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Sebastián Ortega a Marcelo Tinelli: «Los que entran por la ventana no son bienvenidos». Ser cornudo es fácil… ¡lo duro es que se enteren los demás!

De la persona cuya pareja sentimental mantiene relaciones sexuales con otra persona. Ser cornudo es fácil… ¡lo duro es que se enteren los demás!

El productor negó que Telefe haya ido a buscar a Marcelo y anticipó que tampoco estará en El Trece.
«El prime está cerrado, y el canal está con mucha ansiedad esperando el producto», dijo sobre su nueva ficción con Diego Torres como protagonista.

Sebastián Ortega confirmó que está cerrada la grilla de Telefe y aseguró que el canal “no fue a buscar a Marcelo” Tinelli. El productor de Underground está enemistado públicamente con el conductor luego de que oficializara su relación con Guillermina Valdes, su ex y madre de sus tres hijos que ya no oculta su amor por el dueño de Ideas del Sur.

Ante las cámaras de Más Viviana, Ortega dijo sobre «Vecinos en Guerra» que «el prime está cerrado, y el canal está con mucha ansiedad esperando el producto». Agregó que su horario “es el mismo del año pasado”.

El hijo de Palito Ortega confirmó que «el canal no fue a buscar a Marcelo. En casa le abrimos la puerta a todos los que invitamos, los que entran por la ventana no son bienvenidos».

Como si fuera poco, sostuvo: «Puedo asegurar que al Trece tampoco vuelve, tiene las puertas cerradas». También se le consultó ante un posible pase de Marcelo a Telefe, qué relación tendría con el novio actual de su ex. «Amigos, nunca. No tomaría un café nunca más con él, pero no tengo ningún problema en compartir el canal», sentenció.

Ante todo, Sebastián no dejó la ironía de lado y destacó: «Que compre un canal, que vaya a la AFA o que haga lo que quiera. Yo sólo quiero hacer televisión y que la gente lo compre o lo deje». Además, le envió otra indirecta al conductor de Showmatch: «La ficción es siempre una lotería, no es igual que hacer el mismo programa todos los años».

Sobre su relación actual con su ex mujer, Guillermina Valdés, destacó: «Ella dice que tenemos una excelente relación pero no hablamos desde mitad del año pasado. No sé a qué tipo de relación se refiere. Es la madre de mis hijos y nos comunicamos a través de terceros». Así, dejó en claro que sólo los une un vínculo paternal.


CORNUDOS ERAN LOS DE ANTES.

Tener que avisar a un amigo que es un recontra cornudo es una de las situaciones más difíciles en que nos puede poner la vida. Entre minas el asunto no es un drama, ya que la mujer, en general, goza de avisar a su amiga de que vio a su marido cogiéndose de parado a una pelirroja en el baldío de la otra cuadra, pero entre hombres es otra cosa.

Es de recontraputo encarar al compinche y decirle: «Rick, a tu jermu se la están enhebrando todos los banderilleros del ferrocarril». No, no está bien eso. Entonces, hay que buscar otros modos de que el otro vea la realidad.

El método de servir el hallazgo. Es uno de los más eficaces, pero también de los más inaccesibles, ya que exige tener un puntilloso conocimiento de los movimientos de la atorranta con su amante. Si ella está en un bar con él, franeleándose bajo la mesa y comiéndose las bocas, hay que invitar al amigo a ir a tomar algo ahí. Por supuesto que al entrar, uno debe simular total sorpresa, y quedar paralizado diciendo: «Pero…¿qué demoños?¿Que aqueia no es Sonia?».

En casos de cornudos extremadamente pelotudos, conviene no dejar todo a interpretación del corneta. En estos casos, al entrar al bar, conviene decir: «Pero…¿qué demoños?¿Que aqueia que está toqueteando la garompa del gordito reboludo, y que tiene cara de estar a punto de petearlo a él, al mozo y a los de las cuatro mesas vecinas, no es Sonia?»

La inducción al análisis y la sospecha. Requiere menos conocimiento de la guampeación de la atorranta, pero hace falta tener cierta información. Eso permitirá poner en alerta a nuestro amigo sin que él piense que sabemos algo y se lo ocultamos.

Una movida típica en esta alternativa es hacer comentarios como al pasar del tipo «qué feo debe ser revisar el cuarto cajón del chifonier de tu esposa y darte cuenta de que ahí, debajo de la cajita con los aros, hay ligas y tangas de hilo que ella en la puta vida usó con vos pero que ya tienen como setenta lavadas encima». Conviene repetir varias veces «cuarto cajón del chifonier».

Enviar un anónimo. Está en la frontera de lo admisible, ya que se aproxima mucho a la putosidad de hacer la revelación directamente. Hay que tener algunos aspectos en cuenta:

a) No se debe escribir el mensaje a mano, porque reconocerá nuestra letra.

b) No escribir la advertencia del otro lado de nuestra tarjeta personal.

c) No poner posdatas del tipo «Ah, Raúl, acordate que el viernes jugamos».

d) Escribir «le hace el orto día por medio», de ninguna manera significa poner «le hace el orto día por medio, y la verdad se lo entiendo, porque Roque y Fortunato siempre decimos que a tu esposa el culo deberían guardárselo en una caja fuerte».

Las indirectas. Al corneta su mujer le avisa que está embarazada, y él queda preocupado porque ya tienen tres pibes y encima le cortaron el contrato hace poco. Así que es el peor momento para agrandar la familia. Se encuentra con vos, y te dice: «Che, vos sabés que la Gabriela está embarazada».

Entonces vos ves su rostro angustiado, lo palmeás, y soltás: «Pero no te pongas así, boludo, seguro que es tuyo, ¡debe haber como un 10% de posibilidades a tu favor!».

La autojustificación. El hombre de bien sabe que está prohibido clavarse a la mujer de un amigo. Pero si sucediera, y uno resultara sorprendido por ese compinche en plena matraqueada mientras tenemos a su esposa en cuatro, conviene salvar la propia ropa diciendo con tono de hartos: «¡Por fin, Roberto, ya no sabía cómo carajo hacerte ver que ésta te guampea!»