Tango 22

Los judíos y el tango

Los judíos y el tango

POR JULIO NUDLER

Parte 1

Muchos judíos aportaron calidad de músicos e intelectualidad al tango, a veces desde el anonimato, porque, por miedo a las persecuciones algunos no se animaban a usar su apellido real.

Suárez y Necochea, esquina histórica del barrio de La Boca (Buenos Aires), asociada con los orígenes del tango, en la que se concentraron varios de los cafés tangueros de principios del siglo XX. – Foto: Wikipedia -CC BY-SA 4.0
Es así que se desconoce muchas veces que muchos músicos pioneros del tango eran judíos.

El tango nació a principios del siglo XX en las casonas de Buenos Aires, llamadas “conventillos”, que alojaron a familias de inmigrantes. Estas eran casas humildes, cercanas al puerto, con varias habitaciones y un patio central. Estos nuevos habitantes de Buenos Aires, llegaron desde toda Europa a finales del siglo XIX. La mayoría de los inmigrantes eran italianos y españoles, pero también llegaron de todos los países de la Europa que en aquellos tiempos se encontraban en guerra, o en una terrible hambruna.

En la ciudad se mezclaban idiomas, culturas, religiones y también se iba dando forma a una nueva identidad social. Esta nueva identidad llevaba, en otras cosas, a una música propia de Buenos Aires, “el tango”.

Esta ola inmigratoria iba a traer también a un grupo que, con el tiempo, iba a aportar al tango condimentos muy especiales e influencias del klezmer. Estos nuevos habitantes de Buenos Aires, eran “los judíos”. Muchos de ellos llegaron de la Europa oriental.

En agosto de 1889 había llegado al puerto de Buenos Aires el barco a vapor Wesser, con 824 personas, todas de origen judío, provenientes de diferentes ciudades de la Rusia de aquel entonces.

La mayoría de los inmigrantes que llegaban a América lo hacían para trabajar, ganar dinero, también pasar la guerra y volver a su país de origen, pero en el caso de los judíos, ellos llegaron para quedarse, porque no tenían donde regresar, además llegaban a un país donde no eran perseguidos y donde la sociedad los aceptaba amistosamente.

Nuestro vocabulario porteño, lunfardo, está formado por el aporte que le dio cada sociedad de inmigrantes que llegaban. Los judíos aportaron muchas palabras a este vocabulario. Dicen que las primeras mujeres que fumaron en público fueron las jóvenes judías que trabajaban en los cabarets de Buenos Aires, las que para pedir un cigarrillo, usaban la palabra en idish papirosen, con el tiempo, esta palabra derivó en una bella palabra en nuestro lunfardo, muy usada y que fue papirusa, mujer bella.

Los judíos y el tango tuvieron su primer encuentro en estos conventillos y también en los burdeles, en aquellas primeras décadas del siglo XX en que La Varsovia (luego rebautizada Zwi Migdal) se erigió en la mayor organización rioplatense de rufianes y proxenetas. Zwi Migdal fue una red de trata de personas que operó entre 1900-1930 con sede en la ciudad de Buenos Aires, especializada en la prostitución de mujeres judías, entre otras.

Los rufianes reclutaban mujeres de las pequeñas aldeas de Rusia y Polonia para emigrar a América con falsas promesas de trabajar como empleadas domésticas de ricas familias judías, e incluso con promesas de casamiento. Pero nada era como ellos decían. Las mujeres eran vendidas en Buenos Aires para trabajar en los burdeles.

Se calcula que estos delincuentes llegaron a regentear unos 250 prostíbulos dónde, para entretener a los clientes, había shows musicales en vivo. La mayoría de los músicos también eran judíos y se cree que fue en estos antros donde nació el tango.

El fin de la organización llegó en 1929 cuando Raquel Liberman, una de las miles de inmigrantes polacas (natural de Łódź), denunció a la Zwi Migdal ante la justicia.

95097812 2670998713011039 3380076632738889728 o

La inmigración seguía trayendo entretanto violinistas judíos de Polonia, Rusia o Rumania, que encontraban un camino natural de ingreso al tango como medio de vida y como incorporación al nuevo entorno social. Paradójicamente, los barrios judíos de Balvanera, Abasto, Villa Crespo, Paternal, Almagro, fueron los barrios de tango por excelencia.

Los padres judíos de estos jóvenes músicos, seguramente habrán soñado con que sus hijos, algún día serían concertistas famosos de música clásica, y sin dudas sintieron decepción y bronca al verlos convertidos en músicos de una humilde orquesta de tango o tocando en algún cabaret del pecaminoso bajo porteño.

El tango fue creciendo en los barrios “bajos” y prohibido en casas de gente “culta”. El tango significaba además una amenaza de dilución de la identidad judía, aunque la mayoría de los judíos dedicados al tango, conservaron sus rasgos distintivos de identidad, incluido el idish.

La historia del tango no hubiera sido la misma sin el aporte judío. Uno de esos músicos que se compenetra con el nuevo género popular del tango fue el bandoneonista Antonio Gutman quien en 1914 formó la Orquesta típica ‘El Rusito´, así llamaban amistosamente en Buenos Aires a los judíos.

Otro nombre emblemático en la escena del tango fue Arturo Bernstein, apodado “el alemán”, considerado el mejor bandoneonista de la época, pero su mayor obra fue la creación de la escuela “sistemática y nacional de bandoneón”. De su mano y de su escuela, surgen varios bandoneonistas famosos entre los 20 y 30.

