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Parque Tres de Febrero: lagos, bosques y paseos, un oasis en la Ciudad.

Parque Tres de Febrero

Más conocido como los Bosques de Palermo, es el pulmón verde más importante de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). El Museo Sívori, el Planetario, El Rosedal y el Jardín Japonés están emplazados en este predio donde es habitual la práctica de remo, andar en bici o en rollers,o simplemente caminar. El día que fue inaugurado, el entonces presidente de la Nación, Nicolás Avellaneda, a modo de acto fundacional, tomó una pala -que aún se conserva en la Dirección General de Espacios Verdes del Gobierno porteño- y plantó una magnolia.

 
 



Diversos rincones del parque están cubiertos de enredaderas que se van abrazando a los árboles, mientras los lagos se pueblan de botes y los amantes del running los van bordeando.

El parque debe su nombre a la fecha en que se libró la Batalla de Caseros, cuando Juan Manuel de Rosas fue derrotado por Justo José de Urquiza, el 3 de febrero de 1852.

El predio era propiedad de Rosas, que en sus tiempos de gobernador había adquirido varios terrenos en el área denominada «bañado de Palermo», donde construyó su residencia: la quinta Palermo de San Benito. Luego de su caída, su casa fue derrumbada, los terrenos expropiados y más de veinte años transcurrieron hasta zanjar los litigios sobre el uso que se le daría al predio.

Finalmente, el Parque 3 de Febrero se inauguró de forma oficial el 11 de noviembre de 1875, en un acto que contó con la presencia de Avellaneda y de Domingo Faustino Sarmiento.

Ubicado entre las avenidas Del Libertador y Leopoldo Lugones, conforma una superficie de 370 héctareas, incluyendo el Campo de Golf y el Hipódromo, pero las zonas de acceso libre y gratuito ocupan la mayor porción.

En primavera, el paisaje es impagable: florecen los jacarandaes para competir con el cielo, los ceibos aportan el rojo federal y el perfume de los eucaliptos se hace más intenso. Pero en otoño o invierno, la imagen no se desmerece: es la época de las rosas y de las hojas doradas jugueteando con la brisa.

Las opciones para visitar dentro del parque son El Rosedal, el Planetario, el Museo Sívori y el Jardín Japonés.

De los cuatro lagos, el Victoria Ocampo, entre las calles Ragone y Sarmiento, es el menos conocido, el más pequeño y el más sereno, por estar oculto entre el frondoso monte de la Plaza Sicilia. A pesar de estar al lado de la Administración del Parque, goza de una quietud que resulta extraña en la ciudad. Con un paisaje pintoresco, sus aguas se caracterizan por la presencia del sábalo, un pez de porte importante para un lago artificial. Durante 2003 se llevaron a cabo obras para mejorar la calidad del agua, las glorietas y el puente, que data de principios de siglo.

En el corazón del Rosedal se ubica el legendario lago de nombre homónimo que cuenta con un embarcadero de 60 botes y alrededor de 40 deslizadores acuáticos. Su fauna se compone de mojarras, morenitas, tarariras, bagres, palometas verdes y siete colores.

Bordeado de vegetación, es uno de los sitios elegidos para compartir momentos en un clima distendido que parece dejar lejos la vorágine de la gran ciudad.

El famoso Puente Blanco, diseñado por Benito Carrasco, atraviesa el lago y permite visitar el Rosedal o el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, ubicados en márgenes distintas.

El Rosedal cuenta también con anfiteatro, un Patio Andaluz, obsequiado en 1929 por la ciudad de Sevilla, y el Jardín de los Poetas, donde se exhiben diversos bustos de poetas célebres como Alfonsina Storni, Dante Alighieri y William Shakespeare. Todos los fines de semana se realizan visitas guiadas.

Al lado del Golf está el Lago de Regatas que supera en superficie al resto, es el ecosistema acuático más importante de la Capital Federal.

Situado entre las avenidas Tornquist y de los Ombúes, alcanza una profundidad de seis metros y sus 2.000 metros de perímetro lo llevan a ser el preferido de los deportistas que practican running. Sus dos islas de densa vegetación, conforman un ambiente ideal para las aves que habitan la zona.

Debido a la intensa práctica de deportes, las superficies verdes se fueron deteriorando y perdieron capacidad de absorción, lo que llevó a construir un circuito de entrenamiento aeróbico a base de cemento color teja.

Además, se niveló, iluminó y demarcó el área que habilita a los deportistas a entrenar, liberando así el resto del entorno para el esparcimiento; y se instaló nuevo mobiliario urbano, dos muelles de madera y miradores.

Ombúes, robles, ceibos, eucaliptos y jacarandaes enmarcan el lago más grande del Parque Tres de Febrero que contiene en sus aguas pejerreyes de lomo negro y dorados.

Por fin, en Avenida Figueroa Alcorta y Sarmiento está emplazado el Lago del Planetario que cubre una superficie de 9.000 m2, hábitat de patos y cisnes que se desplazan con displicencia sobre el espejo de agua. Los mateos que recorren el predio completan el paisaje mágico de este exclusivo vergel palermitano.

Publicado por Palermonline Noticias

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