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Atleta del escultor frances Léon Gréber Henri en Plaza Ramón G. Fernández del Rosedal.

Atleta del escultor frances Léon Gréber Henri en Plaza Ramón G. Fernández del Rosedal.

Atleta del escultor Frances Léon Gréber Henri en Plaza Ramón G. Fernández del Rosedal de palermo, está ubicada en Av Iraola y Av Sarmiento, al lado de la estación saludable de lGCBA.  Atleta es el Hombre que tomaba parte en los antiguos juegos públicos de Grecia y Roma.

 Frente al Rosedal. Atleta en la Plaza Ramón G. Fernández del Rosedal.

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Atleta del escultor frances Léon Gréber Henri en Plaza Ramón G. Fernández del Rosedal.




 
 






Un atleta

Un atleta (del griego antiguo) es una persona que posee una capacidad física, fuerza, agilidad o resistencia superior a la media y, en consecuencia, es apta para la realización de actividades físicas, especialmente para las competitivas.

Antiguamente, recibían el nombre de «atletas» quienes participaban en los Juegos Olímpicos.  En un sentido más preciso, se considera un atleta a la persona que practica actividad física con intensidad tres o más veces por semana y que lleva una dieta y estilo de vida adecuados para rendir físicamente.

El escultor Frances Léon Gréber Henri

 
 
 
 
 
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Henri Léon Gréber

Henri, Léon Gréber fue un escultor francés, nacido el 28 de mayo de 1854 en Beauvais  y fallecido el año 1941 en París. Su hijo Jacques Gréber fue arquitecto urbanista.

Henri-Désiré-Léon Gréber nació en la localidad de Beauvais, del departamento de Oise, en la región de Picardía.

Se trasladó a París donde nació su hijo Jacques el año 1882.

En 1900 recibió una Medalla de Oro en la Exposición de Bellas Artes.  En 1903 ya era oficial de la Academia de Bellas Artes.

Fue nombrado Caballero de la Legión de Honor el 2 de enero de 1904.1 En aquella época residía en el número 6 de la calle Vernion.

Trabajó en Estados Unidos, donde su hijo se asentó definitivamente.

Falleció en París el año 1941.

Atletas: Se llamaban así entre los griegos a los hombres robustos

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Atleta

Se llamaban así entre los griegos a los hombres robustos y valerosos que ejercitaban su cuerpo para obtener el premio en pruebas físicas y, también, a los poetas, historiadores y músicos que competían públicamente para alcanzar el premio otorgado a los vencedores en los certámenes. En Roma se conocía como atletas a los luchadores y a los púgiles, ya que todos los demás tenían nombres específicos.

La institución de los combates atléticos es antiquísima. Se cree que Licaón fue el primero que estableció los de Arcadia, y Hércules aquellos que hicieron célebre a Olimpia. Según el testimonio de Homero parece que antes de la guerra de Troya se celebraron ya para hacer más solemnes los funerales de los grandes hombres. Pero es de creer que entonces no sería una profesión diferente, sino parte de los ejercicios militares como sucedió después, un siglo antes de Platón, cuando la frecuencia de los mismos juegos y la esperanza del premio y de la fama puso en sumo crédito la gimnástica de los atletas.

En Grecia, los atletas eran de condición libre, en tanto que los romanos eran esclavos o libertos.

Estos juegos, inventados por el valor y la virtud, degeneraron en vicio y vanidad. El oficial que presidía los ejercicios se llamaba agonistarco, nombre derivado de la voz griega agon, combate o pelea, por lo que se llama agonística a la ciencia de los combates o arte de los atletas y también gimnástica por pelear desnudos.

Admisión

Para ser admitidos en los públicos y solemnes certámenes, era preciso ponerse bajo la dirección de los maestros de la pelestra para observar diez meses consecutivos las leyes artéticas y perfeccionarse con un trabajo asiduo en todos los ejercicios que debían proporcionar a los vencedores el premio destinado. Estos preliminares se hacían públicamente en los gimnásticos y cuando se acercaba el día en que tenían que celebrarse los juegos olímpicos se redoblaron las fatigas de los atletas que debían combatir en ellos. Entre los atletas no se admitían a los extranjeros, a los esclavos, ni las personas de nacimiento oscuro e incierto. Los agonotetas, los atlotetas y los elanódicos estaban encargados de informarse del nacimiento y costumbres de los atletas. A estos se les manifestaban las condiciones con que eran admitidos y luego un heraldo levantando la mano para imponer silencio al pueblo, la ponía sobre la cabeza de cada atleta y conduciéndolo por el estadio preguntaba en alta voz si alguno le acusaba de algún delito, si era de costumbres irreprensibles, si era libre, etc. Después se hacía en Olimpia jurar a los atletas:

que se habían sujetado por diez meses a todos los ejercicios y a todas las pruebas de institución atlética
que observarían religiosamente todas las leyes prescritas en cada especie de certamen y que no harían nada contra el buen orden y el gobierno establecido en los juegos, juramento que se pronunciaba delante de la estatua de Júpiter.