A la Orquesta de Juan Maglio se une el joven pianista judío, Alberto Soifert, el cual después de participar en las más grandes orquestas como Canaro, Fresedo, Troilo y Gobbi, llega a dirigir su propia orquesta, la cual llevaba su nombre. Solo en pocos casos un judío llego a ser director de orquesta o cantor. ¡Soifert lo fue!

Los seudónimos contribuyeron a ocultar el aporte judío al tango. “Si querés cantar tango no podés llamarte León ni Zucker”, le aconsejó Celedonio Flores al hermano mayor de Marcos Zucker, quien cambió su nombre por Roberto Beltrán. Abraham fue Alberto; Israel, Raúl; Noiej Scolnic fue Juan Pueblito e Isaac Rosofsky fue Julio Jorge Nelson.

Otro de los pocos judíos que llegan a ser director de orquesta fue Ismael Spitalnik quien fuera uno de los músicos más completos en la historia del tango -bandoneonista, director, arreglador musical y compositor-. Nació en Buenos Aires el 27 de agosto de 1919, en el seno de una humilde familia judía obrera integrada por ocho hermanos. Participó como músico en las orquestas más importantes de la Época de Oro del tango, por ejemplo, con Angel D´Agostino, Juan Carlos Cobián, Horacio Salgán y Miguel Caló.

Su participación en la Orquesta de Miguel Caló, una de las más prestigiosas durante la denominada “década del 40”, merece ser destacada, pues, para fines de 1944 esta notable agrupación sufre un desmembramiento en su estructura central. Se retiran cuatro de sus más importantes instrumentistas, una verdadera catástrofe para Miguel Caló. Sin embargo, éste llama a sus filas a un músico que conocía muy bien ya que había participado en su agrupación entre los años 1936/1939: el pianista Miguel Nijensohn. Este gran músico judío recompone la orquesta con diez instrumentistas, la cual quedó integrada por seis músicos de origen judío: los violinistas Alberto Besprosvan, Leo Lipesker y Simón Broitman, los bandoneonistas Ismael Spitalnik y Félix Lipesker y en el piano Miguel Nijensohn, quien compartía la responsabilidad de los arreglos musicales junto a Ismael.

Raúl Kaplún, violinista, director, compositor. Creó la “escuela virtuosística” en el tango, con una gran similitud o influencia del violín Klezmer.

Se llamaba Israel Kaflún y había nacido en Balvanera. Su padre, Leiser Kaflún, se ganaba pobremente la vida como vendedor ambulante de gorras y sombreros, que llevaba en un gran cesto de mimbre. Clara Finkel, su mujer, ambos habían llegado de Besaravia, era el nombre de lo que hoy denominamos Moldavia. Los dos primeros hijos de la pareja murieron de escarlatina. El tercero en llegar al mundo fue Israel. Unos inquilinos negros, que ocupaban otra pieza del caserón, se encariñaron con el chico, y a ellos se debió que su nombre cambiara por el de Raúl. Les parecía que así lo llamaba Clara: «¡Srul! ¡Srul!», porque de esa manera sonaba Israel en idish.

Kaplún aportó al tango obras de arte, como por ejemplo las interpretadas por Demare como Canción de rango (Pa’ que se callen), cantado por Roberto Arrieta en 1942, Una emoción, grabada por Raúl Berón en 1943, Que solo estoy, que Demare registró con Berón y Carlos Di Sarli con Alberto Podestá. También grabó posteriormente Demare, en 1945, Nos encontramos al pasar.

Soifert, Spitalnik, Kaplún son solo algunos nombres de los muchísimos judíos que han aportado al tango toda su capacidad musical, poética e intelectual.

Podríamos seguir enumerando nombres de músicos y artistas judíos, pero vale la pena destacar muy especialmente a “los Rubistein”. Fueron 10 hermanos que vivían en la calle Catamarca 945. Sus padres eran inmigrantes llegados de Ekaterinoslav, en Ucrania. El padre llamado Motl, era zapatero remendón y María Kaplan, maestra de escuela hebrea, decidieron emigrar ante el azote del antisemitismo, recrudecido en tiempos de la guerra ruso-japonesa y llegaron a Buenos Aires en 1906 con tres hijas. En Buenos aires nacieron 7 hijos más, el segundo nacido en Buenos Aires fue Luis, y con él comenzó la dinastía tanguera. Como dato importante para entender de qué manera se vivía en estos conventillos, toda la familia vivía hacinada en 2 cuartos y su padre trabajaba en la casa.

Hubo tres hermanos Rubistein compositores, que han dado a la historia del tango algunos de los más valiosos tangos que se escuchan al día de hoy en todas las milongas del mundo.

Como tantos judíos, los otros dos hermanos de Luis han cambiado su apellido, o podríamos decir que utilizaban un apellido artístico. Estos fueron Elias Randal (Rubistein) y Oscar Rubens (Rubistein).

Luis Rubistein escribió más de 50 letras de tangos, entre ellos: Carnaval de mi barrio, Cautivo, Charlemos, Dos palabras por favor, En tus ojos de cielo, Marion, Nada más, Tarde gris, Ya sale el tren y otros.

Elias Randal, ha dejado para el legado cultural tangos como: Así se baila el tango, Cómo nos cambia la vida, Mi tango triste, Por quererte te perdí, y muchos más.

Oscar Rubens, el otro de los hermanos Rubistein, escribió tangos como: Al compás de un tango, Bésame mi amor, Calla bandoneón, Canta pajarito, Cuatro compases, El vals soñador, Gime el viento, Lejos de Buenos Aires, Tarareando y muchos más.

