poetico

El vecino Jorge Luis. Palermo en el imaginario de Borges.

Citas de Borges

* «Democracia: es una superstición muy difundida, un abuso de la estadística.»

* «Vida y muerte le han faltado a mi vida. De esa indigencia, mi laborioso amor por estas minucias.» Buenos Aires, 1932.

* «Hay un concepto que es el corruptor y el desatinador de los otros. No hablo del Mal cuyo limitado imperio es la ética; hablo del infinito.» Avatares de la Tortuga.

* «Quienes argumentan que el arte no debe propagar doctrinas, se refieren a doctrinas contrarias a las suyas»

* «Los peronistas no son buenos ni malos, simplemente son incorregibles»

* «La buena amistad soporta la infrecuentación»

* «No nos une el amor sino el espanto; será por eso que la quiero tanto» (Buenos Aires y El otro, el mismo)

* «Estoy medio desorientado -manifiesta-. Se me acercó una mujer vociferando: ¡Inculto! ¡Ignorante!»

* «La Argentina e Inglaterra parecen dos pelados peleándose por un peine, las islas habría que regalárselas a Bolivia para que tenga salida al mar» (sobre las Malvinas).

* «Dicen que la lengua francesa es tan perfecta que no necesita escritores. A la inversa, dicen que el castellano es una lengua que se desespera de su propia debilidad y necesita producir cada tanto un Góngora, un Quevedo, un Cervantes.»

* «Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca»

* «Creo que habría que inventar un juego en el que nadie ganase»

* «Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón»

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Borges

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Libros más importantes de Borges

Algunos de los libros más importantes de Borges son, en poesía, Fervor de Buenos Aires, Luna de enfrente, El otro, el mismo, Para las seis cuerdas, Elogio de la sombra y La moneda de hierro. En cuento hay que mencionar Historia universal de la infamia, Ficciones, El Aleph, El informe de Brodie, El libro de arena y Memorias de Shakespeare. En ensayo están Inquisiciones, El tamaño de mi esperanza, El idioma de los argentinos y Evaristo Carriego.

Palermo, como lo enuncia el poema, fue el barrio mítico que tuvo a Jorge Luis Borges como uno de sus vecinos.

Gran caminante de sus calles y observador de sus personajes, Borges nos introdujo a través de su obra en el misterio de este barrio de Buenos Aires; es así que, literatura y biografía, convergen en el espacio geográfico e ideal de la ciudad.

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Rescató de sus silencios, de sus bordes oscuros, la inspiración necesaria para la génesis de esa otra ciudad, la surgida del talento creativo de quien contribuyó a inmortalizar las calles de un Palermo que lo reconoce como hijo dilecto.

Borges creó un barrio simbiótico entre lo real y lo imaginario que se concreta en cuanto a realidad tangible, solo cuando nos asomamos a la lectura de su biografía.

Se ocupó de sus compadritos, de los orilleros porteños, de sus calles: «. Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga»; del arroyo Maldonado dormido bajo el asfalto.

Eran tiempos en que, según él mismo diría:». buscaba los atardeceres, los arrabales y la desdicha .»

Reveló, con la curiosidad innata del escritor, márgenes y rincones que lo llevarían a descubrir la intimidad de un arrabal enclavado en la ciudad, a partir de esta intimidad crea el Palermo mítico que asoma de sus textos; el «barrio del cuchillo», como también lo llamaría algún payador borgiano.


Borges construye el mito del barrio palermitano, lo articula, lo concibe , lo narra, lo poetiza; inútil pensar si fue o no así, su pasión es un llamamiento a vivirlo con la intensidad que hizo suya.

Palermo y sus amantes. Palermo y la fuerza de su tradición y su belleza. Borges, alguien que lo inmortalizó con el genio de su obra.

Y seguirá siendo el barrio convocante y misterioso que atrae voluntades; las mismas que hoy se unen con una tarea maravillosa del vecindario, para mejorar lo mejorable y exaltar las bondades de una zona que seguirá siendo orgullo de quienes la habitan, » tan eterna como el agua y el aire».

Jorge Luis Borges nació el 24 de agosto de 1899 en un solar del barrio porteño de Palermo, hoy una de las zonas de moda de Buenos Aires, y murió el 14 de junio de 1986 en Ginebra.

Su nombre completo fue Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo. Mucho se ha dicho de este enigmático y polémico personaje.

Un abuelo suyo – Isidoro Acevedo- peleó contra Rosas y murió a principios del Siglo XX en ese misma casa de la calle Serrano.

Su padre fue un literato frustrado y tenía ascendencia británica, idioma que Borges manejaba a la perfección desde niño. Leía a Shakespeare a la edad de doce.

Luego de que su familia viviera en Europa por algunos años, y donde el joven escritor se uniera al movimiento de vanguardia ultraísta, retornaron a Buenos Aires.

Borges empezó entonces a publicar poemas en diversas revistas literarias, tales como Prisma, Proa y Sur. Por esos tiempos publica Fervor de Buenos Aires. Frecuentaba a Victoria Ocampo y Bioy Casares. Y fue influenciado por Macedonio Fernández. Luego vino Historia Universal de la Infamia.

