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Dificultades en el habla de los chicos.

Acompañar a los niños en el buen desarrollo del habla y la correcta estimulación son algunas de las cuestiones centrales para que ellos puedan comunicarse con su entorno. Los libros infantiles, juegos y canciones son muy importantes.




Por Lic. Laura Piñeiro MN Nº 8166

Fonoaudióloga Fundación Hospitalaria

El “gorjeo”, las primeras vocalizaciones del bebé, es la señal de que el niño quiere comenzar a hablar. Los padres suelen ponerse ansiosos por sus primeras palabras, pero existen casos donde pasado el año de vida los niños todavía no hablan. Hay ejercicios, formas de estimularlos y de corregirlos. Hablarles correctamente desde niños, leerles cuentos y cantarles pueden ayudarlos a desarrollarse en esta área.

-¿Cómo podemos ayudar a que los chicos hablen correctamente, no tengan problemas de dicción e incorporen un amplio repertorio de palabras? ¿De que recursos podemos valernos?
En la adquisición de la lengua, un factor dominante es el “imitativo”. Cuando los padres o las personas cercanas a los niños sufren de alguna “dislalia” hay probabilidades que el pequeño también pronuncie mal o incorpore la misma dislalia, por un tema de imitación. Esto también ocurre, más allá de las dislalias, con palabras mal pronunciadas o usadas. Lo importante para ayudar al bebé o al niño es que el entorno le trasmita una correcta dicción. Y la estimulación a través de lecturas de libros infantiles, los juegos y canciones son sumamente importantes durante los 2 primeros años de vida.

-¿A que se debe que algunos chicos pronuncien mal algunas letras, como la «r»?

A la mala pronunciación se la denomina “dislalia”. Se provoca cuando el punto articulatorio, que es donde la lengua se coloca sobre el diente, por algún motivo el chico lo coloca de manera equivocada y la letra no se pronuncia bien. Esta es la descripción de una “dislalia”.

-¿Qué opinión tiene de las onomatopeyas que algunos adultos utilizan para reemplazar las palabras (por ejemplo «meme», «pete», «tutu», guauguau»)?
Las onomatopeyas pueden ser un buen recurso de estimulación en la etapa pre-lingüística, debido a lo fácil de generar juegos y conceptos. Pero no deben extenderse. Los niños tienen que entender los códigos del lenguaje adulto y no al revés. Los adultos solemos hacer cosas para facilitar la palabra. Lo bueno es hacerlo sin reemplazar el simbolismo de la palabra misma. Es decir, el perro hace “guau-guau”, pero “guau-guau” no es el perro. No se debe reemplazar las palabras por onomatopeyas.

-¿Qué debemos esperar para cada edad en materia de lenguaje? ¿Cuándo y por qué debemos preocuparnos y consultar a un especialista?
Hasta pasado el primer año de vida, lo más importante de observar en los pequeños es el “lenguaje receptivo”. Es decir, saber si el bebé entiende lo dicho por los adultos. Y cómo nos damos cuenta, a través de lo gestual, miradas, risas, aceptaciones y todo el sinfín de expresiones que puede tener un bebé de un año. Hay que observar la “intencionalidad comunicativa”, que se verá en cada niño de acuerdo con sus propias posibilidades. Los tiempos en los que comienza a pronunciar sus primeras palabras, cuando las convierte en palabra-frase para concluir después de los 2 años en la construcción de frases.

-¿Hay motivos biológicos para las dificultades con el habla? ¿Cuáles?
Sí, las malformaciones maxilofaciales. Por ejemplo, la Fisura Labio Alveolo Palatina (Labio Leporino).

-¿Los motivos afectivos pueden provocar alguna dificultad en el habla?
Si hay algún tipo de trastorno en el habla que puede darse por motivos emocionales. Frente a grandes crisis, sobre todo pérdidas por muerte, separaciones y otras circunstancias límites, hay chicos que presentan conductas “regresivas” pudiendo en muchos casos generar una dificultad en el habla. Este tipo de situación si se la transita con paciencia, la asistencia profesional y mucha dedicación podrá resolverse y no dejar “fijada” ninguna secuela. Con la conducta apropiada tomando decisiones acertadas se puede solucionar eficazmente.

La opinión de una pediatra
Por Dra. Cecilia Porto- MN Nº 91.687

Médica Pediatra Hospital Privado de Niños

Alrededor del año, los niños comienzan con las primeras palabras “sueltas”, como mamá o papá. Luego habrá que esperar hasta alrededor de los dos años para que los chicos comiencen a hablar y “construir” frases. Con este tema siempre se nota mucha ansiedad en los padres y en el entorno, pero debemos tener en claro que cada niño hará su propia experiencia. Y que con los controles pediátricos cualquier duda que pudiera surgir se realizará la interconsulta necesaria.

Si vemos que el niño se maneja con señas -si asienten o niegan con la cabeza o el dedo, si señalan cosas y realizan movimientos imitando lo que desean- esto es la comprobación de que está “conectado” con su entorno, que entiende lo que pasa y lo que quiere, aunque no lo pueda verbalizar. Los pediatras valoramos la “intensión comunicativa” y la “comprensión del entorno”.

Hay que tener en cuenta que las niñas, en general, suelen hablar antes. Y no existe una explicación científica ni neurológica que lo sostenga. De igual manera se asocia que los niños desarrollan más temprano que las niñas las condiciones motoras. Seguramente es un patrón cultural, que a las nenas se las estimula más con el habla, contando cuentos por ejemplo. Y a los niños desde chiquitos se los hace jugar con una pelota.

Para detectar anomalías tempranas en los niños, a todos los bebés recién nacidos por ley se les realiza un estudio llamado “otoemisiones acústicas”, para detectar la posibilidad de hipoacusia, que es un factor determinante para el retraso del habla. Cualquier causa que el pediatra detecte, por ejemplo cuando un chico habla sin sentido sólo repitiendo, o cuando el tiempo entre decir una palabra y llegar a construir una frase se retrasa, será motivo de una derivación o interconsulta con el fonoaudiólogo.

Consejos para ayudar a hablar a los chicos
Por Dra. Cecilia Porto- MN Nº 91.687

Médica Pediatra Hospital Privado de Niños

-Los adultos podemos ayudarles a hablar, hablándoles, de forma correcta, pausada y riqueza de expresión.
-No “preinterpretar” sus necesidades. Si el niño desarrolló a través de gestos y sonidos su propio sistema de comunicación, interpretado por sus padres y entorno, será más difícil acercarlo al habla.
-Los libros para bebés, ilustrados con imágenes cotidianas, las canciones con estribillos repetitivos, los juegos y todo lo que lo estimularle son ideales para iniciarlo en el camino del habla.
-Todos los estímulos audiovisuales son buenos, siempre que respeten la edad del niño y que no estén una cantidad exagerada de horas frente a la pantalla.
-Si ven dibujitos, que sean con colores tranquilos, música no invasiva y con un contenido no agresivo para los chicos.
-Que los programas sean en el lenguaje del niño y no extranjeros.