Había otro de los hermanos Rubistein también dedicado al tango, pero este como locutor y conductor de un programa en Radio El Mundo. Sin duda esta familia judía, como tantas otras familias de inmigrantes, le han dado forma al tango.

gadel%2Blegizamon

LOS JUDIOS Y EL TANGO

Parte 2

MAX GLÜCKSMAN, EL PRODUCTOR JUDIO, PIONERO DEL CINE, LA RADIO Y LA DISCOGRAFIA QUE DESCUBRIÓ E IMPULSÓ LA CARRERA DE CARLOS GARDEL:

Mordejai David Glücksman fue un pionero en las industrias cinematográfica y discográfica argentinas. Tuvo también una intensa participación en la vida comunitaria judía argentina. Fue Presidente de la Congregación Israelita de la República Argentina desde 1922 hasta su muerte, fue un artífice de la construcción y la inauguración de la actual sede de su templo en la calle Libertad el 10 de julio de 1932. A su vez, desde la Congregación participó de la creación de una cantidad de instituciones judías de beneficencia que perduran hasta el día de hoy.
Nacido en Chérnovitz, Rumania, en 1875, Max Glücksmann llegó a Buenos Aires a los 15 años, en 1890. Comenzó a trabajar como cadete en Casa Lepage, del barón belga Enrique Lepage, que se dedicaba a la fotografía. Este trabajo le cambiaría la vida. Su empleador le dijo: «Ah, Glücksmann. Hombre de suerte», que es lo que su apellido significa en alemán.

gardel%2B4

Y sí que lo era. Mientras caminaba con un compañero que había conocido en el barco, quedó atrapado en medio del fuego cruzado entre partidarios y opositores de la Revolución del Parque, Mordechai (Max) sobrevivió. Su amigo, no. La suerte de su apellido lo acompañaba.

En poco tiempo se convirtió en gerente pero lo suyo no fue sólo cuestión de azar: era un hombre de acción. En 1904 fue designado representante de la empresa alemana International Talking Machine Company, dueña de la discográfica Odeon, para la importación y venta de discos y fonógrafos. Diez años después, en 1914, Max Glücksmann ya había capturado totalmente el mercado discográfico del tango.

La empresa Odeon se convirtió en sinónimo de la producción nacional. Instaló en el entrepiso del Grand Splendid una sala de grabación. Allí fue donde eternizó por primera la voz del Zorzal Criollo, Carlos Gardel. “Don Max fue mi Colón y mi Juan de Garay”, reconocía Gardel, “Cuando nadie creía en mí, él aventuró una ponchada de pesos haciéndome grabar mis primeros discos. Salían despacio, pero salían. Pronto inundaron el país. Después América”.
Su espíritu creativo lo llevó a experimentar con las novedades tecnológicas del siglo XX. Manipulaba una máquina fotográfica de fuelle y revelaba sus fotos en un cuartito de su casa, pero estaba fascinado por el naciente cinematógrafo.

lunatico%2Bcaballo

En 1896, luego de cinco años de trabajo con Lepage, se realizó la primera proyección fílmica en Buenos Aires, en el teatro Odeón, a la que asistieron el barón Lepage, Glücksmann y Eugenio Py, otro de los empleados y comprendió de inmediato el impacto social que significaría el cine.

Arregló con su empleador y partió a París con el fin de negociar con los hermanos Lumiére la adquisición de su producto. Pero no se lo vendieron. Entonces, optó por comprar un cronofotógrafo Elgé, vendido por el inventor Leon Gaumont. Y consiguió algo más importante: un contrato para la representación exclusiva en América del Sur de la firma Pathé Freres. De esta manera, Casa Lepage fue la primera en importar y vender aparatos proyectores y filmadoras.

En 1908, Enrique Lepage regresó a Europa definitivamente y su antiguo cadete le compró el negocio. Fue el gran salto en la carrera empresarial del emprendedor. Una de las características de su estilo fue la diversificación. No se quedaba con un solo negocio. Su visión le permitió estar un paso más adelante que cualquier hombre de negocios y anticiparse al avance de la tecnología.

Pero Glücksmann, visionario y pionero en la industria, no se quedó sólo con las proyecciones. En 1900, apenas cuatro años después del invento de los Lumière, produjo el primer documental de la historia argentina, junto con Eugenio Py, filmando la visita del presidente brasileño Campos Salles. Abrió así una empresa que producía documentales y noticieros para el cine, el antecesor de «Sucesos Argentinos». La nueva firma se llamó Cinematografía Max Glücskmann.

microfonos

Fue productor del primer largometraje argentino: Amalia y los films pioneros en la industria nacional: «La bandera Argentina» y «El fusilamiento de Dorrego», Glücksmann era el Thomas Alva Edison rioplatense.
Comprometido con este nuevo lenguaje, constituyó una cadena de comercios “Max Glücksman” con artículos fotográficos.bParalelamente, como parte de su estrategia de diversificación de mercados, Glücksmann fue abriendo salas de cine-teatro. La construcción de la principal demandó dos años y se concluyó en 1919. Nos referimos al cine-teatro Grand Splendid (hoy sede de la librería El Ateneo), en la avenida Santa Fe.

También fue dueño del Palace Theatre y del Select Lavalle, entre otros. El entusiasta Max llegó a tener más de cien salas a lo largo de su vida, en Buenos Aires y Montevideo.

orquesta2

Actualmente si uno se acerca hasta la bellísima librería El Ateneo en la Avenida Santa Fe, lugar de culto para bibliófilos y turistas, en su interior, en el marco superior del imponente escenario se conserva aún un medallón con las letras MG. Son sus iniciales que se encuentran allí desde que fundó esta joya arquitectónica en 1919 como cine y teatro Grand Splendid.