Trabajaba en la Biblioteca Municipal cuando el gobierno de Perón lo destinó a la inspección de pollos, increíble, ¿no?, provocando su renuncia. Desde allí Borges siempre jugó un papel emblemático en una Argentina dividida. Poco antes su padre había muerto y fue un duro golpe que lo había motivado a escribir el Jardín de los Senderos que se Bifurcan.

El glaucoma, que padeció desde joven, lo convirtió en conferencista. Y la Libertadora lo nombró Director de la Biblioteca Nacional. Honor al que renunció en 1973, cuando Perón volvió al país.

Escribió innumerables trabajos como El Aleph o El Milagro Secreto, entre otros, y alguna vez el notable Coetzee dijo de él, “más que nadie renovó el lenguaje de la ficción abriendo así el camino para una generación remarcable de novelistas hispanoamericanos”.

Sus raíces eran modernistas, especialmente simbolistas. Su ficción fue estudiosa, y muy concisa. Combinó el interés por su tierra nativa con perspectivas más amplias. Mucho de tu trabajo tuvo que ver con la naturaleza del tiempo, la filosofía y la identidad. Pero a medida que su enfermedad de la vista avanzaba tuvo que concentrarse más en la poesía, más simple de memorizar.

Sería interminable hablar de la obra de Borges. La que además ha sido descripta, analizada, elogiada o criticada desde cualquier ángulo y perspectiva por muchos especialistas. Pero, lamentablemente, en un país dividido en la segunda mitad del Siglo XX por una falsa antinomia, su sola mención provocaba entre vastos sectores de la población una tirria especial.

Borges fue sinónimo de gorila y por ende negado, criticado y lanzado a la hoguera de la Inquisición. Y el irónico destino quiso que muriera cuatro años antes que Menem asumiera.

El más peronista y gorila, en una maravillosa conjunción final, de los gobiernos destrozó de un plumazo toda esa estúpida e infame antinomia que hizo que muchos jóvenes se resignaran a disfrutar de la literatura de Borges.

Este tipo de vuelco de la ideología hacia el arte ha sido un reiterativo elemento de ignorancia, y ha sido utilizado políticamente por los adalides retrógradas de la estupidez, en diversas etapas de la historia moderna.

Con claros intereses políticos, obviamente. Así, la supuesta ideología “franquista” de Dalí, lo colocó en una vereda inaccesible para muchos “progresistas”. Finalmente, ¿a quién le interesan las opiniones políticas de un gran pintor o escritor?

El arte es arte y punto. El arte no es burgués y no es revolucionario. No al menos en términos sociales. El arte no es idiota, gracias a Dios. Y soy ateo.

En el rudo Buenos Aires de comienzos de siglo había sido objeto de acoso escolar: «Borges había ido a un colegio del barrio de Palermo -que en aquel momento era un barrio muy humilde y peligroso– y allí había sido objeto de burlas referentes a su torpeza y a su miopía. Lo llamaban «cuatro ojo» y le rompían las gafas, cosa que lo marginaba y lo convertía en un niño raro e inadaptado. En Ginebra, por el contrario, pasó a ser respetado y valorado por sus lecturas y por su precoz inteligencia».

El mismo día del entierro en Ginebra, al que no asistió ningún familiar del escritor, su hermana Norah, compañera de la aventura ultraísta en la España de los años veinte, publicó una carta en el periódico «La Nación», de Buenos Aires: «Me he enterado por los diarios que mi hermano ha muerto en Ginebra, lejos de nosotros y de muchos amigos, de una enfermedad terrible que no sabíamos que tuviera. Me extraña mucho que su última voluntad fuera ser enterrado ahí, ya que siempre quiso estar con sus antepasados y con nuestra madre en la Recoleta (no en el Cementerio Británico como dice el apoderado). Aunque él esté muerto, los recuerdos de toda una vida nos siguen uniendo».

Escuchamos todas esas historias finales, tan de novela negra, tan de viuda negra (aunque siempre vistiera de blanco) y recordamos unos versos premonitorios dedicados «A un poeta menor de la Antología»: «Pero los días son una red de triviales miserias, / ¿y habrá suerte mejor que la ceniza / de que está hecho el olvido».

La verdad no tiene una sola cara. Borges amaba y temía a su madre autoritaria, gracias a la cual pudo realizar su obra, pero que frustró muy eficazmente todas sus relaciones sentimentales; Borges amaba y temía a María Kodama, tras su frágil apariencia no menos enérgica que aquella madre castradora. Era sincero cuando llamaba a escondidas a Bioy, su amigo y su colaborador de tantos años, para confesarle que se sentía arrastrado y casi secuestrado por una voluntad más fuerte que la suya. Pero no era menos sincero cuando al frente de Los conjurados, su última obra, escribía: «De usted es este libro, María Kodama. ¿Será preciso que le diga que esta inscripción comprende los crepúsculos, los ciervos de Nara, la noche que está sola y las populosas mañanas, las islas compartidas, los mares, los desiertos y los jardines, lo que pierde el olvido y lo que la memoria transforma, la alta voz del muecín, la muerte de Hawkwood, los libros y las láminas? Sólo podemos dar lo que ya hemos dado. Sólo podemos dar lo que ya es del otro. En este libro están las cosas que siempre fueron suyas. ¡Qué misterio es una dedicatoria, una entrega de símbolos!».

