Tercera edad, ¿pueden colaborar con tareas solidarias?

Por Celia Paez, Coordinadora del Área Social del Edificio Manantial (www.residenciamanantial.com.ar)

Un primer paso es poder definir el concepto de solidaridad. No hay que confundirlo con el asistencialismo. Para quienes desean poner en práctica sus ganas de ayudar, de construir un mundo mejor, sin importar la edad que tengan, es necesario atravesar esta diferenciación para poder pasar a una segunda etapa: pensar qué hacer. En el caso de quienes están en la tercera edad, además, deberán evaluar cuáles son sus posibilidades para no estar centrados en las limitaciones. Todo este proceso se vivió en el taller solidario en el que participan los residentes de Edificio Manantial.
Así, ellos primeros decidieron que su ayuda iría dirigida a niños de jardines de infantes. Luego, ahondaron en qué podían hacer y para encontrar el objetivo se remontaron a qué era lo que los divertía entre los 3 y los 5 años. Así, estos adultos mayores empezaron a revivir su infancia y a debatir si había diferencias con respecto a su época, y las encontraron, pero también de ahí nació la idea de hacer títeres, porque “no pasan de moda”.

El siguiente escalón fue convocar a los integrantes del taller literario, junto con ellos se podía construir lo que iba a ser el texto de la obra a montar. Juntos definiríamos la característica de los personajes y la idea central de la historia. A su vez, los títeres y el retablo fueron confeccionados durante el taller de Artesanías, espacio que brinda el tiempo para la creación y destreza manual. Allí también tuvimos la colaboración especial de una de nuestras residentes para la elaboración de la ropa de los títeres. Ella pudo utilizar todo su saber y se acerco al proyecto del que no participaba hasta ese momento.

Llegó el momento de empezar a ensayar la obra. Entonces, intervino el taller de Teatro y cada actor investigó para crear su personaje. Una vez que todo estuvo elaborado y ensayado, fuimos a grabar a un estudio de audio profesional la obra completa; ahí se produjo un CD que utilizamos para todas las presentaciones del espectáculo. De esta manera se agregó otra experiencia al proyecto, grabar con sus propias voces.

Esta producción, planificada por cada coordinador de los talleres para estimular lo cognitivo, la creatividad y la destrezas, fue muy interesante y entusiasta para los residentes que iban viendo la transformación de la idea en algo concreto, con el paso del tiempo y el paso de un taller a otro.

Teniendo en cuenta la interacción social como uno de los objetivos del taller solidario, tanto para los residentes como para los niños en los que ellos habían pensado, hicimos la primera presentación de la obra de títeres Matias y su perro en un jardín de infantes al que asisten niños de familias de bajos recursos. Así festejamos el Día del Niño.

En cada encuentro los artífices de la idea disfrutan del contacto con los más chicos, sus ocurrencias y la alegría de la niñez. Los niños, que al principio se ven tímidos, terminan el momento conversando animadamente, sin pensar en la diferencia de años que los separa de los abuelos.

Esto le da muchos beneficios a los adultos mayores, pues se sienten útiles, participan y están integrados a la comunidad a la que pertenecen, pueden poner su experiencia al servicio de un proyecto en común, también experimentan paso a paso cómo concretan un proyecto y, al ver el disfrute de los niños, la interacción con ellos es la confirmación de que el objetivo está cumplido.

Por último, después de esa primera presentación, se hizo una reunión de evaluación y, si bien siempre encontramos cosas para mejorar, se palparon las ganas de seguir planificando otros encuentros, surgieron ideas nuevas y se valoró lo realizado. Estaban intactas las ganas de ayudar a otros integrantes de la población, el descubrimiento de integrantes del grupo, la valorización de los saberes, transmitirlos a sus pares y a quienes los quieran escuchar.