Sin descuidar sus otros negocios, vio un veta en 1922, cuando Pathé inventó el «Pathè Baby», un proyector y cinematógrafo familiar. Y no se equivocó. Fue un boom de ventas entre la clase más acomodada de la sociedad argentina. Todos querían tener su proyector.

El llamado «señor de los cines» también fue pionero en el negocio de la radio y participó, junto con otros socios, de la creación de una transmisora radial en la planta alta del Splendid de la avenida Santa Fe.
Radio Splendid inició sus transmisiones experimentales el 23 de mayo de 1923, aunque su inauguración tendría lugar al año siguiente. A medida que la radio iba masificándose, Glücksmann se adaptó abriendo en la avenida Callao un local de venta de radio receptores. Nada se le escapaba.

orquesta

Tampoco quiso descuidar el comercio de los discos y por ese motivo, en 1924, organizó un Concurso del Disco Nacional. Fue un éxito. En total, promocionó nueve concursos: siete en Buenos Aires y dos en Montevideo.
El primer concurso nacional de tangos se realizó en el Grand Splendid con el auspicio de Max Gluksmann.
Contaba en su haber con producción de películas, importación y venta de gramófonos, proyectores y discos, una productora discográfica, una participación en la radio y salas de cine y teatro. Nada le faltaba. Aún así, siguió apostando.

Pero la crisis de los años 30 le jugó una mala pasada. Analizó la situación y comprendió que tenía dos alternativas: o iba a la quiebra, manchando su reputación, o vendía todo. Glücksmann optó por vender. Sólo se quedó con la producción de discos.

En 1946 Mordechai David Glücksmann murió a causa de un infarto. Su trabajo fue un pilar fundamental en la construcción del acervo fílmico, radial y discográfico de Argentina y dejó su huella imborrable en la comunidad judía de Buenos Aires. Merece todo nuestro reconocimiento.

porte%25C3%25B1isimo

LOS JUDIOS Y EL TANGO
Parte 3

BEN MOLAR, CREADOR DEL «DÍA NACIONAL DEL TANGO»:

Fue un autor, compositor, productor musical y cazatalentos argentino. Creó el Día Nacional del Tango, que se celebra anualmente el 11 de diciembre, colocó placas de bronce en las 40 esquinas de la calle Corrientes y produjo un proyecto artístico interdisciplinario que combinó arte, poesía y música para promover el tango argentino. Ben Molar era un buscador de talentos ambicioso, un hombre de negocios astuto, que tenía buen oído para lo que el público en general y los jóvenes estaban interesados en escuchar.

radio%2B2

Nació como Moisés Smolarchik Brenner el 3 de octubre de 1915 en las calles Montevideo y Corrientes en Buenos Aires , Argentina, hijo de inmigrantes judíos León Smolarchik y Fanny Brenner. Desde niño Molar cantaba con los murgas del barrio ya muy temprana edad empezó a escribir canciones. Trabajó un tiempo en una fábrica de armazones e hizo el servicio militar en 1937 en el Regimiento de Patricios. Su primer éxito como compositor llegó cuando escribió interpretaciones en español de Silent Night de Franz Gruber y Jingle Bells de James Pierpont, que en ese momento no tenía versiones en castellano.

Tuvo problemas para convencer a los músicos que frecuentaban los cafés de la calle Corrientes para que interpretaran sus canciones hasta que se hizo amigo del pianista francés Paul Misraki, quien había emigrado a la Argentina en 1942 y le sugirió «hacerse francés». En ese momento, Moisés Smolarchik se decidió cambiarse el nombre a Ben Molar, quien supuestamente venía de París. Comenzó a componer boleros que fueron muy populares en ese momento. Rápidamente, algunos de los nombres más importantes entre los boleristas —Juan Arvizu , Gregory Barrios , Elvira Ríos y Pedro Vargas— comenzaron a incluir obras suyas en sus repertorios.
Fue una de las figuras clave que ayudó a promover los álbumes de tango argentino desde la década de 1950 hasta la de 1970. Como propietario del sello Fermata, promovió talentos locales e impulsó la carrera artística de figuras como Mercedes Sosa, El Club del Clan, Los Abuelos de la Nada y Los 5 Latinos y descubrió talentos, como Miguel Peralta, más conocido como Miguel Abuelo.

radio%2B3

También creó conjuntos musicales como The Golden Triplets y adaptó canciones de Paul Anka , los Beatles, Chubby Checker, Bill Haley, Elvis Presley, Neil Sedaka y para cantantes españoles como Sandro y Palito Ortega.
Uno de sus trabajos más importantes fue el proyecto que creó y produjo llamado «Los 14 con el Tango» que incluía obras interdisciplinarias de literatura, música y pintura, de artistas como Carlos Alonso, Jorge Luis Borges, Carlos Cañás, Juan D ‘Arienzo, Florencio Escardó, Raquel Forner, Córdoba Iturburu, Leopoldo Marechal, Manuel Mujica Láinez, Astor Piazzolla , Ernesto Sábato, Raúl Soldi y Aníbal Troilo , entre otros.

La obra contó con 14 artistas de cada disciplina, recorriendo la historia cultural argentina y abarcando varios estilos del tango. La obra recibió múltiples premios.

