Cebolla

Cebolla

Allium cepa, comúnmente conocida como cebolla.

El consumo de cebolla está asociado con la reducción de lípidos en sangre, el colesterol y la actividad antiplaquetaria, factores que contribuyen a disminuir los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares, una de las principales causas de muerte en muchos países.

El sabor en cebolla esta dado por compuestos azufrados volátiles y no volátiles y en menor medida por azúcares solubles. La pungencia se desarrolla cuando compuestos azufrados conocidos como precursores de sabor, luego de cortado el bulbo y cuando se rompe el tejido, reaccionan con una enzima llamada allinasa.

Esta enzima convierte a los precursores de sabor en compuestos azufrados muy inestables, responsables del sabor y el efecto lacrimógeno de la cebolla.

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La cebolla presenta un sistema radicular formado por numerosas raicillas fasciculadas, de color blanquecino, poco profundas, que salen a partir de un tallo a modo de disco, o disco caulinar. Este disco caulinar presenta numerosos nudos y entrenudos (muy cortos), y a partir de este salen las hojas. Las hojas tienen dos partes claramente diferenciadas: una basal, formada por las vainas foliares engrosadas como consecuencia de la acumulación de sustancias de reserva, y otra terminal, formada por el «filodio», que es la parte verde (puede variar en los tonos) y activa de la planta. Las vainas foliares engrosadas forman las «túnicas» del bulbo, siendo las más exteriores de naturaleza apergaminada y con una función protectora, dando al bulbo el color característico de la variedad. Los filodios presentan los márgenes foliares soldados, dando una apariencia de hoja hueca. Las hojas se disponen de manera alterna.

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En el primer año de cultivo tiene lugar la «bulbificación» o formación del bulbo. Dicha bulbificación tiene lugar como consecuencia de un aumento del fotoperiodo (periodo de iluminación diurna) acompañado de un ascenso de las temperaturas, ya que la cebolla es una planta de día largo.

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El segundo año, al producirse unas condiciones ambientales favorables, tiene lugar la fase reproductiva. Esto se traduce en la emisión de un tallo o escapo floral que alcanza en torno a 1 m de altura, hueco en su interior y abombado en su parte basal. Este escapo culmina en un «capuchón» formado por tres brácteas que, en el momento de la floración, se abren dejando al descubierto la inflorescencia. Esta es de tipo umbela y presenta numerosas flores monoclamídeas de color blanco-verdoso. Las flores están formadas por 6 pétalos, 6 estambres y un gineceo tricarpelar sincárpico con ovario súpero y trilocular, con dos primordios seminales por cada lóculo. La polinización es entomófila. El fruto es de tipo cápsula, conteniendo semillas pequeñas (1 g = 250 semillas), de color negro, que presentan una cara plana y la otra convexa. Su viabilidad desciende un 30 % el segundo año, y un 100 % el tercero.

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Descripción botánica
La cebolla es una especie bianual cultivada como anual. Las raíces no superan los 30 cm de profundidad.
El tallo tiene una forma de disco subcónico situado en la base del bulbo. Con ciertas condiciones ambientales y de
desarrollo, su yema apical y a veces las laterales generan cada una un tallo floral o escapo, que es hueco.
Las hojas son de tipo hueco y están dispuestas en forma opuesta.
El bulbo está formado por:
1- catáfilas de protección membranosas
2- catáfilas carnosas
3- se puede ubicar alguna yema axilar cuyas catáfilas acumularon sustancias de reserva
4- sobre el centro del tallo algunas hojas de follaje no desarrollado.

Era alimento de los primeros habitantes de la Tierra y se cree que el origen de esta planta fue en el Asia Central o un lugar no concretado entre Irán y Pakistán, siendo sustento de los humanos antes de convertirse en sedentarios. Se piensa que su ‘domesticación’ se produjo de forma simultánea en varios lugares de esto hace más de 5000 años y su éxito estribaba en que era más perdurable que otros alimentos, era fácil de transportar y su cultivo era factible en distintos tipos de suelos y de climas. Se sabe que la cebolla creció en los jardines chinos hace 5000 años y que los vedas de la India se refieren a ella en sus escritos.