Qué misterio es una vida, cualquier vida. Qué misterio una muerte, cualquier muerte. El hombre Borges, que fue tantos hombres, una multitud, como todos nosotros, está lleno de sombra; en su obra, en cambio, no hay ni una sombra, ni una arruga ni un borrador perecedero. Toda es música y magia, cordial inteligencia apasionada, alegría para siempre.

Serrano al 2100 en pleno barrio de Palermo.

Borges nació en la calle Tucumán al 800 pero vivió algunos años en la re bautizada con su apellido Serrano al 2100 en pleno barrio de Palermo. Hace pocos días, un 24 de agosto, se cumplió un nuevo aniversario del nacimiento del más notable escritor argentino, Jorge Luis Borges. Un evento se realizó en el que participó quien fuera su última compañera, María Kodama.

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Su nombre completo fue Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo. Mucho se ha dicho de este enigmático y polémico personaje. Un abuelo suyo – Isidoro Acevedo- peleó contra Rosas y murió a principios del Siglo XX en ese misma casa de la calle Serrano. Su padre fue un literato frustrado y tenía ascendencia británica, idioma que Borges manejaba a la perfección desde niño. Leía a Shakespeare a la edad de doce. Luego de que su familia viviera en Europa por algunos años, y donde el joven escritor se uniera al movimiento de vanguardia ultraísta, retornaron a Buenos Aires. Borges empezó entonces a publicar poemas en diversas revistas literarias, tales como Prisma, Proa y Sur. Por esos tiempos publica Fervor de Buenos Aires. Frecuentaba a Victoria Ocampo y Bioy Casares. Y fue influenciado por Macedonio Fernández. Luego vino Historia Universal de la Infamia. Trabajaba en la Biblioteca Municipal cuando el gobierno de Perón lo destinó a la inspección de pollos, increíble, ¿no?, provocando su renuncia. Desde allí Borges siempre jugó un papel emblemático en una Argentina dividida. Poco antes su padre había muerto y fue un duro golpe que lo había motivado a escribir el Jardín de los Senderos que se Bifurcan. El glaucoma, que padeció desde joven, lo convirtió en conferencista. Y la Libertadora lo nombró Director de la Biblioteca Nacional. Honor al que renunció en 1973, cuando Perón volvió al país.

Escribió innumerables trabajos como El Aleph o El Milagro Secreto, entre otros, y alguna vez el notable Coetzee dijo de él, «más que nadie renovó el lenguaje de la ficción abriendo así el camino para una generación remarcable de novelistas hispanoamericanos». Sus raíces eran modernistas, especialmente simbolistas. Su ficción fue estudiosa, y muy concisa. Combinó el interés por su tierra nativa con perspectivas más amplias. Mucho de tu trabajo tuvo que ver con la naturaleza del tiempo, la filosofía y la identidad. Pero a medida que su enfermedad de la vista avanzaba tuvo que concentrarse más en la poesía, más simple de memorizar.

Sería interminable hablar de la obra de Borges. La que además ha sido descripta, analizada, elogiada o criticada desde cualquier ángulo y perspectiva por muchos especialistas. Pero, lamentablemente, en un país dividido en la segunda mitad del Siglo XX por una falsa antinomia, su sola mención provocaba entre vastos sectores de la población una tirria especial. Borges fue sinónimo de gorila y por ende negado, criticado y lanzado a la hoguera de la Inquisición. Y el irónico destino quiso que muriera cuatro años antes que Menem asumiera. El más peronista y gorila , en una maravillosa conjunción final, de los gobiernos destrozó de un plumazo toda esa estúpida e infame antinomia que hizo que muchos jóvenes se resignaran a disfrutar de la literatura de Borges.


Este tipo de vuelco de la ideología hacia el arte ha sido un reiterativo elemento de ignorancia, y ha sido utilizado políticamente por los adalides retrógradas de la estupidez, en diversas etapas de la historia moderna. Con claros intereses políticos, obviamente. Así, la supuesta ideología «franquista» de Dalí, lo colocó en una vereda inaccesible para muchos «progresistas». Finalmente, ¿a quién le interesan las opiniones políticas de un gran pintor o escritor? El arte es arte y punto. El arte no es burgués y no es revolucionario. No al menos en términos sociales. El arte no es idiota, gracias a Dios. Y soy ateo.

Biografía de Jorge Luis Borges

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Jorge Luis Borges nació el 24 de agosto de 1899 en el barrio de San Nicolás, pleno centro de la ciudad de Buenos Aires. Primogénito del matrimonio de Leonor Rita Acevedo Suárez y Jorge Guillermo Borges, el parto tuvo lugar en la casa familiar, ubicada a tan sólo tres cuadras de donde se emplaza actualmente el famoso obelisco. En ese solar había nacido su madre, en 1876. Allí se habían mudado sus abuelos maternos en 1869, cuando falleció su bisabuela materna, luego de haber vivido en esa casa por unos veinte años.