Sin embargo, su trayectoria no excluyó a otros ritmos populares, sino que se encargó de traducir al castellano canciones de Los Beatles, como Strawberry Fields Forever y Penny Lane, y de escribir temas para películas y comedias musicales.

radio%2B4

Fue Molar quien propuso crear un Día Nacional del Tango y sugirió que la fecha debería ser el 11 de diciembre de cada año para coincidir con la fecha de nacimiento de Carlos Gardel (1890) y Julio de Caro (1899). Otra de sus ideas para promover el tango fue colocar placas de bronce en las 40 esquinas de la calle Corrientes con figuras de la talla de Enrique Cadícamo , Libertad Lamarque, Raúl Lavié, Tita Merello, Mariano Mores , Horacio Salgán y Tania, entre muchos otros.

radio%2B5

Entre otros honores, recibió el título de Ciudadano Ilustre de Buenos Aires. Fue miembro de la Academia Nacional del Tango, de la Academia Porteña del Lunfardo, de la Comisión Directiva del Instituto Cultural Argentino-Israelita, de la Comisión Directiva de la Asociación Amigos de la Calle Corrientes, y presidente honorario de la Asociación Gardeliana Argentina.

Estuvo casado con la actriz Pola Neuman con quien tuvo dos hijos: Daniel y Ruben Brenner. Molar falleció a los 99 años, el 25 de abril de 2015 en Buenos Aires, dejando una enorme obra artística.

radio%2B6

LOS JUDIOS Y EL TANGO

Parte 4

sodas2

ANÉCDOTAS: Cómo contamos en la parte 1, los judíos y el tango se vieron la cara por primera vez en los prostíbulos, en aquellas primeras décadas del siglo XX en que La Varsovia (luego rebautizada Zwi Migdal) se erigió en la mayor organización rioplatense de rufianes. La inmigración seguía trayendo entretanto violinistas judíos de Polonia, Rusia o Rumania, que encontraban un camino natural de ingreso al tango como medio de vida y como incorporación al nuevo entorno social. Los barrios judíos -Balvanera, Abasto, Villa Crespo, Paternal- fueron los barrios de tango por excelencia. Pero los padres de esos violinistas habían ambicionado para sus hijos la gloria de un Jascha Heifetz, y sintieron decepción, rabia o resignación al verlos convertidos en oscuros violines de fila de humildes orquestas típicas, tocando en brumosos palcos de café o en algún cabaret del pecaminoso Bajo porteño.
El tango significaba además una amenaza de asimilación, de dilución de la identidad judía, temor siempre presente aunque en dosis que dependían de la ideología familiar. Hubo casos como el del bandoneonista Luis Zinkes, de la orquesta de Francisco Lomuto, que se convirtió al catolicismo, pero la mayoría de los judíos volcados al tango conservaron sus rasgos distintivos de identidad, incluido el idisch. De todas formas, y a pesar de que en el ambiente del tango el grado de antisemitismo era muy inferior al que prevalecía en promedio en la sociedad argentina entre 1910 y 1960, la diferencia de ser judío se manifestaba plenamente en el tango: sólo en pocos casos el judío será primera figura, director de orquesta o cantor. La mayoría permanecerá en el anonimato, como instrumentistas que el gran público no identifica.

tango%2Bgorra

Los seudónimos también contribuyeron a ocultar el enorme aporte judío al tango. En el caso de los cantores, casi ninguno adoptó un nombre artístico que también sonara judío. “Si querés cantar tango no podés llamarte León ni Zucker”, le aconsejó Celedonio Flores al hermano mayor de Marcos Zucker, que entonces se rebautizó Roberto Beltrán. Cada Abraham se puso Alberto, cada Israel Raúl. Noiej Scolnic eligió ser Juan Pueblito. Isaac Rosofsky se reinventó como Julio Jorge Nelson. El tango acogía con gran disposición y desprejuicio al judío, a condición de que disimulara un poco su origen.

En todos los rubros del tango hubo judíos, en ocasiones como protagonistas decisivos. Figuras como Julio Korn (edición de partituras y arreglos), Max Glücksmann (discos y concursos), Jaime Yankelevich (radio) y el clan Rubinstein (un auténtico holding tanguero), entre otros, propagaron el tango con visión empresaria y le dieron una verdadera proyección industrial. Pero en lo estrictamente artístico, desconcierta comprobar que no hubo ningún judío entre las figuras auténticamente definitorias, culminantes del género.

tango entre hombres12HOME1

Si los judíos eran en general buenos músicos, superiores al promedio y en muchos casos excelentes (Gosis, Kaplún, Bajour, Spitalnik, Medovoy, Abramovich y otros), ¿por qué no integró ninguno de ellos la selecta nómina de los fundamentales? Tango Judío (del ghetto a la milonga) busca, para ésta y otras preguntas, respuestas que a veces se caen de historias como las que siguen.

Al violinista Samuel Dojman, nacido en un inquilinato en 1912, lo llamaban Milo. El sobrenombre se lo puso una vecina francesa que lo amamantó, como una derivación de Schmil (Samuel en idisch), que es como sus padres lo llamaban de chico. Dojman, ya de grande, tenía que soportar que los muchachos de las muchas orquestas de tango en las que tocó lo cargaran cantándole el estribillo de “Esta noche me emborracho”: ¡Y pensar que hace diez años / fue Milo cura!

Tango%2B22

El notable bandoneonista, compositor y arreglador Ismael Spitalnik, miembro del Partido Comunista, no deseaba tocar en ninguna orquesta, ni siquiera en la del camarada Osvaldo Pugliese. Pero a fines de 1955 murió el bandoneonista Roberto Peppe, también del PC, y su deceso alteró el inestable equilibrio que existía en las filas del conjunto entre comunistas y apolíticos. Spitalnik recibió entonces la orden de ingresar en la orquesta para impedir que los del Partido quedasen en minoría. A Pugliese, en realidad, no le parecía mal que varios de sus músicos no fueran comunistas, porque para él la orquesta era como un movimiento de masas, que debía albergar distintas fuerzas políticas.

tango%2Bpalermo%2Bsoho1

El tango soy yo: “¡Es mentira que el tango ha muerto; yo lo voy a matar!”, exclamaba el actor Marcos Caplán en los años 40, desde el escenario del Teatro Maipo o del desaparecido Buenos Aires, y comenzaba a destrozar vocalmente “La mariposa” o algún otro suceso de la época.

