Mignon el Pan Argentino

Día Nacional del Panadero

Día Nacional del Panadero

Cada 4 de agosto se celebra el Día Nacional del Panadero, en conmemoración al 18 de julio de 1887, una fecha en la que se fundó en Buenos Aires la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos, el primer sindicato nacional de la profesión. El pan es uno de los alimentos más importantes que se puede presentar en una mesa, y por eso, tiene su merecido homenaje en nuestro país. Esta fecha es para recordar la creación en Buenos Aires en el año 1887 del primer sindicato de panaderos del país llamado Sociedad Cosmopolita de Obreros Panaderos.

Muchos de estos primeros panaderos fueron inmigrantes que trajeron viejas recetas de bollos dulces y salados, conocidos en Argentina como facturas, y también ideas anarquistas y socialistas que ayudaron a organizar tempranamente a trabajadores por sus derechos y demandas frente a una situación crítica: los salarios que tenían eran muy bajos mientras aumentaban los alquileres en los conventillos y los alimentos. Además, la clase trabajadora padecía agotadoras jornadas laborales, «en 1887, el 65% trabajaba 10 horas, el 22% entre 11 y 14 y solo el 13% había logrado las 8 horas».

El 4 de agosto fue reconocido oficialmente como Día Nacional del Panadero por el Congreso de la Nación Argentina en 1957. Desde entonces, la conmemoración de esta fecha es un clásico en la sociedad.

Dicha institución nació por iniciativa del italiano Ettore Mattei, quien se destacó como uno de los organizadores del movimiento obrero y el movimiento anarquista en Argentina. Fue la primera sociedad de resistencia y solidaridad de clase basada en los principios de la acción directa y la huelga revolucionaria.

Errico Malatesta, otro famoso anarquista italiano que residió en el país entre 1885 y 1889, redactó sus estatutos: resaltó la importancia que tiene la organización federal tanto lugareña como regional y territorial. Y señaló la tendencia a llegar a una Federación Regional Argentina de Trabajadores, así como también a la solidaridad internacional.

El único elemento con tonalidad anarquista apareció en el artículo 7: “Esta sociedad no debe inmiscuirse en cuestiones políticas”. Los estatutos sirvieron de modelo para muchos otros creados de esa década. Específicamente para militantes de ideología similar, como los zapateros y obreros mecánicos.

Los miembros de esta sociedad anarquista fueron quienes renombraron a las masas de repostería y facturas horneadas, que son popularmente conocidas con nombres que hacen alusión o burla a temáticas religiosas y militares. Entre las denominaciones, se destacan los sacramentos, las bolas de fraile (o suspiros de monja), los cañones, las bombas y los vigilantes.