la ninfa y la cabra

La ninfa y la cabra en el ex zoológico de Buenos Aires

La ninfa y la cabra

Ubicación de la escultura original. Escultura de Pierre Julien en el Musée du Louvre en París, en representación de la ninfa Amaltea y la cabra.

Título original:  Jeune fille à la chèvre
Tamaño: Altura: 1,73 m; Ancho: 1,05 m; Profundidad: 0,8 m

Fue encargado por Luis XVI en 1785, presentado a la Reina en junio de 1787; toma revolucionaria; colocado en el estudio de Julien desde 1791 hasta 1797; transportado a Versalles en abril de 1797; colocado en 1803 en la rotonda del Senado en el Musée du Luxembourg; enviado al Louvre en 1829; volvió a su lugar original en la Laiterie de Rambouillet en 1953.

Ubicación de la replica: Contexto sobre el Jardín Zoológico

El Jardín Zoológico se encuentra ubicado en un predio de 18 hectáreas de superficie, limitado por las avenidas Las Heras, Sarmiento, del Libertador General San Martín y República de la India. Este paseo público se encuentra situado frente a la Plaza Italia y está separado por la avenida Las Heras del Jardín Botánico.
El Parque Tres de Febrero (primer parque público del país, creado por iniciativa de Domingo Faustino Sarmiento), se inauguró en 1875 y ya contaba con una sección zoológica que se encontraba cercana a esta ubicación actual. El Estado Nacional transfirió en 1888 el predio a la Municipalidad de Buenos Aires, creándose el Jardín Zoológico que estuvo –desde entonces– separado del resto del Parque. Esta situación de vecindad con estos otros espacios verdes y públicos plantea una dilatada extensión continua de áreas de esparcimiento de la ciudad.
Eduardo Holmberg –que fue su primer director– realizó el proyecto inicial del conjunto, ya que las jaulas se fueron construyendo con el devenir del tiempo y fueron ideadas por distintos autores. Ya desde el inicio se mantuvo cierta fantasiosa relación entre el país de origen de los animales que se exhibían y las formas arquitectónicas utilizadas para resolver las jaulas. Esta cuestión derivó en una imagen sumamente variada y ecléctica del paseo, donde conviven historicismos neo medievales con exotismos tales, como las formas de inspiración hindú (de la casa de los elefantes), morisca (el pabellón de los loros) o la réplica de uno de los templos más antiguos de Roma (el templo de Vesta), donde estaba originalmente la sala de lactancia para las señoras que asistían con sus bebés y donde hoy funciona parte de la Biblioteca del Jardín Zoológico. También merece atención la jaula de los cóndores, estructura metálica de gran tamaño que fue diseñada por Jorge Newbery en ocasión de la celebración de las Fiestas Mayas a principios del siglo pasado (festejos que se celebraban anualmente en recuerdo de la Independencia de 1810) y que estuvo ubicada en la Plaza de Mayo. La casa de los osos, resuelta en formas neogóticas, fue el primer pabellón construido en el lugar.
De gran atractivo resulta el Lago Darwin (ubicado en la proximidad al acceso por Plaza Italia) donde se encuentra una importante población de aves acuáticas, entre las que se destacan los numerosos flamencos que, para muchos argentinos, están indisolublemente asociados al recuerdo de “Las medias de los flamencos”, notable cuento del escritor uruguayo Horacio Quiroga.
Entre las numerosas esculturas distribuidas por el parque reviste especial interés, “El eco”, obra en mármol blanco realizada por la prestigiosa escultora argentina, Lola Mora.
En la actualidad se realizan visitas guiadas (diurnas y nocturnas), cursos en los que, mediante juegos que involucran a distintos animales y se intenta concientizar a los niños en temas asociados a la conservación de las especies y el cuidado del medio ambiente y también, se organizan colonias de vacaciones de invierno y verano.
El Jardín Zoológico posee una variada y nutrida población de animales.
En 1997 fue declarado Monumento Histórico Nacional.

¿Qué significa la cabra en la mitología griega?

El mito de la cabra Amaltea es una leyenda heredada de la mitología griega y, posteriormente adaptada por los romanos, que dicen que Amaltea es la cabra que alimentó con su leche a Júpiter, el dios Zeus en la mitología griega como un niño y que jugando con ella, el pequeño dios había roto uno de sus cuernos.

Esta escultura ilustra el mito griego (posteriormente adoptado por los romanos) de La Cabra Amaltea. Según La leyenda Amaltea fué la cabra que alimento con su leche a Zeus (Júpiter en La Mitología Romana) Mientras el pequeño dios Jugaba con Ella, accidentalmente rompió uno de sus cuernos. Esta Obra es una Réplica de aquella que se encuentra en el Museo del Louvre, realizada en 1787 por el escultor francés Pierre Julien.

