chía

La chía en recetas.

En diferentes momentos de la vida, el consumo de chía es beneficioso por sus diversas propiedades.

Por sus múltiples beneficios, es importante el consumo de semillas de chía durante el embarazo. A la futura mamá le brinda el requerimiento de omega-3 diario para su mantenimiento, y al bebé lo ayuda en el desarrollo del sistema nervioso y de todas las células en general. Además, su consumo previene la depresión postparto. Por otra parte, la fibra regula el tránsito intestinal, pues mejora los síntomas de constipación que afectan durante el último trimestre del embarazo; también previene los picos de glucemia y evita que se disparen los valores de colesterol malo y triglicéridos.

Durante la lactancia, asegura al bebé un buen aporte de omega-3, lo que favorece su desarrollo neuronal y la agudeza visual. En la infancia, el consumo de chía previene los desórdenes de déficit de atención como la dispraxia, la dislexia y la hiperactividad, que pueden llegar a conducir a problemas de aprendizaje. El aporte de fibra soluble favorece el desarrollo de una flora intestinal benéfica, y las proteínas de la chía actúan como ladrillos en el crecimiento de los niños.

La adultez y la ancianidad son también momentos en los que el consumo de chía es muy beneficioso. El consumo diario de semillas de chía permite en el adulto disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y autoinmunes, ciertos cánceres y desórdenes mentales (depresión, Alzheimer, trastornos del humor).
El omega-3 presente en la chía ayuda en la hidratación de la piel, pues crea una barrera para controlar el equilibrio del agua. Además, su fibra no solo favorece el tránsito intestinal sino que es útil como alimento para el desarrollo de una flora intestinal saludable.

También frente a algunos desordenes de salud, el consumo de chía puede resultar bueno. En casos diabetes el consumo de chía mejora la resistencia a la insulina, retrasa el vaciamiento gástrico y enlentece la absorción de glucosa.

En casos de enfermedades cardiovasculares, la incorporación de chía favorece la reducción de los triglicéridos y el colesterol malo en sangre, eleva los niveles de colesterol bueno, reduce los procesos inflamatorios. Los antioxidantes retardan el envejecimiento celular y previenen la aparición.

Las enfermedades inflamatorias y autoinmunes se caracterizan por cursar con procesos inflamatorios provocados por agentes externos (como en las alergias alimentarias) o propios (por ejemplo, en la artritis reumatoide). El consumo de chía reduce el cuadro inflamatorio, puesto que mejora notablemente los síntomas. Se recomienda la chía en personas que padecen: enfermedad inflamatoria intestinal (alergias alimentarias, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa), asma, psoriasis, lupus eritematoso. También actúa en procesos inflamatorios agudos como pueden ser traumatismos por golpes o en caso de picaduras de insectos.










La chía es una semilla pequeña y ovalada que se considera un superalimento debido a su alto contenido de nutrientes. Se originó en México y Guatemala, y los aztecas la utilizaban en su dieta para aumentar la energía y la resistencia.

La chía es una excelente fuente de fibra, proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales. También contiene antioxidantes y ácidos grasos omega-3, lo que la convierte en una excelente opción para personas que buscan aumentar su ingesta de estos nutrientes.

La chía se puede agregar fácilmente a la dieta diaria mezclándola en batidos, yogures, ensaladas o espolvoreándola sobre cereales y avena. También se puede mezclar con agua para formar un gel que se puede usar como sustituto de los huevos en las recetas veganas.

Es importante tener en cuenta que la chía también es rica en calorías, por lo que se debe consumir con moderación si se está tratando de controlar la ingesta calórica. Además, las personas con antecedentes de trastornos digestivos pueden experimentar molestias gastrointestinales al consumir grandes cantidades de chía. Se recomienda comenzar con una pequeña cantidad y aumentar gradualmente la ingesta para evitar problemas digestivos.

Algunas ideas de recetas con chía que puedes probar:

Pudín de chía con frutas: mezcla 1/4 taza de semillas de chía con 1 taza de leche de almendras sin endulzar, 1 cucharada de miel y 1/2 cucharadita de extracto de vainilla. Deja reposar durante la noche en la nevera. Sirve con frutas frescas como fresas, arándanos o plátanos.

Batido de chía y bayas: mezcla 1 taza de bayas congeladas, 1 taza de leche de almendras sin endulzar, 1 cucharada de semillas de chía y 1 cucharadita de miel en una licuadora hasta que quede suave. Sirve en un vaso y disfruta.

Barras energéticas de chía y almendras: mezcla 1 taza de almendras, 1/4 taza de semillas de chía, 1/4 taza de miel, 1/2 cucharadita de canela y 1/2 taza de pasas en una procesadora de alimentos. Forma la mezcla en una bandeja para hornear y hornea a 180 grados Celsius durante 15-20 minutos. Corta en barras y guarda en un recipiente hermético para disfrutar durante la semana.

Ensalada de frutas con semillas de chía: mezcla una variedad de frutas como fresas, melón, mango y piña. Agrega una cucharada de semillas de chía y mezcla bien. Sirve en cuencos y disfruta como un postre fresco y saludable.

Pan de plátano con semillas de chía: mezcla 1/2 taza de semillas de chía con 1/2 taza de agua y deja reposar durante unos minutos para formar un gel. Agrega 2 plátanos maduros, 1/4 taza de aceite de coco derretido, 1/4 taza de miel y 2 huevos a la mezcla y mezcla bien. Agrega 1 taza de harina de almendras, 1/4 taza de harina de coco, 1 cucharadita de polvo de hornear y 1 cucharadita de canela y mezcla hasta que quede suave. Vierte la mezcla en una bandeja para hornear y hornea a 180 grados Celsius durante 40-45 minutos. Deja enfriar antes de cortar y servir.