que no me acuerdo y me agradezco estar vivo”, relató la víctima. “Me queda la sensación de impotencia de no saber q hacer. Tengo dos hijas y al llegar a mi casa me preguntaron qué me había pasado y no supe qué decirles”.

“Cuando me empezaron a cortar el cuello me asuste, porque si me tocaban una vena no la contaba. Temí por mi vida. Asi que tengo que dar gracias que no me pasó nada grave”, amplió Guido.

Ante la consulta de una posible clienta cómplice del delito, el joyero explicó: “Una mujer había entrado minutos antes para pedirme unos aritos de oro. No se si era parte de la banda o los ladrones vieron de donde los saqué, pero apenas entraron fueron directamente hacia el lugar donde estaban guardados. Por suerte encontraron lo que querían y se fueron rápido”.

Finalmente, Guido se refirió a su continuidad en el rubro: “Hay clientes con los que uno tiene que cumplir, uno tiene que vivir, pagar cosas, comer todos los días y no queda otra”.