Borges descendía de familias criollas que, en algunos casos, participaron activamente en la formación de la nación y se destacaron también en la Guerra de la Independencia y en las guerras fronterizas y civiles del siglo XIX. Por el lado paterno, tenía también ascendencia inglesa; su abuela, Frances Haslam, nació en Staffordshire y migró a Argentina en 1870, procedente de un extenso clan de predicadores, escritores e intelectuales.

En 1901 el matrimonio Borges-Acevedo se mudó al barrio de Palermo, a una casa lindera con la de la abuela paterna. Palermo era entonces un barrio humilde sobre el margen norte de la capital, donde se fundían el campo y la ciudad. Esas zonas eran conocidas como las “orillas” y en ellas la gente de campo se mezclaba con los inmigrantes europeos que habían comenzado a llegar masivamente al país. Esta combinación produjo una subcultura efervescente de la cual surgieron el tango, la milonga, el sainete y ciertos personajes arquetípicos como el guapo o el malevo. Borges no tuvo contacto directo con ese mundo de arrabal, sino que lo conoció por medio de “un destacado poeta menor” amigo de su padre, Evaristo Carriego.

Por el contrario, la infancia de Georgie –como lo llamaban– transcurrió casi íntegramente en el interior de la casa familiar, donde se hablaba indistintamente en inglés y en castellano. Borges aprendió a leer a tan temprana edad que, según manifestó muchas veces, no recordaba un momento de su vida en el que no supiera leer y escribir. Fue un niño con una curiosidad intelectual precoz, que fue satisfecha (estimulada) por la inmensa biblioteca “de ilimitados libros ingleses” de su padre. En su autobiografía afirma que “si tuviera que señalar el hecho capital de mi vida, diría la biblioteca de mi padre. Creo no haber salido nunca de esa biblioteca”.

En 1914 la familia se trasladó a Ginebra (Suiza), donde el padre, Jorge Guillermo, se sometería a un tratamiento oftalmológico con la esperanza de detener la ceguera que avanzaba implacable sobre su vista. Ese mismo año estalló la Primera Guerra Mundial y debieron prolongar su estadía en Suiza hasta 1919. Allí Borges aprendió el idioma francés, el alemán y estudió latín. Amplió y profundizó sus lecturas literarias y filosóficas, siendo Walt Whitman y Arthur Schopenhauer las dos grandes revelaciones de ese período. Los años suizos fueron de una dicha inusitada para el adolescente Georgie, que los evocará siempre con felicidad.

En 1919 los Borges se mudaron a España, donde vivieron por dos años. Llegaron a Barcelona, pero al poco tiempo se mudaron a Mallorca y luego a Sevilla, para terminar en Madrid. En España el joven Borges participa de algunos cenáculos, entra en contacto con las vanguardias y publica sus primeros trabajos en revistas literarias. También conoció y entabló amistad con el poeta andaluz Rafael Cansinos Assens, a quien consideró durante toda la vida uno de sus grandes maestros.

Regresaron a Buenos Aires en marzo de 1921. Entonces, la ciudad había acelerado y acentuado el proceso de transformación urbana y cultural que había comenzado a fines del siglo XIX, convirtiéndose en una metrópoli moderna y cosmopolita. En el reencuentro con su ciudad natal, Borges no celebrará el progreso sino que buscará salvar la memoria de aquella antigua ciudad criolla, anterior a la ola inmigratoria que cambió definitivamente al país. Publica en 1923 su primer libro, el poemario “Fervor de Buenos Aires” y, luego, “Luna de enfrente” (1925) y “Cuaderno San Martín” (1929), en los que explora y encuentra la voz poética para expresar la nostalgia de aquella ciudad perdida.

Durante toda la década del ’20 tiene una intensa actividad literaria fundando y colaborando en distintas revistas, participando en las polémicas de la época, escribiendo y publicando sus propios libros. En esos años hereda de su padre la amistad de Macedonio Fernández, que terminará influenciando profundamente su propia identidad literaria.

En 1930 se produce uno de los grandes acontecimientos literarios y culturales argentinos del siglo XX, la escritora Victoria Ocampo funda la revista Sur, que publicó su primer número el primero de enero de 1931. Por las páginas de Sur transitaron importantes figuras internacionales –como Waldo Frank, Ortega y Gasset, Graham Green, Albert Camus, Tagore, Alfonso Reyes, Walter Gropius, Henry Miller, William Faulkner y muchos más– y nacionales, como José Bianco, Leopoldo Marechal, Ezequiel Martínez Estrada, Eduardo Mallea, Oliverio Girondo, Alicia Jurado, Ernesto Sábato, Alejandra Pizarnik, entre tantos otros. Pero sin dudas uno de los nombres más importantes fue el de Jorge Luis Borges, que formó parte de la revista desde su fundación y con la que colaboró durante cincuenta años, hasta 1980.

