Pastafrola

La Fiesta de la Pastafrola

La Fiesta de la Pastafrola

La pastafrola es una tarta artesanal típica de la gastronomía de Argentina, Paraguay y Uruguay. Su día internacional es el 18 de julio, se compone de una masa cubierta tradicionalmente con dulce de batata o dulce de membrillo. Existen variantes con dulce de guayaba que es característico de la gastronomía paraguaya.

En Argentina y Uruguay también puede hacerse con dulce de leche.

Es adornada con tiras delgadas de la misma masa, dando forma de cuadriculado romboidal sobre la capa de dulce. La cocción es al horno y es un acompañamiento típico de la merienda o del mate, o a toda hora del día.

La Fiesta de la Pastafrola: CÓMO LLEGAR A OLIVERA

La Fiesta de la Pastafrola se realiza el domingo 23 desde las 11 en el predio ferroviario de la localidad de Olivera. Tiene entrada libre y gratuita. En caso de lluvia la celebración se pasa para el domingo 30 de octubre. Para llegar desde Buenos Aires, hay que tomar la Autopista 7 y en Luján seguir por la 5. Son 88 kilómetros en total.

Lo primero es una norma inquebrantable que surge del reglamento de la competencia: la pastafrola es solo de membrillo. “Las demás no existen”, dice tajante Nicolás Capelli, el secretario de Culturas y Turismo del Municipio de Luján. “Hay quien hace de batata, de dulce de leche o incluso de dulce de frutilla, pero acá en Olivera el jurado únicamente acepta la auténtica que es de membrillo”, agrega Alberto Díaz Torres, vecino e integrante de la comisión de fiestas de esa localidad de dos mil habitantes.

Ambos son los artífices de la Novena Fiesta Regional de la Pastafrola que se realiza este domingo 23 en el predio ferroviario de Olivera, a unos 20 kilómetros de la Basílica de Luján. ¡Atención! Los asistentes podrán degustar gratis las porciones de las tartas en competencia.

Cuentan los vecinos que la celebración comenzó allá por 2015, después de una inundación que devastó el partido de Lujan y dejó postales surrealistas como botes de remo transitando en torno de la basílica. Fue entonces cuando un grupo de oliverenses ideó una fiesta para posicionar a su pago natal en el calendario festivo de la provincia de Buenos Aires.

La fecha estaba clara: el fin de semana siguiente al 21 de octubre, ya que en esa fecha del año 1864, Eduardo Olivera, el propietario de la estancia Las Acacias, donó el terreno para que se detuviese en la zona el ramal Moreno-Mercedes del ferrocarril Sarmiento. Ese gesto de generosidad dio origen a la localidad, que según el censo 2010 cuenta con poco más de 1900 habitantes.

“Entonces una docente del jardín La Jirafita contó que cada vez que pedía a las familias que colaborasen con algo dulce para un acto o reunión, todos llevaban pastafrolas, que siempre tenían mucho éxito. Y esa coincidencia se transformó en festejo”, recuerda Díaz Torres, quien apunta que en la primera edición se acercaron vecinos de Olivera y algunos de Luján. Pero año a año la fama de las pastafrolas cruzó las froneras del partido y hasta llegó a la Ciudad de Buenos Aires.

“Con el paso del tiempo esta Fiesta se ha convertido en icono de Olivera y convoca a más de 10.000 espectadores por jornada”, apunta Capelli, quien agrega que el Municipio cuenta con otras celebraciones emblemáticas como la Fiesta del Sol en Carlos Keen por el solsticio de invierno en junio, la del Chorizo a la Pomarola en la localidad de Torres en agosto y la Fiesta del Pan Dulce que se celebra en la víspera de Navidad.

De Italia o de Suiza, pero siempre de membrillo

El secretario de Cultura define a la pastafrola como «una tarta artesanal muy típica en la cocina latinoamericana», sobre todo de Paraguay, Uruguay y Argentina. “Siempre es de membrillo. El resto son inventos”, insiste. Y luego reseña la historia del postre: “Nació de una mezcla multitudinaria de culturas. Por un lado, de los inmigrantes genoveses. Ellos tenían la crostata, con una masa frolla (quebrada) con distintas mermeladas de fruta. Aunque también hay quien apunta que su origen está en la Tarta Linzer de Suiza. Más que nada por su parecido en el «enrejado» decorativo que lleva por arriba. En cuanto al relleno, tuvieron que adaptarlo al paladar argentino. El sabor más tradicional es con dulce de membrillo. Por eso en la fiesta el jurado solo acepta esa versión”.

Por su parte, Díaz Torres precisa que, si bien la premiación se restringe a los postres elaborados con dulce de membrillo, en los distintos stands que arma cada competidor se pueden probar también las demás versiones: batata, frutilla, dulce de leche y mixta.

Este año los jurados son docentes del Instituto Mignone de Luján -en el que se enseña gastronomía- y de la carrera de Ingeniería en Alimentos de la Universidad de Luján. Se capacitaron en degustación sensorial y también lo hicieron con los participantes que suelen ser entre 15 y 20 en «manipulación de alimentos.

«También habrá un premio al stand mejor decorado”, explica Díaz Torres y aclara que no todo es membrillo en la fiesta ya que en el evento estarán instalados los tráilers de la Asociación de Foodtrucks de Luján. Para completar la oferta gastronómica habrá puestos de artesanos locales y bonaerenses y shows artísticos con el cierre de una banda de cumbia local.

El Municipio y los vecinos coinciden que la fiesta busca fomentar el turismo e incentivar los emprendimientos locales. Al respecto cuentan que una ganadora de ediciones pasadas transformó su premio monetario en el impulso necesario para gestar “Sabor a mi pueblo”, un servicio de delivery de panificados y tartas que tiene como principal propuesta…. ¡la pastafrola de membrillo!