Solicitaron prisión perpetua para el efectivo de la Policía Metropolitana acusado del homicidio de un joven

El hecho ocurrió en septiembre de 2011, en el barrio porteño de Chacarita

El fiscal Marcelo Martinez Burgos realizó su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal N°22 en el juicio que se le sigue al efectivo de la Policia Metropolitana Enzo Fabián Álvarez acusado de asesinar a Bruno Germán Pappa.
El representante del Ministerio Público consideró que el uniformado debe ser condenado por el delito de “homicidio agravado por abuso de la función o cargo”. En el debate interviene la Procuraduría contra la Violencia Institucional (Procuvin).

Martínez Burgos comenzó su exposición con la lectura de una parte del requerimiento de elevación a juicio, realizado por el fiscal Horacio Azzolin. El 8 de septiembre de 2011, Alvarez persiguió por más de una cuadra a Pappa luego de que la víctima le robara un bolso. Luego de unos metros, el policía logró reducirlo y cuando se encontraba en el suelo, le disparó en la cara, lo que le ocasionó la muerte inmediatamente.

Ante los jueces Patricia Cusmanich, Sergio Paduczak y Ángel Nardiello, el fiscal hizo un relato de los hechos de aquel día, que comenzó con el robo ocurrido en la intersección de las calles Leiva y Lemos. En ese momento, el efectivo dio la voz de alto, mientras sacaba su arma y “montaba el martillo”, es decir, la ponía en condiciones de disparar. La persecución continuó por Lemos hacia el lado de la calle Santos Dumont, donde Pappa cayó de la bicicleta en la que circulaba.

Finalmente, y con ayuda de otras personas según los testigos que se presentaron a declarar, Álvarez redujo a Pappa. Antes había disparado con su arma reglamentaria hacia el joven de 25 años y el tiro dio en el bolso. Cuando Pappa ya estaba en el suelo, y según uno de los testimonios, con una rodilla apoyada sobre él, le disparó en la cara a una distancia de entre 10 y 15 centímetros.

El policía había argumentado que el disparo que terminó con la vida de Pappa fue producto de un forcejeo entre ambos. Para Martinez Burgos, la explicación del efectivo sobre como se produjeron los hechos quedó “totalmente desvanecida” ya que la víctima estaba en un estado de “indefensión total”. Valoró la declaración de tres testigos, que vieron que Pappa “no se resistía”.

Para el fiscal, el acusado tuvo tres oportunidades de evitar el desenlace que terminó con “el fusilamiento de Pappa”. En un primer momento, cuando fue abordado y decidió sacar el arma e iniciar una persecución. Segundo, cuando Pappa cayó de su bicicleta y Alvarez le disparó para continuar con la corrida. Por último, cuando el oficial lo redujo podría haberlo detenido y llamado a personal policial pero, según Martínez Burgos, decidió “ejecutarlo”.

El representante del Ministerio Público valoró la colaboración de Procuvin en la causa, especialmente en el enfoque de caso y la normativa aplicable. Además, consideró que tanto los peritajes balísticos como la autopsia coinciden con los testimonios recolectados.

Hacia el final de su alegato, Martínez Burgos subrayó que Álvarez actuó como policía cuando cometió el hecho, lo que demostró un “abuso de autoridad y de las facultades que el Estado le otorga”. Según explicó, el abuso de las funciones está dado por la utilización arbitraria y desproporcionada de los recursos (como la formación y la entrega de un arma) para la comisión de un homicidio. Para el fiscal, el uso de la fuerza coercitiva culminó con una muerte “de carácter terrible, con un disparo a 15 centímetros de la cabeza”.

La querella que actúa en representación de la hija de Pappa (a quién no llegó a conocer) había solicitado en su alegato la pena de cadena perpetua. El juicio continuará el próximo martes 28 de abril con los alegatos de la defensa. El mes pasado, los magistrados y las partes habían realizado una reconstrucción en el lugar.