Alias Gardelito En el cabaret Pelikan, de la calle Montevideo, donde actuaba en 1930 la orquesta rejuntada por Domingo Precona, se coló un chico que cantaba tangos al derecho o al reves por las mesas y pasaba la gorra. Lo llamaban «Gardelito» y, era el luego actor Marquitos Zucker.

Gregorio Surif fue designado primer violín del Maipo. Y aunque nunca había conocido tanta prosperidad, el fascismo que se respiraba en la atmósfera de esos primeros años 40, mientras los nazis arrasaban Europa, le infundía miedo. Para colmo, en la orquesta del teatro había un flautista alemán manifiestamente nacionalsocialista, llamado Stefan Eitler.

Al violinista Pedro Sapochnik, Aníbal Troilo -que creó su orquesta en 1937- lo llamaba Petrovich por no decirle ruso. Con Pichuco y con el cantor Francisco Fiorentino solían ir a jugar picados en Avellaneda e ir a la tradicional casa de juego los Ruggerito.

conventillo1

Natalio Finkelstein ingresó con su violín en 1945 en la orquesta del bandoneonista Jorge Argentino Fernández, con quien atravesó una experiencia muy dura: tocar en un acto de la Alianza Libertadora Nacionalista, de virulento antisemitismo. Natalio, el único judío de la orquesta y seguramente de toda la concurrencia, quería escapar de allí, no tener que seguir escuchando esos cánticos nazis. Pero Fernández lo tranquilizaba: “Quedáte, tovarich, que no pasa nada”.

El temperamento artísticamente ambicioso del pianista Gustavo Beytelmann, nacido en 1945 y emigrado a Francia en 1976, no se conformaba con ser alguien que escribe bien la música de tango. Debía llegar a ser un virtuoso.
Cuando David Murstein entró en 1958 a la orquesta del pianista Fulvio Salamanca andaba muy mal de plata, por lo que no se le ocurrió quejarse de aquel traje-uniforme que lo obligaron a ponerse, heredado de un violinista anterior, de torso más largo y piernas más cortas. Por tanto, a David el saco le caía hasta las rodillas y el pantalón no le llegaba a los tobillos. Julio Sosa, que andaba por ahí, lo miró así, disfrazado, y le dijo: “¿Sos nuevo, no? Tenés cara de bueno. Dentro de poco vas a ser un hijo de puta, igual que todos nosotros.

vida en el conventillo2

A partir de 1974, durante la época de José López Rega, el violinista Bernardo Prusak recibió amenazas de la Triple A. En 1976, ya establecida la dictadura militar, resolvió quemar su biblioteca: de un departamento del quinto piso. Bernardo fue arrojando uno por uno sus libros al incinerador, sin una lágrima.

La amistad entre Pedro Laurenz y Samy Friedenthal llegó al punto de celebrar un pacto de sangre en una isla del Tigre, jurando ayudarse a morir con dignidad si uno de los dos padeciese algún mal incurable. Y la oportunidad de cumplir la promesa llegó. Laurenz agonizaba entre grandes sufrimientos en el Sanatorio Anchorena, condenado por un cáncer de estómago. Samy le pidió a una enfermera que lo ayudase a morir, pero se rehusó. “Si ella no lo hace, lo haré yo”, les dijo a sus íntimos. Al día siguiente Pedro ya no recuperaba el conocimiento así que una enfermera se acercó a Samy para decirle que podía entrar a la habitación del enfermo y permanecer a solas con Pedro Laurez y que nadie lo molestaría. Veinte minutos más tarde, Laurenz había muerto. También un 7 de julio Samy Friedenthal moriría de un enfisema pulmonar.

conventilllso111

Un día, en 1967, Mario Abramovich le ofreció a Mauricio Svidovsky (en realidad Moisés Isaac S.) intervenir en una grabación con la orquesta de Enrique Rodríguez. Había que regrabar el exitosísimo “Amor en Budapest” en los viejos estudios de Odeón. Mientras ensayaban en Radio Belgrano, le preguntó a Mauricio cuál era su apellido. Cuando lo escuchó, repitió como para sí mismo: Bidosqui. “Está bien, no se haga problema”, le dijo como para tranquilizarlo, y continuó el ensayo.

El editor Julio Korn conoció a Cecilia, su futura mujer, en el Club de la Marina. Un año después, en 1928, la volvió a encontrar en el Hospital Israelita, en circunstancias un tanto ridículas: de un lado estaban los enfermos gimiendo en sus camas, y del otro se danzaba alegremente, al ritmo de una orquesta, en una fiesta organizada para recaudar fondos destinados a construir un nuevo pabellón. Entre la algarabía, un tal Luis le pidió un tango a Cecilia, pero ésta lo rechazó con cruda franqueza: “Usted lo baila tan mal -le dijo- que es una pena.” La chica oyó entonces una voz que le decía desde atrás: “Yo bailo muy bien el tango. ¿No quiere bailar conmigo?” Al darse vuelta reconoció a Julio Korn. “¿Y su novia?”, le preguntó Cecilia, que lo había visto con una chica. “Yo no tengo novia”, respondió él. Y aquellos dos, unidos por el tango, no se separaron nunca más.