El día de los juegos cuando los atletas estaban reunidos y el heraldo había proclamado sus nombres, se distribuían por suerte los varios ejercicios en que debían ocuparse. En la lucha, en el pugilato y en el pancracio en que no combatían sino de dos en dos, los contrincantes o las parejas se sacaban por suerte y cuando el número era impar, el que quedaba sin antagonista se llamaba efedro y se reservaba para combatir con el vencedor. Arreglados así los atletas, se les animaba con alguna exortación de los agonotetas y de los gimnásticos. Se daba entonces la señal del ceilámen y se abría la liza. El engaño, el artificio, la superchería y la excesiva violencia estaba desterrada de los juegos: y los contraventores a las leyes atléticas se castigaban severamente por los mastigóforos destinados a esto.

Atletas en los Olímpicos

En la Antigua Grecia, los Juegos Olímpicos  fueron una serie de competiciones atléticas disputadas por representantes de diversas ciudades-estado griegas a partir del año 776 a.C.

Los Juegos Olímpicos se disputaban normalmente cada cuatro años o una olimpiada. Durante la celebración de la competición se promulgaba la ékécheiria o trégua olímpica, para permitir a los atletas viajar en condiciones de seguridad desde sus polis hasta Olimpia. Los antiguos Juegos Olímpicos fueron bastante diferentes de los modernos; había menos eventos y solo los hombres libres que hablaban griego podían competir, además de que se celebraban siempre en el mismo lugar.

Por fuentes antiguas, se cuenta entre los participantes más célebres a Alejandro Magno, que participó siendo adolescente, siglo IV a. C.,  en carrera de carros.

Los últimos Juegos Olímpicos de la Antigüedad se celebraron en el 393 d. C., casi doce siglos después de sus comienzos.
Tras la adopción del cristianismo como religión oficial del Imperio romano con el Edicto de Tesalónica (28 de febrero de 380), el emperador Teodosio prohibió toda celebración pagana, incluidos los juegos olímpicos.

Corebo de Élide

El primer nombre de un atleta insigne en las tablas sagradas de Olimpia: el del corredor Corebo de Élide. Corebo era un humilde panadero (cocinero según otras fuentes) que por unos días dejaba de amasar pan para participar en los juegos. Se cuenta que obtuvo una sonada victoria en la carrera de velocidad, también conocida como stadion (en griego στάδιον, distancia de un estadio) y que siempre corría desnudo. Por su victoria en el stadion, la única carrera programada, con una distancia de 192,27 metros, Corebo recibió como premio una rama de olivo, un galardón mucho menos valioso que las actuales medallas de oro pero que otorgaba el prestigio y orgullo de ser el hombre más veloz de la Tierra.

Las doce pruebas olímpicas

Estadio o estadión: Fue la carrera principal y más antigua de Olimpia. Consistía en correr un largo del estadio (192,28 metros).

Diaulo. El diaulo o doble del estadio se introdujo en los Juegos Olímpicos de 724 antes de Cristo y consistía en correr dos largos del estadio (de 400 metros).

Dólico: Era la carrera de fondo, en la que se corrían ocho estadios, que fueron aumentados con el paso del tiempo hasta llegar a los veinticuatro (4.500 metros).

Hoplitodromía. Carrera considerada como preparación ideal para la guerra, se efectuaba el mismo recorrido que en el diaulo, pero cargando el atleta con las armas defensivas de un hoplita: yelmo, coraza, espada y glebas.

Salto de longitud. Esta prueba no existía de forma independiente, sino como parte integrante del pentatlón.

Lanzamiento de disco. En los grandes juegos panhelénicos, esta prueba solo se realizaba formando parte del pentatlón.

Lanzamiento de jabalina. La jabalina deportiva era de pino, olivo o tejo y tenía aproximadamente la longitud de la altura del lanzador.

Pentatlón: Se introdujo después de la 18 Olimpiada (708 antes de Cristo) y constaba de cinco pruebas: estadio, lucha, salto de longitud, lanzamiento de disco y lanzamiento de jabalina.

Lucha. Fue la menos brutal y más popular de las pruebas pesadas o de fuerza. Se desarrollaba en un espacio del estadio con el suelo blando (skamma), preparado al efecto, como ocurría en el salto de longitud.

Pugilato. El precedente de nuestro actual boxeo. Por múltiples pinturas murales y relieves conservados de Creta y Micenas, se desprende que era practicado ya en el segundo milenio antes de Cristo. Fue introducido en la 23 Olimpiada (688 a.C.).

Pancracio. Mezcla de lucha y pugilato, era similar, en parte, a las artes marciales de nuestro tiempo. La modalidad más violenta y brutal.

Hípica. Tenían lugar en el hipódromo y constaba de dos modalidades: carrera de carros y carrera de caballos. La primera fue la competición deportiva preferida para los griegos por la espectacularidad y vistosidad de la misma.

Hipócrates: Los alimentos y las emociones influyen directamente en la salud.

El Café de Hansen

La casa del Che Guevara en el Barrio de Palermo. Aráoz y Mansilla.

La casa de Evaristo Carriego es Patrimonio Histórico de Palermo. El “poeta de Palermo”.