Fue por intermedio de Victoria Ocampo que Borges conoció en 1932 a Adolfo Bioy Casares. A pesar de la diferencia de edad (entonces Georgie tenía 32 años y Bioy tan sólo 17), se hicieron inmediatamente amigos y lo fueron hasta el final. Fuera de los vínculos estrictamente familiares, ésta fue la relación personal más extensa y más íntima en la vida de Borges. Así la describe en su autobiografía: “Uno de los principales acontecimientos de esos años (y de mi vida) fue mi amistad con Adolfo Bioy Casares. Nos conocimos en 1930 o 1931 cuando él tenía diecisiete años y yo poco más de treinta. En esos casos siempre se supone que el hombre mayor es el maestro y el menor el discípulo. Eso pudo haber sido cierto al principio, pero algunos años más tarde, cuando empezamos a trabajar juntos, Bioy era el verdadero y secreto maestro. Él y yo emprendimos juntos muchas aventuras literarias”.

En enero de 1938 comienza a trabajar como auxiliar primero en la sucursal Miguel Cané de la Biblioteca Municipal, ubicada en el barrio de Boedo. Su tarea consistía en catalogar libros. El trabajo era poco y sus colegas no tenían ningún interés literario ni intelectual. Paradójicamente, Borges desentonaba en esa biblioteca. “Hacía todo el trabajo de la biblioteca en una hora y después me escapaba al sótano, donde me pasaba las otras cinco horas leyendo o escribiendo”, confesó en su autobigrafía. En esas horas Borges escribió muchos de sus más extraordinarios cuentos, por ejemplo, “La biblioteca de Babel”, “Pierre Menard, autor del Quijote”, “La muerte y la brújula” y “Las ruinas circulares”. Trabajó allí hasta 1946, cuando renunció a su cargo. “Fueron nueve años de continua desdicha”, “nueve años que serán en el recuerdo una tarde, una tarde monstruosa”.

Éste sería un año singularmente importante en la vida de Borges, no sólo porque había conseguido su primer empleo fijo, sino porque apenas un mes más tarde, el 12 de febrero, moría su padre. Jorge Guillermo había sido más que su padre, fue sobre todo un modelo y un consejero literario. Pocos días después, el 18 de febrero, en una isla de El Tigre se suicidó con una copa de cianuro el escritor Leopoldo Lugones. Durante al menos las tres décadas anteriores, Lugones había sido la figura central de las letras argentinas y una de las plumas más importantes de la lengua castellana. Su imagen era al mismo tiempo una fascinación y una carga para las nuevas generaciones de escritores y Borges no fue la excepción, a lo largo de su vida las opiniones sobre el autor de “Lunario sentimental” sufrieron muchas variaciones.

También fue 1938 el año del accidente. La víspera de Navidad, Borges fue a visitar a una amiga que vivía en un departamento en el centro de la ciudad. Decidió no esperar el ascensor y subió corriendo por las escaleras. En medio de la prisa y, tal vez, de la oscuridad, rozó con la frente la punta de una ventana que había quedado abierta y que le causó una profunda herida. Durante los días siguientes estuvo convaleciente, soportando una fiebre muy alta y continua. Lo trasladaron a un sanatorio para que lo revisen. Inmediatamente lo operaron y quedó internado por algunas semanas; la herida se le había infectado y le había provocado una septicemia que lo dejó al borde de la muerte. Fue después de esa experiencia que Borges comenzó a escribir cuentos, género en el que todavía no se había expresado.

En 1944 la editorial Sur publica “Ficciones” uno de los (tal vez) cuatro libros capitales de su obra. Se trata de una colección de cuentos, la mayoría de los cuales ya habían sido publicados en un libro anterior o en diarios y revistas. Cinco años más tarde, en 1949, publica “El Aleph”, otra hazaña literaria. El libro es, como el anterior, una colección de cuentos ya publicados a los que se suman algunos inéditos. Ambos constituyen el pináculo creativo de nuestro escritor, a ellos se debe su fama mundial.

Cuando Borges renunció a su modesto puesto en la biblioteca Miguel Cané, debió buscar otra manera de generar ingresos para afrontar sus gastos personales y los de la casa, ya que los réditos de sus publicaciones eran exiguos. Así fue como aceptó dar, en 1949, nueve conferencias sobre distintos escritores estadounidenses para el Colegio Libre de Estudios Superiores, institución cultural independiente que por ese entonces dirigía el futuro presidente de la nación, Arturo Frondizi.

Borges tenía una leve pero marcada tartamudez y sufría, además, de pánico escénico. Sin embargo, estas conferencias fueron todo un éxito y marcaron el comienzo de una infinita serie de conferencias que dictaría alrededor de todo el mundo hasta el fin de sus días. “De modo que a los cuarenta y siete años descubrí que se me abría una vida nueva y emocionante. Recorrí la Argentina y el Uruguay dando conferencias. (…) No sólo terminé ganando más dinero que en la biblioteca, sino que disfrutaba del trabajo y me sentía justificado”.

Por estos años, la ceguera hereditaria que lo perseguía desde la infancia se había acentuado con severidad, a pesar de todos los tratamientos a los que se había sometido. Así fue que, hacia mediados de la década del ’50, quedó definitivamente incapacitado de leer y escribir. Casi al mismo tiempo, en 1955, fue nombrado Director de la Biblioteca Nacional, cargo que ocupó hasta 1973, cuando se jubiló. La coincidencia de ambos hechos inspiró el famoso “Poema de los dones”, en el que celebra la ironía de haber quedado ciego en el preciso instante en el que le fue concedido habitar en el centro de un paraíso de novecientos mil libros.

