El nombre del local no se debe, como muchos creen, a la orquesta Varela Varelita (muy famosa entre los años 1940 y 1970. En realidad, el apellido del propietario original del café era Varela, y con este colaboraba su hijo, conocido como “Varelita”, para diferenciarlo de su progenitor. De ahí el motivo de cómo el bar recibió su nombre.
Varela Varelita es un bar ubicado en el barrio porteño de Palermo Soho, en la esquina de Scalabrini Ortiz y Paraguay. Es uno de los bares notables de la Ciudad de Buenos Aires, y es considerado un lugar histórico y cultural de la ciudad.
Varela Varelita
Café Notable
Más de 70 años.
Administrado por sus dueños y mágico por sus clientes.
El bar fue fundado en la década de 1950 por el gallego Manuel Varela, quien tenía un hijo al que le decían «Varelita». De ahí el verdadero origen del nombre del bar.
Varela Varelita es un bar tradicional, con una decoración sencilla y acogedora. El bar es conocido por su ambiente bohemio y sus parroquianos, que suelen ser artistas, escritores y músicos.
En el bar se puede disfrutar de una amplia variedad de bebidas y comidas, entre las que destacan los cafés, los tragos y las tapas. También se organizan regularmente eventos culturales, como recitales, presentaciones de libros y exposiciones de arte.
Varela Varelita es un lugar emblemático de Buenos Aires, y es un destino obligado para los amantes de la cultura y la vida nocturna de la ciudad.
Historia
Varela Varelita fue fundado en la década de 1950 por el gallego Manuel Varela, quien tenía un hijo al que le decían «Varelita». De ahí el verdadero origen del nombre del bar.
El bar comenzó como un pequeño café, pero pronto se convirtió en un lugar popular para artistas, escritores y músicos. En los años 1960, el bar fue un punto de encuentro para la bohemia porteña, y fue frecuentado por figuras como Héctor Libertella, Eduardo Galeano, Astor Piazzolla y Mercedes Sosa.
En la década de 1970, el bar fue clausurado por la dictadura militar. Sin embargo, reabrió sus puertas en la década de 1980, y desde entonces ha seguido siendo un lugar popular para la cultura y la vida nocturna de Buenos Aires.
Características
Varela Varelita es un bar tradicional, con una decoración sencilla y acogedora. El bar es conocido por su ambiente bohemio y sus parroquianos, que suelen ser artistas, escritores y músicos.
En el bar se puede disfrutar de una amplia variedad de bebidas y comidas, entre las que destacan los cafés, los tragos y las tapas. También se organizan regularmente eventos culturales, como recitales, presentaciones de libros y exposiciones de arte.
Ubicación
Varela Varelita está ubicado en el barrio porteño de Palermo Soho, en la esquina de Scalabrini Ortiz y Paraguay. El bar está abierto todos los días de la semana, de 7:00 a 2:00 am.
Platos recomendados
Tostado de Jamón Y Queso Y Café Con Leche
Chacho y la renuncia en Varela Varelita
El 6 de octubre del 2000 el jefe del Frepaso conmocionaba al país. Y disparaba el rápido proceso de debacle de la Alianza. Dejaba así en la nada su propia coronación política. Y anticipaba un desenlace socialmente traumático: aquel 2001 del “que se vayan todos”
Chacho Alvarez arrastraba incomodidad desde antes del episodio del Senado. Influyeron decididamente en su visión de aquel momento los comentarios y presunciones de Antonio Cafiero, quizá su principal referencia cuando pasada la dictadura, caminaba algunas veredas de la renovación peronista.
Mantenía parte del núcleo político con el que había compartido el Grupo de los Ocho, liderado por Germán Abdala en oposición al menemismo. Pero tampoco aquellos dirigentes fueron advertidos con algo de anticipación de la conmoción que se avecinaba.
La renuncia a la vicepresidencia fue finalmente en solitario, tal vez madurada en otro bar, ya famoso por su condición de habitué, el Varela Varelita de Scalabrini Ortíz y Paraguay, donde seguramente había registrado alguna señal de desgaste rápido en el Gobierno. Ni Graciela Fernández Meijide, ni Darío Alessandro, ni Rodolfo Rodil, ni menos aún Flamarique. Es decir, ni los referentes de su sector en el gabinete y en el Congreso.
La combinación de aquel momento no podía ser peor. Una salida de alto impacto pero gris en su proyección: él se iba pero su gente seguía en el Gobierno para no dinamitar la Alianza. Pero la coalición de gobierno estaba condenada. La mecha había sido encendida, sino lo estaba aún antes. Crisis de gobernabilidad más crisis económica: anticipo de colapso.
HABITUES:
«Tener de amigos a nuestros clientes es un regalo tan inesperado como inevitable. Es un placer contar con ustedes».
Cuando las habitués entran a la esquina saludan siempre a otros habitués y a todos los que trabajan ahí. La mesa puede ser indistinta, y aunque prefieren alguna, todas son un lugar ideal. Como en las películas, los mozos ya saben el pedido e incluso en el orden que seguramente lo quieran. El pedido llega y los platos, vasos y bebidas giran -literalmente- sobre la mesa. Hay voces, muchas voces. En el transcurso de su estadía la gente va y viene, entra y sale. Llegan más habitúes. Se juntan mesas o se habla de una a otra. “Termino y me sumo a la ustedes” “Dale, y nos tomamos un whisky” “Dale”. Se acerca el mozo -de cada uno saben el nombre, sus turnos, francos y varias historias- en algún momento donde la esquina está más tranquila y hace un comentario, cuenta alguna anécdota o comparte un trago. Las horas pasan, los vasos siguen girando, los lomos, las milanesitas con queso, las medialunas rellenas y las empanadas pasan y pasan. Las mesas y las sillas de la vereda se empiezan a guardar, las ventanas se cierran, la persiana baja y los pisos se limpian, pero los habitués siguen ahí.
La esquina es un hospital emocional en el que no hace falta decir qué sentís para que todos intenten que tengas las mejores horas de tu día o, si ya las tuviste, las celebres de la mejor manera.
Las habitués tienen en la esquina sus propias reglas y un compromiso inquebrantable.
Tienen un lugar sagrado, seguro e íntimo pero que es de ellas y de muchos más.
Nunca fui habitué de nada que no sea un transporte público. Mis amigas, en cambio, son habitués de una esquina que se llama Varela Varelita.