Recaudación: alivio transitorio en un contexto adverso

La semana que culminó el viernes 9 de mayo trajo algunos datos alentadores relacionados con la recaudación fiscal, en un contexto económico muy difícil que sigue mostrando signos claros de alta inflación (aunque con una tendencia algo declinante) y retracción en el nivel de actividad. Es que después de un crecimiento decepcionante en marzo, la recaudación tributaria alcanzó en abril un crecimiento inter anual del 37% que la lleva, al menos transitoriamente, a moverse más en línea con la tasa de inflación.

Así la recaudación totalizó durante ese mes los $92.737 millones, experimentando una aceleración significativa respecto al ritmo de crecimiento registrado en marzo (30%). Con esto, en abril la caída en términos reales sería inferior al 1%, y como se ve, este comportamiento favorable está muy vinculado a la evolución positiva de los derechos de exportación, que crecieron 65% impulsados por la devaluación del peso, y del IVA (52%). El interrogante que surge de estos números es si este ritmo de crecimiento podrá mantenerse en el tiempo una vez que quede atrás el período de mayor liquidación de divisas del sector agroexportador, y que los efectos de la caída en el nivel de actividad se sientan con mayor intensidad sobre la recaudación del IVA.

Mientras tanto, el efecto del enfriamiento en el nivel de actividad se observó en el mercado de trabajo, donde tuvo repercusiones claras en las contribuciones realizadas a la seguridad social. La recaudación por este concepto totalizó $22.207 millones en abril, experimentando un crecimiento de sólo 19%. Esto marca una nueva desaceleración, la cuarta consecutiva, y posiciona al ritmo de crecimiento de las contribuciones a la seguridad social más de 10 puntos porcentuales por debajo del aumento acumulado en 2013 (31%), al mismo tiempo que marca un pronunciado descenso en términos reales (14%). Este pobre comportamiento parece ser el resultado del deterioro de las condiciones en el mercado laboral, así como un probable aumento en los niveles de incumplimiento previsional.

Por el contrario el Impuesto a las Ganancias mostró una rápida evolución, creciendo al 43%, muy por encima del promedio del trimestre (39%).

El INDEC por su parte publicó durante la misma semana datos de salarios correspondientes al mes de marzo que, según dicha entidad aumentaron un 2,9% con respecto a febrero y 29,5% con respecto al mismo mes del año pasado. Sin embargo, con estos guarismos, comparado con el IPC Congreso, el poder de compra de las remuneraciones se deterioró un 0,4% con respecto al mes anterior y un 5,4% con respecto a un año atrás. Este comportamiento no resulta sorprendente, dado el entorno recesivo y la devaluación implementada en enero, si bien la reducción en los salarios reales comenzó algo antes, también en línea con lo que señala la literatura convencional y la extensa evidencia empírica sobre el tema que en general explica que alguno de estos efectos contractivos en el mercado de bienes y de factores de producción se anticipan a los ajustes de precios relativos. De este modo y con comportamientos nominales dispares para los distintos segmentos, inmersos en un contexto de alta inflación, los salarios reales sufren el mayor deterioro acumulado en el primer trimestre de los últimos 12 años. Desde mayo, un grupo importante de paritarias deberán tratar en un contexto recesivo de moderar dicho fenómeno. Difícil tarea.