Una mona suelta en el Rosedal de Palermo.

Personal de la Dirección Nacional Fauna y expertos del Zoológico de Buenos Aires intentaban, sin éxito, capturar al huidizo simio. “Se ha ido pasando de un árbol a otro. No queda luz así que probablemente sigamos mañana (por hoy). Intentaremos guiarlo hacia una rama baja y capturarlo con una red o copo. En última instancia recurriremos a los dardos para dormirlo. Pero no es lo ideal”, contó anoche a este medio Miguel Rivolta, director de Bienestar Animal del Zoo porteño.

Todo comenzó el último miércoles cuando un vecino que caminaba por los bosques de Palermo se topó con mono aullador -una especie autóctona de Chaco y Corrientes- y lo grabó con su celular. Ayer diferentes canales de noticias se hicieron presentes en el parque del Planetario y alrededor de las 16 el mono apareció en las pantallas de televisión: se lo veía inquieto, con su cola enroscada en una rama.

Un grupo de jóvenes se acercó al lugar y, entusiasmado con el hallazgo, decidió “bautizar” al temeroso carayá como “Pepe”.

La presencia de animales silvestres en la ciudad, aseguran los especialistas, es una muestra más de una moda que gana adeptos: la tenencia de especies exóticas. Se trata de una “tendencia peligrosa” tanto para los animales como para las personas que deciden adoptarlas, por el contagio de enfermedades o la eventualidad de un ataque perpetrado por la particular mascota.

Los expertos consultados estiman que el simio no llegó por sus propios medios al tradicional paseo porteño sino que fue liberado por su dueño o se escapó de un departamento en el que estaba en cautiverio. La venta de estos ejemplares está prohibida por ley .

Anoche personal de Bomberos se disponía a asistir a los veterinarios con la cesión de una grúa que los ayudara a acercarse hasta “Pepe”. Rivolta explicó que “ahora está escondido en una palmera. Esperaremos la instalación de la grúa para estar en mejores condiciones para capturarlo ”.

Es un ejemplar de carayá, o aullador

Al ser consultado sobre cómo arribó el simio a los bosques de Palermo, Rivolta dijo que “lo soltó acá un particular o se escapó de una vivienda cercana. No proviene del zoológico. Es un ejemplar de carayá o aullador, juvenil. Y hay que aclarar que no es peligroso: se muestra temeroso del hombre y solo puede atacar si se siente acorralado”.

Por último, adelantó que “Pepe” será sometido a diversos chequeos en el Zoo porteño y luego la autoridad competente, en este caso Fauna de Nación, determinará si es derivado a un centro de conservación o liberado en su hábitat.

MONA
Apareció la mona que se había perdido en la zona de Palermo. El animal estaba siendo buscado por personal de la Dirección Nacional Fauna y expertos del Zoológico de Buenos Aires desde este miércoles. Ese mismo día, una persona que circulaba por la zona del Planetario la había visto trepada en una árbol y la filmó. Sin embargo, pasaron dos días hasta que finalmente lograron capturarla.

La presencia de animales silvestres en la Ciudad, aseguran los especialistas, es una muestra más de una moda que gana adeptos: la tenencia de especies exóticas. Se trata de una “tendencia peligrosa” tanto para los animales como para las personas que deciden adoptarlas, por el contagio de enfermedades o la eventualidad de un ataque perpetrado por la particular mascota.

Los expertos consultados estiman que el simio no llegó por sus propios medios al tradicional paseo porteño sino que fue liberado por su dueño o se escapó de un departamento en el que estaba en cautiverio. La venta de estos ejemplares está prohibida por ley .

Según informaron es un ejemplar de carayá o aullador, juvenil. Y hay que aclarar que no es peligroso: se muestra temeroso del hombre y solo puede atacar si se siente acorralado”.

El animal será sometido a diversos chequeos en el Zoo porteño y luego la autoridad competente, en este caso Fauna de Nación, determinará si es derivado a un centro de conservación o liberado en su hábitat.

Situación similar había ocurrido hace algunos meses con puma de Vicente López que paseaba su figura amenazante a pocas cuadras de la Residencia Presidencial. Luego decenas de ardillas comenzaron a hacer estragos en distintos barrios de Luján y Pilar comiendo cables y mangueras.