Escultura de Pierre Julien en el Musée du Louvre en París, en representación de la ninfa Amaltea y la cabra: Louvre de París:

Amaltea  es, en la mitología griega, la nodriza de Zeus. A veces se la representa como la cabra que amamantó al dios infante en una cueva de Creta, y otras veces como una náyade hija de Hemonio  (uno de los Curetes), quien lo crió con la leche de una cabra en el monte Ida. En ocasiones se le ha dado el nombre alternativo de Adamantea.

La diosa Rea, esposa de Crono, quiso preservar a su hijo Zeus de la voracidad de su marido que devoraba a sus hijos conforme nacían, por lo que lo escondió en el monte Ida, en la isla de Creta, donde fue alimentado con leche de las ubres de la cabra Amaltea y miel de abeja.345

En otra tradición, Amaltea era la ninfa que tenía a la cabra que alimentó a Zeus.6 Amaltea logró ocultar de Crono a Zeus colgándose de un árbol para que no fuera encontrado ni en la tierra, ni en los cielos, ni en el mar, mientras los Curetes danzaban agitando ruidosamente sus escudos y sus lanzas para que no se oyeran los llantos del niño.

También se contaba que, antes de combatir contra los titanes, Zeus tomó la piel de la cabra para vestirse con ella, puesto que era invulnerable;  esa piel se llamaría después la «égida» (el término griego αἰγίς aigis significa ‘piel de cabra’).

Algunas monedas cretenses representaban al infante Zeus amamantado por la cabra; otras monedas griegas le mostraban sujeto a sus ubres o llevado en brazos de una ninfa.

El «Cuerno de Amaltea»

Un día la cabra se rompió un cuerno accidentalmente, que la ninfa Amaltea llenó con hierbas y frutas y lo llevó a Zeus para alimentarlo con él.6

En otra versión Heracles había arrancado un cuerno a Aqueloo mientras luchaba con este, que se había metamorfoseado en toro, por la posesión de Deyanira. Posteriormente las náyades consagraron el cuerno llenándolo de frutas y flores o bien Amaltea se lo cambió a Aqueloo por su propio cuerno. Este cuerno tenía el poder de proporcionar en abundancia comida y bebida.

Según la mitología clásica, los dueños del cuerno fueron muchos y variados. En general, se le consideraba símbolo de riquezas inacabables y abundancia, y se convirtió en atributo de varias divinidades (Hades, Gea, Deméter, Cibeles, Hermes), y de los ríos (el Nilo) como fertilizantes de la tierra.

El término «cuerno de Amaltea» se aplica a una región fértil, y una finca propiedad de Tito Pomponio Ático fue llamada Amaltheum.

El autor de la escultura

Pierre Julien, (Saint-Paulien, 20 de junio 1731 – París, 17 de diciembre 1804), fue un escultor francés, considerado un maestro del neoclasicismo.

Tras un aprendizaje en Puy con un maestro escultor, asistió a la Escuela de dibujo de Lyon, Pierre Julien entró en el taller de Guillaume II Coustou. Obtuvo el Premio de Roma de escultura en 1765, entra luego en la Escuela real de los alumnos protegidos. Pensionista de la Academia de Francia en Roma del 1768 al 1773, encontró allí con Harnero Loo y Francisco Boucher. Regresado a Francia, trabaja bajo la dirección de su antiguo jefe Coustou en el mausoleo del Gran Delfín en la catedral de San Etién. Después del primer fracaso en 1776, es recibido por unanimidad en la academia real de pintura y de escultura dos años más tarde y presenta el Gladiador que muere como pieza de recepción, hoy en el museo del Louvre. Nombrado miembro del Instituto en 1795, entró en la orden de la Legión de honor.

Recibe de Luis XVI un encargo para la serie de los » grandes hombres de Francia «, realiza entonces las estatuas de tamaño natural de Juan de La Fontaine y de Nicolás Poussin. Trabajando para obras parisinas tales como la iglesia de Santa-Genoveva o el pabellón de Flora del museo del Louvre, crea, en 1785, un conjunto de esculturas para la Lechería de la reina en Rambouillet, lo que le da la ocasión de mostrar su virtuosismo. Estos bajorrelieves, constituyen su obra maestra, fueron vendidos en pública subasta en 1819, han sido recuperados por el Estado en 2005 con ocasión de uno donación hecha por el hijo del gran coleccionista Daniel Wildenstein. Una gran parte de sus obras son conservadas en el Louvre y en el museo Crozatier en Puy-en-Velay.