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Situación de calle, una responsabilidad de todos.

«La aporofobia es un fenómeno psicológico y social relacionado con una sensación de repulsión ante el diferente. En concreto, significa odio o rechazo al pobre. No se trata de un trastorno mental, sino más bien de una disfunción social que refuerza la marginalización de las personas en una posición vulnerable».

Y es aporofobia lo que se percibe cotidianamente en la ciudad y lamentablemente también en el barrio de Palermo.

Porque afirmar que las personas que viven en la calle contribuyen a la inseguridad de un barrio o ponen en peligro a los vecinos solo advierte odio. Así como también una falta de comprensión de la realidad en la que vivimos.

Si a esto le sumamos el hecho de proponer la expulsión de estas personas con argumentos como: “Molestan, insultan a quienes pasan por allí”, es mostrar un costado vil y egoísta. Y no hay dudas de que esta falta de humanidad nos hace retroceder como sociedad.

¿Cuándo se entenderá que “los pobres” no aparecen de la nada? ¿Cuándo se entenderá que las personas que viven en la calle son la consecuencia del accionar de gobiernos neoliberales? Como el de Macri y Larreta que no hacen más que exterminar a la clase social más vulnerable, reduciéndola a la pobreza extrema, quitándole todo derecho y posibilidad de ser. Porque se trata de eso, de que ya no sean.

No contentos con esto, algunos sectores de la población – que, además, podrían ser los que se sienten representados por este gobierno – se dan el lujo de borrarlos del paisaje. Nunca más acertada la frase: “Si hay miseria que no se note”, o «si hay miseria que no sea en mi barrio, no quiero verla porque no tiene nada que ver conmigo».

¿Alguien se preguntó porque estas personas insultan? ¿Por qué algunos llegan a violentar? Y aquí un paréntesis. Porque se estigmatiza de manera tal que muchos piensan que todas las personas que viven en la calle son “chorras o violentas” cuando no es cierto. Estas aseveraciones están fundadas en meros prejuicios que nos dividen fomentando más y más exclusión.

Quienes hoy viven en la calle no lo hacen por vagos o drogadictos, lo hacen porque no tienen elección. Llegaron a la calle porque ya no hay adónde ir, porque ya no existe recurso alguno que les permita pensar en otra posibilidad. Así que ahora lo único que resta es sobrevivir; no morir de hambre o de frío, o asesinado por la policía.

Entonces, ¿quiénes somos para juzgar su enojo y su dolor? O acaso cuando estás por llegar a tu casa todos los días te preguntás ¿Estará el colchón? Porque ellos sí que se lo preguntan. Se preguntan si: «¿Todavía estará ahí el colchón? Ese que me regaló una señora el otro día cuando me vio durmiendo arriba del diario. ¿O me lo habrá sacado la policía otra vez? O cualquier otra persona que vive en la calle y está desesperada por darle un colchón a alguno de sus hijos para que no duerma sobre la vereda. Tal vez, lo agarró la lluvia y ya no me sirve…» ¡¿Cómo no van a estar enojados?!

Se puede pensar: “no es mi culpa, no es mi problema, yo me rompo el lomo laburando para tener lo que tengo”.

Permitannos una respuesta: Vos pudiste conseguir laburo. Vos pudiste ir a la escuela. Vos pudiste cuidar tu salud. Vos recibiste amor de tu familia, o quizás de amigxs o tu pareja y tus hijos. Y todo eso sucedió porque vos tuviste oportunidades. Las que ellos no tienen porque no se las dan. Mucho menos derechos, porque los que tuvieron les fueron arrebatados, junto con las esperanzas. Porque, algo tan simple como poner un domicilio en un Currículum Vitae, para ellxs ya es un impedimento. Vos le darías trabajo a alguien sin domicilio?

Se podria seguir y dar tantos ejemplos como cotidianeidades se imagine, sin siquiera entrar en detalles dolorosos sobre cómo fueron criados o situaciones de abuso y violencia familiar, y tantas otras.

Esta noche, cuando te acuestes en tu cama que seguramente vas a encontrar con el colchón, las sábanas y frazadas que dejaste esta mañana, preguntate cuál es tu lugar en todo esto y nos corresponde una responsabilidad como vecinos y como ciudadanos, pero, fundamentalmente, como seres humanos.

Ningún pibe nace chorro, ningún pibe nace violento.

*La Calle Que Nos Parió*
Espacio de contención, integración y encuentro para personas en situación de calle y personas en situación de vulnerabilidad social. Todos los jueves realizamos una olla popular, contamos con un ropero solidario, un espacio de arte y cultura, juegos para niños y seguimientos institucionales. Los días viernes brindamos talleres de oficio y capacitación laboral.
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