conventilllso1112

LOS JUDÍOS Y EL TANGO

Parte 5

JEVEL KATZ, EL MÁS ALEGRE DE LOS JUDÍOS AL QUE LLAMABAN «EL GARDEL JUDÍO»:

Comediante, compositor y cantante de docenas de exitosas canciones en idish como las dedicadas a Moisesville y Basavilbaso. Nació en Vilna el 10 de mayo de 1902, famoso dentro de la comunidad judía de Argentina en la década de 1930. Creando y cantando en una curiosa mezcla de lenguajes que se ubicaba entre el idish y el porteño, Jevel Katz fascinó durante una década a los judíos rioplatenses con canciones que reflejaban espontaneidad, gracia y picardía para pintar las vivencias de los inmigrantes de su mismo origen.

conventilllso11123

Había nacido en Vilna, la llamada «Jerusalén de Lituania», en el seno de una familia de pocos recursos. De muy joven comenzó a trabajar como matricero en la imprenta de los hermanos Rom. Comenzó a cantar sus primeras parodias en el sindicato de obreros gráficos de Vilna. A los 27 años decide seguir a un hermano suyo radicado ya en Buenos Aires, una ciudad muy lejana y de muy mala fama por la Semana Trágica del 7 al 14 de enero de 1919, en la que obreros anarquistas se enfrentaron a civiles y militares de ultraderecha y la fascista Liga Patriótica Argentina agredió a la comunidad judía, con un número indeterminado de muertos. En 1910 nacionalistas y policías habían asaltado casas y comercios israelitas y un barco con quinientos inmigrantes de esa confesión fue obligado a regresar sin permitirle el desembarco; a esto se sumaba la negra reputación que le daban a los judíos, la Zei Migdal, una organización de criminales de este origen dedicados a la trata de blancas y el contrabando. La inmigración europea había traído consigo los estereotipos del antisemitismo y se acusaba a los judeo-argentinos de ser anarquistas, usureros y dueños de la bolsa.

conventilllso111234567

Llegó a Buenos Aires el 20 de mayo de 1930 decidido a iniciarse en el mundo del espectáculo. Llegó a un extenso país que recibía grandes oleadas de inmigrantes españoles, italianos, alemanes, rusos y judíos, como él. La mayoría huía de la pobreza, de las feroces guerras entre los europeos y del ascenso del nazismo.
Se autodefinía como un «cantor callejero»; juglar, parodista. Solía actuar de esmoquin y galera, se vestía de gaucho o de mujer. Katz cantaba en ídish, mezclado con castellano y lunfardo. Actuando en radios de Buenos Aires y Montevideo, recorrió el interior de Argentina, especialmente las colonias judías de Moisés Ville y Basabilvaso, y actuó en Tucumán, Uruguay y Chile.

En sus diez años de carrera Jevel Katz, Jévele o Kétzele, nombres alternativos con los que él mismo se nombraba y que eran diminutivos de su verdadero nombre, escribió o musicalizó más de quinientas piezas musicales de los más variados estilos: vidalitas, rancheras, fox-trots, tangos y rumbas. Entre parodias, cuplés, cuadros, sátiras y pequeñas descripciones lírico-musicales de la vida judía en Buenos Aires y en las colonias agrícolas judías de Santa Fe y Entre Ríos, pero solamente grabó unas pocas.

DAGOSTINO 60 0664 A

Katz empleaba una jerigonza de yiddish lituano, porteño y lunfardo con la que ironizaba sobre la vida cotidiana, la política y el mundo de la farándula, pero también dedicaba hermosas melodías a los barrios hebreos.
Trabajó principalmente en Buenos Aires y casi exclusivamente para la comunidad judía, no obstante participaba de todas las inauguraciones de las emisoras de radio, un nuevo medio de comunicación que hacía furor en el Buenos Aires de la década del treinta.

Katz solía tomar canciones que estaban de moda y les cambiaba la letra, rescribiéndolas en «castidish», tal como definía ese cocoliche que había inventado: ídish mechado con castellano. Así lo hizo con «La Cucaracha», «Manisero» y «La Cumparsita», entre otras.

Frockovercoat 1903

Entre sus creaciones se pueden mencionar: «Dados», «Mucho ojo», «Radio», «Un poquercito», «Colchas», «En un conventillo», «De noche con un tranvía por Corrientes», «Canning», «Busco un cuarto», «Una ranchera», «Té», «El gringo en la plaza», «Mi viaje a Tucumán», «Un colono», «Basavilbaso», «Moisés Ville», entre otras.
«El judío más alegre de todos los judíos”, como le gustaba presentarse, tenía también un temperamento melancólico, como se aprecia en un monólogo entrañable que grabó sobre su padre y su pueblo que empieza así: “Yo me abriría el corazón para que vean cómo llevo escondida allí una larga nostalgia que no deja de doblegar en mí la sola idea de ser feliz; que me tironea hacia atrás, hacia el pueblito en el que nací”.
Jevel Katz murió a los 37 años de edad en Buenos Aires, el 8 de marzo de 1940, por una complicación de una operación de amígdalas a la que se sometió luego de recibir una oferta de trabajo en los Estados Unidos. A su entierro asistieron unas cuarenta mil personas y fue sepultado en el Cementerio Israelita de Liniers.
Lo multitudinario del sepelio hizo recordar la muerte, cinco años antes, de Carlos Gardel y éste fue el motivo por el cual Jevel Katz fue conocido como el «Gardel Judío».