En Egipto era conocida 3500 a.C. y los sumerios la consumían, con seguridad, 2500 a.C., pero es en Egipto donde adquiere un sentido mágico porque simbolizaba la vida eterna por su estructura, donde las capas encierran unas a otras, de hecho en sus escritos es el producto más mencionado. Las cebollas egipcias eran verdes y largas, y estaban profusamente representadas en las mesas de ofrendas y en los textos jeroglíficos desde el Reino Antiguo en adelante. Se las menciona en las mesas de ofrendas tanto para los dioses como para los mortales, así como en las listas de pagos a los constructores de tumbas de Deir el Medina en el Reino Nuevo. Se han encontrado reproducciones de cebollas en algunas tumbas de Sakkara.

Si creemos a Herodoto, las pirámides fueron construidas por hombres que se alimentaban principalmente de ajos, rábanos y cebollas. En el Egipto actual, los campesinos toman cebolla cruda como principal acompañamiento para el pan. Esta hortaliza se consumía igualmente cruda en la antigüedad, pero también se usaba como condimento, acompañada de ajo, también muy común en la época. Se han encontrado también reproducciones de ajos, y ajos reales en las tumbas, por ejemplo en la del rey Tutankhamon. Se creía, y se sigue creyendo, que la cebolla era buena para la circulación y el corazón. Aparte de proporcionar alimento, también se utilizaba de modo masivo en medicina, para el tratamiento de enfermedades de la sangre, catarros y problemas estomacales. Otro uso excepcional que daban los antiguos egipcios a la cebolla era su utilización para la momificación. Se encontraron algunas cebollas en el tórax de Ramsés II y en la Dinastía XX se usaron cebollas para imitar los ojos en la momia de Ramsés IV (1160 a.C.).

Los israelitas en su éxodo por el desierto hartos del maná que Dios les envía la echan de menos entre otros productos, como ya cuento en mis artículos ‘Alimentación en la Biblia’ o en ‘La alimentación en el Corán’. En el primer tratado médico indio escrito por Ayurveda Charaka en el año 700 a.C. habla sobre los poderes medicinales de la cebolla, el cual indica que es buena para hacer la digestión, el corazón, los ojos y las articulaciones.

En Grecia Dioscórides en el siglo I a.C., seguramente tomando la experiencia oriental, habla sobre las excelencias médicas de dicho bulbo lo cual fue también admitido por Galeno en el siglo II d.C. y todos los médicos y agrónomos de la época como fueron Plinio, Columela, Paladio, Diosceno o Soción

Cuando transplantes las cebollas, quítales los rabos y las puntas, y serán grandes.
Veinte días antes de trasplantarlas cava y deseca la tierra para eliminar la humedad y plántulas, y serán mucho más grandes.
Pero si las entierras después de haberles arrancado los pelos de la cabeza, serán aún mayores. Serán hermosísimas en tierras rojas, como los ajos en tierras blancas.
Para que las cebollas se mantengan sin pudrirse, sumergelas en agua caliente y déjalas secar al sol, y una vez secas ponlas en paja de cebada sin contacto entre sí.
Las cebollas machacadas con miel y aplicadas están indicadas para cualquier clase de herida.
Vivirá con salud el que a diario escoja las cebollas más tiernas y las tome con miel en ayunas.
Así pues, la cebolla sanará una úlcera, mientras que el ajo, si se pone sobre un cuerpo sano, lo ulcerará.
Las cebollas, untadas al sol junto con vinagre hacen desaparecer el albarazo, y frotadas curan rápidamente la alopecia.
También su jugo es beneficioso para los oídos supurantes, untado les servirá a los que padecen anginas, y actúa contra la ambliopía.
La cebolla asada y administrada puede curar la tos

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Fueron los romanos los que extendieron su plantación y uso por toda Europa, incluidas las Islas Británicas; Apicio en sus recetas incluye las cebollas en muchas de sus fórmulas gastronómicas y Plinio el Viejo la aconseja para curar la mordedura de perros, disentería, lumbago, dolores dentales y para la visión, induciendo al sueño según él.

En la Edad Media las cebollas, junto a las coles y las habas, fueron las que paliaron muchas de las hambrunas y fue casi alimento único entre la población pobre, que eran casi todos los habitantes del Continente. Colón, que en el día de hoy hace el quinientos años de su muerte, fue el que la llevó en su segundo viaje a América, aunque los sajones digan que fueron los peregrinos del Mayflower los que la llevaron, que sí lo hicieron también en 1648 en su intento de reescribir la historia, pero que ya eran archiconocidas por la población indígena, que la utilizaba tanto para comer crudas, cocidas y como condimento.

– A pan y cebolleta no cumple la trompeta.
– A falta de olla, bueno es pan y cebolla.
– Quien parte cebolla, sin pena llora.
– Habiendo amor, habrá una olla, con agua, sal y cebolla.