Parroquia Sagrada Eucaristia 2

Turismo: Circuito “religioso-patrimonial” por templos histórico de la Ciudad.

Parroquia San Miguel Arcángel; Parroquia San Juan Bautista e Iglesia Presbiteriana de San Andrés.










Iglesias Mater Misericordiae; Nuestra Señora de La Rábida y Nuestra Señora de La Piedad. Punto de Encuentro: Moreno 1669.

Circuito de las siete iglesias en el marco de semana santa. Basílica Nuestra Señora de La Merced; pequeño Oratorio San Ramón Nonato; Catedral Metropolitana; Iglesia San Ignacio de Loyola; Basílica y Convento de San Francisco; Capilla San Roque; Basílica Nuestra Señora del Rosario y el Convento Santo Domingo. Punto de encuentro: Reconquista y Presidente Perón.

Parroquia Inmaculada Concepción; Casa de Ejercicios Espirituales e Iglesia Nuestra Señora de Montserrat.

. Iglesia Nórdica; Iglesia Ortodoxa Rusa; Parroquia San Pedro González Telmo e Iglesia Dinamarquesa. Punto de Encuentro: Azopardo 1428.

Parroquia San Ignacio de Loyola, Bolívar 225

La actual sede de la parroquia San Ignacio de Loyola, ubicada en Bolívar 225 es, en rigor, el tercer templo que tuvo la Compañía de Jesús una vez llegada a Buenos Aires en 1608. Eran tiempos de Hernandarias cuando la primera iglesia, llamada Nuestra Señora de Loreto, se construyó con paredes de adobe y techos de junco, a la usanza de la época. Estaba ubicada a escasos metros de la Pirámide de Mayo, en el cuadrante noreste de la plaza, más o menos a la altura de la casa central del Banco Nación. Unos años más tarde, al ser beatificado Ignacio de Loyola, tomó el nombre de San Ignacio. Los jesuitas permanecieron allí varias décadas, hasta que la necesidad de mejorar la seguridad en la zona los obligó a trasladarse hasta su actual ubicación.
En el cruce con Bolívar se levanta la parroquia, con un estilo completamente diferente al que imperaba en la colonia. ¿Producto de una remodelación posterior? En lo absoluto. El frente de San Ignacio de Loyola conserva sus líneas originales, poco comunes para aquella época, porque estaban inspiradas en el barroco alemán. Hasta ese lugar habían llegado los jesuitas cuando debieron abandonar la iglesia de Loreto, gracias a que Isabel de Carvajal, viuda y sin descendencia, les donara el terreno delimitado por las calles Perú, Bolívar, Alsina y Moreno.

Allí construyeron, primero, una iglesia provisoria que los albergó hasta finalizar la definitiva. Los planos de esta última estuvieron a cargo del arquitecto jesuita Juan Krauss y la finalización de las obras, de los arquitectos Juan Bianchi y Juan Bautista Prímoli. San Ignacio es inaugurada en 1722, aunque no estaba completamente terminada.

A principios del siglo XIX, se estimaba que el 35 % de la población de Buenos Aires era de origen africano. Este grupo que entonces era tan numeroso no perduró hasta nuestros días, como sucedió en otros países. Sin embargo como cultura y etnia, generó sus propias costumbres, creencias, construcciones, vestimentas, bailes, música. Las razones hay que buscarlas en nuestro devenir y reconoce causas ideológicas, políticas y sociales pero lo concreto es que sus huellas comenzaron a hacerse imperceptibles a la mirada del resto.

Los relatos oficiales en las etapas de conformación del Estado-Nación y las construcciones culturales posteriores a la gran inmigración dieron forma a un imaginario de población diversa y predominantemente europea de origen que no los incluyó. Si bien el proceso histórico los desterritorializó y relegó, la cultura afro es parte de nuestra identidad, es un componente imperceptible que ha dejado pocas huellas materiales, pero una marca indeleble en la memoria colectiva.

La propuesta de hacer turismo por del Casco Histórico y retomar ese hilo invisible de nuestra historia para completar o al menos enriquecer esa parte del relato que quedó injustamente incompleto, a través de un recorrido que incluirá algunos de los lugares que enlazan la presencia de la comunidad afrodescendiente dentro del área fundacional de nuestra ciudad.

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