Sin seguridad en Palermo: La modalidad delictiva conocida como «motochorros» es imparable.

No le encuentran la vuelta por que no tienen ganas de trabajar, solo son cartón pintado, los políticos prometen y nada más, solo hacen reuniones ridiculas, efectivos denunciados con causas en asuntos internos al frente de comisarías, se rasgan las vestiduras delante de inocentes y tontos vecinos, que le hacen el caldo gordo y los hacen sentir estrellas del rock, los jueves en las comisarías con la policia promocionadas por el Gobierno es un circo romano para giles e incautos, hacen que escriben en un cuaderno para luego tirarlo a la basura. Se le ríen en la cara a los damnificados.

En la Ciudad de Buenos Aires el delito con motocicletas aumentó un 118% entre 2008 y 2009, conservando aún una tendencia en alza hasta este 2018, con proyecciones alarmantes sin que el Ministerio de Seguridad haga algo, o invente algo o aplique una política seria en materia de seguridad Ciudadana, Solo pintan comisarías, plotean autos y nada más.

La modalidad delictiva conocida como «motochorros» no para de crecer en la Argentina y sobre todo en el Área Metropolitana, a tal punto que en el primer mes del año hubo un incremento del 20% en este tipo de delitos que se cometen a un ritmo de alrededor de 2.300 por mes y cada vez resultan más violentos para las víctimas.

Se denomina motochorro al delincuente que hace uso de una motocicleta para cometer un robo. La palabra es un neologismo usado en Argentina, Chile y Paraguay, combinación de las palabras moto y chorro («ladrón»), aparecida a partir del año 2008 en los medios y tomada de la jerga policial. Generalmente trabajan de a dos en calles céntricas. Mientras el conductor se aproxima a la víctima, el acompañante le roba la carteras o portafolios para fugarse inmediatamente. Otra modalidad es la de las salideras bancarias: Dos personas circulan en la moto, y un tercer miembro actúa como “entregador”, que puede ser un empleado de una entidad bancaria o alguien disimulado entre los clientes de la entidad. Una vez seleccionada la víctima, el “entregador” la marca avisando por teléfono celular o saliendo de la entidad detrás de la persona y gestualizando a sus compañeros. Inmediatamente la víctima comienza a ser seguida por dos delincuentes en moto. Alejados unos metros del banco, el motociclista aborda a su víctima velozmente y el acompañante le quita el portafolios, mochila o cartera donde lleva el dinero, fugándose inmediatamente después.

Hechos de mayor repercusión: Los casos más resonantes en los medios durante 2010 fueron los de Carolina Píparo y su bebé Isidoro, y Agustín Sartori.

Carolina Píparo fue baleada durante una salidera en la ciudad de La Plata el 29 de julio de 2010, estando embarazada de 8 meses. A causa de los disparos que sufrió, debieron hacerle cesárea y días más tarde su bebé falleció.

Agustín Sartori, un joven de 19 años, fue chocado por dos motochorros que huían de un asalto en la ciudad de Buenos Aires y murió más tarde en el Hospital Fernández.

Los delitos de motochorros en Palermo están a la orden del día y actúan a veces con la policia mirano al robado al lado mirando su celular.

El licenciado en Seguridad Pública, Luis Vicat, alertó que el año arrancó con todo en la comisión de este tipo de delitos.

La actividad de los motochorros de Buenos Aires se conoció en todo el mundo cuando en septiembre de 2014 Alex Hennessy, un turista canadiense, filmó al motochorro que lo asaltó y subió el video a un sitio de Facebook para turistas internacionales. Incluso generó un videojuego en el que gana quien evita ser asaltado por un motochorro. El motochorro, identificado como Gastón Aguirre y conocido como “El Motochorro de la Boca”, fue arrestado y cumplió una pena por tenencia de estupefacientes.

«En este enero estamos superando al mismo mes de 2017 por un 20%. Esto es el total de hechos que se conocen, no que se denuncian. La cifra blanca es alrededor de un 25% de la real, porque la mayoría de los casos no terminan en la Justicia», sentenció.

En ese sentido, Vicat advirtió que «si hacemos una proyección, por los hechos registrados hasta ahora, a lo largo del año vamos a tener un aumento de casos en el orden del 30 o 40% con respecto a 2017».

A su vez, detalló que esta modalidad es la más común en la actividad delictiva, abarcando el 70% del total en la vía pública: «Los motochorros están en primer lugar, seguidos por los arrebatadores. Más atrás están los pungas, que no se pueden mensurar, junto con entraderas y salideras».

Y agregó que es un abordaje en el cual «al menos la mitad de los intentos tienen éxito y en otros casos la gente se logra escapar», mientras que sostuvo que los delincuentes conjugan tres factores: «Sorpresa, temor y rapidez».

El especialista indicó que la cantidad de hechos no es lo único preocupante, sino también la metodología. «Hay una creciente violentización por parte de los asaltantes. Antes no usaban armas de fuego y ahora sí, hasta el que se baja. Mucha gente muere en ataques de motochorros que le iban a robar y al no poder le dispararon. La actitud pasa por disparar ante la menor actividad de reacción de la víctima e incluso a veces sin que medie reacción», precisó.

Además, los ladrones comenzaron a utilizar variaciones más sofisticadas: «El delito ha mutado porque ya no es la clásica moto con dos tipos que se baja el de atrás, roba una cartera y sale corriendo. Ahora trabajan en equipo entre varias motos y en algunos casos tienen la cobertura de autos que van 100 metros delante haciendo la inteligencia y eligiendo las víctimas».

«En algunos casos el arrebatador se baja del auto y la víctima no llega a ver la moto. El delincuente la arrebata y en vez de volver al auto que sigue el hecho de lejos, corre hacia la moto que pasa y lo levanta, para que luego los dos vehículos huyan a toda velocidad», comentó Vicat sobre una de estas nuevas formas de robo.

Otra variante es la de los asaltantes que atentan contra automóviles, a la que calificó como muy común en barrios porteños como Mataderos, Flores y Liniers.

El licenciado en Seguridad Pública relató que «utilizan una ‘lanceta’, que es una barra de un metro que llevan al costado de la moto», para después romper los vidrios y llevarse el botín.

«Para evitar los asaltos, la gente ya no lleva el maletín en el asiento del acompañante ni abajo, porque los motochorros rompen el vidrio y tantean ahí. Entonces ahora los delincuentes aprovechan los semáforos y uno rompe el vidrio de atrás para que el otro meta medio cuerpo en el auto y se lleve todo lo que hay en el asiento trasero», puntualizó.

También puede haber mayor vehemencia en los ladrones. Al respecto, Vicat señaló que «puede pasar que dos motos encierren a un auto y le rompan simultáneamente los vidrios, entonces uno distrae y él otro roba» o una situación aún peor: «También ocurre que directamente busquen la anulación del conductor. Es decir, rompen el vidrio, le pegan una trompada al conductor, se llevan los artículos personales y después huyen».

En estos casos, las estadísticas exhibieron que el 90% de los objetos robados son dinero, documentación personal, celulares, automotores y motos.