Al año siguiente, en 1956, es designado titular de la cátedra de Literatura inglesa y norteamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. “Yo he enseñado no literatura inglesa, la cual ignoro, sino el amor a esa literatura. O mejor dicho, ya que la literatura inglesa es virtualmente infinita, el amor a ciertos libros, a ciertas páginas, quizá de ciertos versos. Yo dicté esa cátedra durante veinte años en la Facultad de Filosofía y Letras. Disponía de cincuenta o cuarenta alumnos, y cuatro meses. Lo menos importante eran las fechas y los nombres propios, pero logré enseñarles el amor de algunos autores y de algunos libros”.

La ceguera lo devolvió al verso, desde entonces publicó casi una decena de libros de poemas. Pero Borges nunca abandonó la prosa y continuó escribiendo cuentos y prólogos. Una de las aventuras que emprendió para no rendirse a la ceguera fue el estudio del inglés antiguo y de su literatura medieval, al que continuó el estudio correspondiente del escandinavo antiguo. “Mi objetivo principal ha sido estudiar, no la vanidad de dominar, y en los últimos doce años no me sentí defraudado”, escribió en su autobigrafía.

El año 1961 le fue otorgado de manera compartida con el dramaturgo irlandés Samuel Beckett el Prix Internacional des Editeurs, más conocido como Premio Formentor, con el que un grupo de importantes editores de Italia, Francia, España, Alemania, Inglaterra y Estados Unidos reconocían la calidad excepcional de una obra literaria. Además del importe monetario (U$S 10.000), el premio incluía el beneficio de editar en los cinco idiomas las obras seleccionadas y publicarlas en los seis países. Éste fue el hecho que lanzó a Borges a la fama mundial definitiva, “de la noche a la mañana mis libros brotaron como hongos por todo el mundo occidental”.

A partir de entonces, la consagración de este “viejo poeta ciego” fue unánime. Ese mismo año fue invitado como profesor visitante a la Universidad de Texas, donde -durante un semestre- enseñó literatura argentina. Así comenzó su largo recorrido por universidades, ciudades y países de todo el mundo. Recorrió el globo dando clases, ofreciendo conferencias, dialogando, soportando periodistas, visitando idiomas, descubriendo mitologías y saboreando muchas regiones. Recibió innumerables honores de innumerables gobiernos y casas de estudios.

Vivió la gloria con asombro y con gratitud. “Ya no considero inalcanzable la felicidad como me sucedía hace tiempo. Ahora sé que puede ocurrir en cualquier momento, pero nunca hay que buscarla. En cuanto al fracaso y la fama, me parecen irrelevantes y no me preocupan. Lo que quiero ahora es la paz, el placer del pensamiento y de la amistad. Y aunque parezca demasiado ambicioso, la sensación de amar y ser amado.»

El 14 de junio de 1986 murió en una de sus patrias, Ginebra, “la más propicia a la felicidad”.

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OBRA

(En Argentina la obra de Jorge Luis Borges se publica en la editorial Penguin Random House)

Poesía

Fervor de Buenos Aires (1923)

Luna de enfrente (1925)

Cuaderno San Martín (1929)

El hacedor (1960). Verso y prosa.

El otro, el mismo (1964)

Para las seis cuerdas (1965)

Elogio de la sombra (1969). Verso y prosa.

El oro de los tigres (1972). Verso y prosa.

La rosa profunda (1975)

La moneda de hierro (1976)

Historia de la noche (1977)

La cifra (1981)

Los conjurados (1985)

Ensayos

Inquisiciones (1925)

El tamaño de mi esperanza (1926)

El idioma de los argentinos (1928)

Evaristo Carriego (1930)

Discusión (1932)

Historia de la eternidad (1936)

Otras inquisiciones (1952)

Nueve ensayos dantescos (1982)

Cuentos

Historia universal de la infamia (1935)

Ficciones (1944)

El Aleph (1949)

El informe de Brodie (1970)

El libro de arena (1975)

La memoria de Shakespeare (1983)

Prólogos

Prólogos con un prólogo de prólogos (1975)

Biblioteca personal (1988)

Prólogos de la biblioteca de Babel (2000)

El círculo secreto (2003)

Conferencias

Borges oral (1979). Cinco conferencias dictadas en la Universidad de Belgrano (Buenos Aires) entre el 24 de Mayo y el 23 de Junio de 1978.

Siete noches (1980). Siete conferencias dictadas en el Teatro Coliseo de Buenos Aires entre el 1° de Junio y el 3 de Agosto de 1977.

Borges en la Escuela Freudiana de Buenos Aires (1993). Tres conferencias dictadas los días 19 de Septiembre de 1980, 16 de Enero de 1981 y 6 de Diciembre de 1982.

Arte poética (2000). Norton Lectures en la Universidad de Harvard (EEUU), seis conferencias dictadas en inglés entre 24 de Octubre de 1967 y el 10 de Abril de 1968. El título original del libro es “This Craft of verse”.

Borges profesor. Curso de literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires (2000). Transcripción del curso completo dictado durante el segundo cuatrimestre de 1966.