Su vida y obra fue difundida por el escritor Eliahu Toker.

villa%2Bmalcom1

LOS JUDÍOS Y EL TANGO
Parte 6

LOS HERMANOS RUBISTEIN: La familia Rubinstein llegó a Buenos Aires en 1906, proveniente de la localidad de Ekaterinoslav, Ucrania. El padre era zapatero y la madre, María Kaplan, era maestra de escuela hebrea, vienen con 3 hijos. El apellido original era Rubinstein, pero pronto pierde la N intermedia original. La familia llega a vivir en una barriada extremadamente periférica y pobre. Habían emigrado a causa del feroz antisemitismo desatado en Rusia. En Argentina nacerían 7 hijos más, el segundo de los cuales es Luis, nacido en 1908, con quien se inicia la dinastía tanguera.

Bandoneon122

LUIS RUBISTEIN
Luis era apasionado de la música y la poesía desde niño. Cuenta la historia que una maestra lo reprendió al verlo escribir versos y él le arrojó un frasco de tinta por lo que fue expulsado de la escuela. A pesar de su falta de educación formal, se convirtió en letrista prolífico de tangos y en un periodista influyente y exitoso. Se inició cantando con Juan D´arienzo, oficio que le furó poco tiempo. Creó la muy famosa academia PAADI dedicada a la formación de intérpretes de la canción popular. Formaba artistas para las emisoras y contaba con un estudio de grabación propio.

PEn 1933 escribe su primer tango, con letra y música de él: “Venganza” éxito de José Basso con el cantante Oscar Ferrari. Antes había escrito en 1930 el tango “Tarde Gris”, muy grabado. El único que grabó Gardel, “Amor Pagano”. Otro buen tango es “Carnaval de mi Barrio” de 1938, que lo volvió suceso Mercedes Simone. Pero faltaban sus 2 tangos claves: “Charlemos” un conmovedor tango que cuenta la historia de un ciego que hace una llamada al azar y que dice “Charlando soy feliz/ la vida es breve/ soñemos en la gris/ tarde que llueve/ hablemos de un amor/ seremos ella y él/ y con su voz/ mi angustia cruel será más leve”. Este tango en menos de un año tuvo 5 grabaciones.

Bandoneon12223

Aquí, el audio de “Charlemos”, en la versión de Domingo Federico y Dante Rossi

https://youtu.be/A3m7g-gTg4g

Otro extraordinario tango es “Olvido”. Es un tango de belleza exquisita grabado por Charlo, Goyeneche y Lagrima Ríos. Ada Falcon popularizó el tango “Nada más”: No quiero nada más/ que no me dejes frente a frente con la vida”. Otros apreciados tangos son “Yo también”, “Igual que ayer”, “Plomo” y uno de 1948 “El perro pequinés” que inmortalizó Edmundo Rivero. Era un prodigio Rubistein para concebir canciones. A veces en un día escribía varios temas. Su vida culminó el 10 de agosto de 1954, de solo 46 años.

Bandoneon1222322

OSCAR RUBENS (Oscar Rubistein).
Letrista y compositor, nació el 18 de enero de 1914. Sus letras reflejan el estilo de los años 40, letras románticas y tristes. Sus más conocidos tangos son “Gime el viento”, “Lloran las campanas”, “Tu melodía” y “Rebeldía” que en la voz de María Graña encontró su justa versión. El tango “Lejos de Buenos Aires” lo popularizaron el dúo Berón-Troilo. Otro conocido tango es “Triste comedia”. En 1957 Oscar y su hermano Elías dieron a conocer el tango “Porqué seguir”, que posee un argumento poco común, es la historia de una pareja que no puede tener hijos y que por ello plantea una separación. Otros títulos son: “Mientras duerme la ciudad”, “Es en vano llorar”, “Calla bandoneón”, “Corazón que has hecho”.
Falleció el 6 de octubre de 1984 a los 70 años.
En este vínculo podrás oír la versión de “Rebeldía” con El Polaco Goyeneche:

https://youtu.be/Ma7br64zPA0

ELÍAS RANDAL (Elías Rubistein).
Nació el 6 de enero de 1920 Desde muy pequeño, en compañía de su hermano Mauricio vendían en las calles céntricas cordones y betún. Eran esperados en su casa, puesto que el dinero que traían era el único que alimentaba la familia. En los cafés cantaban tangos. Elías conoció a su esposa en la academia musical Paadi. La mayor pasión la puso en el canto, recordando sus tiempos de niño vendedor.
Tuvo presentaciones acompañado por guitarras en Radio Argentina. La obra tanguera de Elías, es de reducida cantidad. Su más publicitado tango es “Así se baila el tango”, que interpretaba en los años 40 Alberto Castillo como un desafío a los oyentes de sus gigantescas actuaciones públicas. Les decía: “qué saben los pitucos, lamidos y shushetas (elegantes) de compás”. Otros conocidos tangos de Elías son: “Doble castigo”, “Gracias”, “La novia del mar”, de múltiples grabaciones. El tango “Oiga rubia”, fue el tema central de una película y que comienza diciendo “Oiga rubia no se vaya, permítame una palabra”.
Elías falleció en el año 2005.
En este vínculo podrás ver una interpretación en vivo de “Así se baila el tango” (canta Janeth Serna con Los Muchachos de Antes)

https://youtu.be/CIOI8H8p1TI

MAURI RUBISTEIN (Mauricio).
Este es el último componente de esta familia. Su actividad tanguera la efectuó como hombre de la radio. Fue publicista, editor y charlista de tango y comentarista radial sobre la canción de Buenos Aires.
En este vínculo podrás ver la interpretación del tango “Cicatrices”:

https://youtu.be/d8YgJzsPt2M

Sin dudas, los hermanos Rubistein dejaron su huella en el tango,la música ciudadana de Buenos Aires.

Bandoneon1222322home1%2B%25281%2529

POR Raul Voskoboinik