Un corruptito en el Malba: El historiador valenciano «autoexiliado» pasa a dirigir el Malba argentino

En el arte también hay corruptos. El Malba continúa su rally de exponer a no latinoamericanos. Es que los activistas de la clase alta Argentina, además de gorilas kirchneristas y haber robado un plaza pública con la mentira de ser un museo de Arte Latinoamericano y fomentar su arte, se cansa de exponer a no latinos, el caso de la Japonesa, es un claro mensaje a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires que votó a las 4 am la entrga del predio público a cannon cero por 20 años a un corrupto para que haga a su antojo su capricho de lavado de dinero. Si en la Argentina la política es corrupta en el minúsculo y paralítico sector del Arte Argentino la situación es exponencial, es más corrupto y peor aún está lleno de artistas chupamedias positivistas.

Un claro ejemplo

«La locura actual es que ni los grandes museos pueden comprar piezas importantes». El historiador valenciano «autoexiliado» (lo rajaron por quedarse con un vuelto importante) pasa a dirigir el Malba argentino tras un final de «pesadilla» en el Musac de León. Nuevo director del Malba. Mientras se busca director para el IVAM, Pérez Rubio (Valencia, 1972) acaba de ser elegido como titular artístico del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). Es su regreso a una institución tras iniciarse en La Gallera de Valencia y dedicar diez años al Musac de León, del que salió en 2013 tras una tormenta que le lleva a decir que no quiere saber nada de las instituciones públicas españolas. El historiador valenciano «autoexiliado» pasa a dirigir el Malba argentino tras un final de «pesadilla» en el Musac de León.

22/06/2013 Antecesdentes de un chabon «del arte» que vive del dinero público.

Tres años y cuatro meses como director del Museo de Arte Contemporáneo, a los que hay que sumar otros tantos como consevador jefe, plaza que ya tiene en propiedad, a la sombra del primer responsable el museo, Rafael Doctor, pero es ahora cuando Agustín Pérez Rubio repudia al Musac.

Una repulsa y un ataque que, eso sí, al ex director del Museo de Arte Contemporáneo de León no le impide cobrar los 12.000 euros por comisionar una de las tres exposiciones que ayer se inauguraron: «Un número finito de acciones determinadas».

Agustín Pérez Rubio escenificó ayer su repudia hacia el Musac justo en el momento en el que el nuevo director Manuel Olveira y el director de Políticas Culturales de la Junta, José Ramón Alonso, se disponían a presentar la nueva temporada expositiva junto a él y las otras dos comisarias: Leire Vergara y Maite Muñoz.

Fue en ese momento cuando escenificaron su plante, dirigido y orquestado por el ex director del Musac, quien fue el encargado de hacer la introducción al manifiesto que tenían preparado y que leyó Leire Vergara, comisaria de la exposición del Laboratorio 987.

Un plante que, según aseguraron, se producía como medida de protesta hacia la Junta de Castilla y León por la «forma precipitada con la que había querido cerrar la crisis en la que está inmerso el museo» y que está claro Agustín Pérez Rubio sigue interesado en alimentar, con desplantes como el que ayer protagonizó.

Adjudicación a sí mismo

Lo que no dijo el ex director de Musac es que los 12.000 euros que se embolsa por ser el comisario de una de las tres exposiciones, que desde hoy estarán abiertas al público y que se negó ayer a presentar, es un dinero que él mismo se autoadjudicó cuando todavía era director del Museo de Arte Contemporáneo.

Lo que sí estaba en el manifiesto que leyó Leire Vergara, quien se lleva 9.000 euros por comisionar la exposición del Laboratorio 987, son las críticas hacia el «nombramiento precipitado» de Manuel Olveira. Además, en el escrito arremeten contra la Administración autónomica, la misma que paga esos 12.000 euros a Agustín Pérez Rubio y los 9.000 a Leire Vergara, «por haber ignorado las peticiones procedentes del sector artístico y que reclaman una reflexión necesaria sobre lo ocurrido y que se asegure la autonomía del museo sobre los intereses políticos». Lo que no hay es autocrítica en un manifiesto en el que aseguran que deciden «seguir adelante» como una demostración de «responsabilidad frente al museo como institución pública».

El arte dejó de ser rentable
In vino veritas. Los inversores saben que “en el vino está verdad”. Al igual que el oro, puede subir su valor aunque se compre y luego se guarde en algún lugar bajo tierra. En realidad, a diferencia del metal precioso, su valuación puede aumentar con sólo envejecer.
El valor a largo plazo que tienen los vinos se analiza en un nuevo estudio realizado por académicos de la Cambridge Judge Business School, la Vanderbilt University y HEC París. El trabajo muestra que como clase de activo, desde 1900 los vinos de alta gama (como los cinco primeros “crus” de Burdeos de Haut-Brion, Lafite Rothschild, Latour, Margaux y Mouton-Rothschild) han tenido un desempeño mejor al de activos como el arte y las estampillas y muy superior a los bonos. Sin embargo, se quedan atrás de las acciones.
Los académicos hicieron un trabajo de detectives financieros usando precios proporcionados por los intermediarios Berry Brothers & Rudd y la casa de subastas Christie’s, que los tenían registrados en Londres. La capital de Inglaterra hace tiempo que es el centro de ventas de los mejores vinos franceses, y esas dos fuentes brindaron datos que se retrotraen al siglo XIX.
Ellos estiman que los vinos de alta calidad se apreciaron 5,3% por año, después de la inflación. Tomando en cuenta los costos de la guarda, esa tasa baja a 4,1% anual, que es menor al 5,2% de las acciones, pero bastante mejor a los retornos que ofrecieron otros “objetos coleccionables” como arte (2,4%) y estampillas (2,8%), y muy superior al rendimiento de los bonos del gobierno.
Por lo tanto, el estudio confirma que el vino es un lujo que también constituye una interesante oportunidad de inversión. Es fácil comprender porqué algunos lo agrupan con otros activos bajo la sigla SWAG, significa plata, vino, arte y oro.
Pero lo que es verdaderamente notable con respecto al vino es que su valor puede subir aunque el tiempo erosione su sabor. Los grandes vinos maduran gradualmente durante décadas, pero finalmente se avinagran y se vuelven intomables.
Sorprendentemente, eso no afecta el precio de la bebida. Una vez que el vino pasa su madurez y se pone viejo, sus precios tienden a subir. A los ojos del coleccionista de vinos, “se convierte en un vinagre muy hermoso”, señaló Elroy Dimson, uno de los autores del estudio y una autoridad en historia del mercado de acciones.
Dimson y sus colegas sostienen que el valor del vino tiene tres componentes. El de consumo inmediato, los dividendos potenciales por esperar a que madure y su valor como objeto de colección. Eso da origen al extraño ciclo de vida que tiene el precio de un vino añejo, donde el alza es impulsada por su atractivo para el consumo hasta que alcanza la madurez, luego se ameseta y más tarde vuelve a subir hasta una meseta final pese a que ya no se puede beber pero su rareza (ya que las otras botellas se consumieron) hace que su valuación aumente por última vez.
Con el tiempo, los precios de los vinos también ascienden en línea con el crecimiento de la riqueza. Cuanta más gente puede pagar vinos de calidad, más sube el costo. Por lo tanto, el vino tiene un correlato con los mercados de acciones, y es impulsado por la creciente desigualdad y la globalización.
¿Ofrece el vino alguna cobertura contra la inflación o un derrumbe financiero? Su correlación con la riqueza y el mercado de valores lo convierte en una cobertura dudosa.