El aprendizaje del escritor (2014). Transcripción del seminario sobre escritura que dictó en la Universidad de Columbia (EEUU), en 1971. El título original del libro es “Borges on writing”.

El tangoCuatro conferencias (2016). Dictadas durante el mes de Octubre de 1965 en un departamento del barrio de Constitución, en la ciudad de Buenos Aires.

Libro de viaje

Atlas (1984). Verso y prosa.

Misceláneas

Textos cautivos (1986). Reseñas, semblanzas y ensayos publicados en El Hogar.

Borges en Revista Multicolor. Obras, reseñas y traducciones inéditas de Jorge Luis Borges (1995).

Textos recobrados 1919-1929 (1997). Poesía, prosa poética, relatos, artículos, traducciones, reseñas, discursos, notas de cine, entrevistas, traducciones, prólogos.

Borges en Sur (1999). Ensayos, reseñas, traducciones, poemas y notas literarias y de cine publicados en Sur y no recogidos en otros libros.

Borges en El Hogar (2000). Reseñas, semblanzas, ensayos y traducciones publicados en El Hogar.

Textos recobrados 1931-1955 (2001). Poesía, prosa poética, relatos, artículos, traducciones, reseñas, discursos, notas de cine, entrevistas, traducciones, prólogos.

Textos recobrados 1956-1986 (2003). Poesía, prosa poética, relatos, artículos, traducciones, reseñas, discursos, notas de cine, entrevistas, traducciones, prólogos.

Memorias

Autobiografía o Un ensayo autobiográfico (1999). Publicado por primera vez en inglés, en 1970, por The New Yorker, en colaboración con Norman Thomas di Giovanni; también fue prólogo de “The Aleph and Others Stories” (1970); otras apariciones: en La Gaceta, de México, en 1971 (en traducción de José Emilio Pacheco), y en La Opinión, de Buenos Aires, en 1974).

OBRA EN COLABORACION

Cuentos

Seis problemas para don Isidro Parodi (1942), con Adolfo Bioy Casares. Como H. Bustos Domecq.

Dos fantasías memorables (1946), con Adolfo Bioy Casares. Como H. Bustos Domecq.

Un modelo para la muerte (1946), con Adolfo Bioy Casares. Como B. Suárez Lynch.

La hermana de Eloísa (1955), con Luisa Mercedes Levinson.

Crónicas de Bustos Domecq (1967), con Adolfo Bioy Casares. Con sus nombres.

Nuevos cuentos de Bustos Domecq (1977), con Adolfo Bioy Casares. Con sus nombres.

Ensayos

Antiguas literaturas germánicas (México, 1951), con Delia Ingenieros. Revisado y corregidocomoLiteraturas germánicas medievales (1966), con María Esther Vázquez.

El Martín Fierro (1953), con Margarita Guerrero.

Leopoldo Lugones (1965), con Betina Edelberg.

Introducción a la literatura inglesa (1965), con María Esther Vázquez.

Introducción a la literatura norteamericana (1967), con Estela Zemborain de Torres.

Qué es el budismo (1976), con Alicia Jurado.

Guiones

Los orilleros (1939), con Adolfo Bioy Casares. Publicado como libro junto a “El paraíso de los creyentes” en 1955.

El paraíso de los creyentes (1940), con colaboración con Adolfo Bioy Casares. Publicado como libro junto a “Los orilleros” en 1955.

Invasión (1969), con Adolfo Bioy Casares y Hugo Santiago.

Les autres (1972), con Adolfo Bioy Casares y Hugo Santiago.

Miscelánea

MuseoTextos inéditos (2003), con Adolfo Bioy Casares. Folleto publicitario, fragmentos literarios, traducciones y otros textos dispersos.

Entrevistas y diálogos

Diálogo con Borges (1969), con Victoria Ocampo.

Conversations with Jorge Luis Borges (1969), con Richard Burning, en inglés.

Entrevistas con Jorge Luis Borges (1970), con Jean de Milleret.

Siete conversaciones con Jorge Luis Borges (1974), con Fernando Sorrentino.

Diálogos Borges-Sábato (1977), compaginados por Orlando Barone.

Reportaje a Borges (1977), con M. P. Montecchia.

Borges para millones (1978), entrevista cuyo texto fue utilizado como base del guión de la película homónima dirigida Ricardo Wulicher y protagonizada por Jorge Luis Borges.

Borges at eighty. Conversations (1982), con Willis Barnstone, en inglés.

Diálogos (1983), con Néstor J. Montenegro.

Borges, sus días y su tiempo (1984), con María Esther Vásquez.

Conversaciones con Borges (1984), con Roberto Alifano.

Borges en diálogo (1984), con Osvaldo Ferrari.

Libro de diálogos (1985), con Osvaldo Ferrari.

Conversaciones con Alicia Moreau de Justo y Jorge Luis Borges (1985), con Blas Alberti.

Borges el memorioso (1986), con Antonio Carrizo. En los meses de julio y agosto de 1979, Jorge Luis Borges grabó estas entrevistas para el programa ‘La vida y el canto’ de Radio Rivadavia (Buenos Aires), que se emitieron durante el mes de agosto con motivo del octagésimo cumpleaños del escritor. El plan de trabajo y la edición de las grabaciones fueron realizadas por Antonio Carrizo, productor y locutor del ciclo radial.

En voz de Borges (1986), con Waldemar Verdugo Fuentes.

With Borges on an ordinary evening in Buenos Aires (1993), con Willis Barnstone, en inglés.

Reencuentro. Diálogos inéditos (1999), con Osvaldo Ferrari.

Antologías de otros autores

Índice de la nueva poesía americana (1926), con Vicente Huidobro y Alberto Hidalgo.

Antología clásica de la literatura argentina (1937), con Pedro Henríquez Ureña.

Antología de la literatura fantástica (1940), con Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo.

Antología poética argentina (1941), con Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo.

Los mejores cuentos policiales (1943 y 1956), con Adolfo Bioy Casares.

El compadrito (1945), antología de textos de autores argentinos en colaboración con Silvina Bullrich.

El lenguaje de Buenos Aires (1952), con José Edmundo Clemente. Borges aporta tres ensayos previamente publicados al libro: «El idioma de los argentinos», del libro homónimo; «Las alarmas del doctor Américo Castro», de Otras inquisiciones; y «Las inscripciones de los carros», titulado «Las inscripciones de carro» en Evaristo Carriego.

Poesía gauchesca (1955), con Bioy Casares.

Cuentos breves y extraordinarios (1955), con Adolfo Bioy Casares.

Manual de zoología fantástica (1957), con Margarita Guerrero. Actualizado y reeditadoen 1967 comoEl libro de los seres imaginarios.

Libro del cielo y del infierno (1960), con Adolfo Bioy Casares.

Libro de sueños (1976), con Roy Bartholomew.

Breve antología anglosajona (1978), con María Kodama.

Libros escritos por Borges en papel

Su obra completa se encuentra en RHM

Además, libros escritos con otros escritores:

Qué es el budismo, Alicia Jurado y Jorge Luis Borges. Sudamericana.

Antología de la literatura fantástica, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo. Sudamericana.

Los mejores cuentos policiales, Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Sudamericana.

En Ebook

Podés encontrar los en https://www.bajalibros.com/AR/Jorge-Luis-Borges-Autor-7023

www.bajalibros.com

Libros sobre Borges

En papel

Editorial Siglo XXI

Borges, Big data y yo, Walter Sosa Escudero. Ed Siglo XXI.

Borges y la física cuántica, Alberto Rojo. Ed Siglo XXI.

Borges, un escritor en las orillas, Beatriz Sarlo. Ed Siglo XXI.

Con Borges, Alberto Manguel. Ed Siglo XXI.

Editorial Planeta

Borges a contraluz, Estela Canto (Espasa) Ed Planeta.

Borges, Adolfo Bioy Casares (Destino) Ed Planeta.

Obras completas. Edición crítica, Jorge Luis Borges con Rolando Costa Picazo. Ed Planeta.

Borges cuenta Buenos Aires, Jorge Luis Borges con María Kodama (Emecé) Ed Planeta.

Atlas, Jorge Luis Borges con María Kodama (Emecé) Ed Planeta.

Borges y la matemática, Guillermo Martínez (Emecé) Ed Planeta.

Borges, una vida, Edwin Williamson (Emecé) Ed Planeta.

Borges, una biografía, Nicolás Helft (Emecé) Ed Planeta.

Borges: la ironía metafísica, Fernando Savater (Ariel) Ed Planeta.

Las novias de Borges, Mario Paoletti (Emecé) Ed Planeta.

El otro Borges, Mario Paoletti (Emecé) Ed Planeta.

Borges verbal, Mario Paoletti y Pilar Bravo (Emecé) Ed Planeta.

Borges y yo, Jay Parini, (Planeta)

Borges, la reinvención de la literatura, Julio Premat (Paidós)

Longseller

Borges para principiantes, Verónica Abdala, ilustraciones de Rep.

Editorial Sudamericana

Borges y la memoria. Un viaje por el cerebro humano, de Funes el memorioso la neurona, Jennifer Aniston

Medio Siglo con Borges, Mario Vargas Llosa, Alfaguara

Homenaje a Borges, María Kodama. Sudamericana.

Borges Buenos Aires, Ulises Petit de Murat. Sudamericana.

Borges Profesor, Martin Hadis y Martin Arias. Sudamericana.

El factor Borges, Alan Pauls, (Literatura Random House)

OBRA DE BORGES EN LA FORMA DE CLASES, CONFERENCIAS O REPORTAJES

El aprendizaje del escritor, conferencias que Borges dictó en EEUU, Sudamericana

Borges, el misterio esencia, Sudamericana

Borges Profeso, Sudamericana

Editorial Colihue

Borges. Los pueblos bárbaros, Horacio González. Ed. Colihue.

Jorge Luis Borges. Un intelectual en el laberinto semicolonial. Norberto Galasso. Ed. Colihue.

Editorial Eterna Cadencia

Borges y los clásicos, Carlos Gamerro

Fundación Constantini

Borges: Develaciones, F. Della Paolera. Ed F. Constantini

EN EBOOK

Podés encontrarlos en

www.bajalibros.com









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