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Trabajo en equipo: el vínculo positivo aumenta el rendimiento.

Por Eduardo Wassi, especialista en nuevas tecnologías, https://eduardowassi.wordpress.com/

Según estudios del investigador chileno Marcial Losada, los equipos que generan mayor conectividad tienen un mejor desempeño. Siguiendo este concepto, es importante trabajar para fortalecer esta cualidad instalando prácticas que influyan en los índices de positividad / negatividad, persuasión / indagación y orientación interna / externa.

Para producir un buen trabajo de equipo hay que cumplir algunas condiciones básicas: compartir plenamente el propósito, funcionar en la más absoluta confianza, explicitar y respetar un conjunto de reglas y valores básicos, generar un sistema de medición de resultados, y desarrollar las habilidades de las personas que sean necesarias para
cumplir con los propósitos de la organización, propiciando la mayor cantidad de interacciones, que finalmente se traducen en coordinación de acciones.

En este sentido, Losada basa su trabajo en aumentar el desempeño de los equipos a través de ayudarlos a lograr un acercamiento beneficioso; mejorando las conversaciones se obtienen mayores resultados.

Conectados

La conectividad se sustenta en tres aspectos. El primer indicador está formado por la dupla positividad / negatividad, que
muestra el contexto emocional necesario para aumentar el rendimiento. Este se trabaja con ejercicios para fortalecer el reconocimiento, el apoyo, la aceptación de las ideas de los compañeros y más.

El segundo indicador es la orientación interna / externa, en la que hay que lograr que cada miembro se comprometa tanto con sus metas como con las de los otros. Este aspecto debe estar incorporado en quien lidera y estructura el grupo, de lo contrario difícilmente se logre.

El tercer indicador es el de persuasión / indagación, en el que los ejercicios tienen a fomentar más preguntas que respuestas, se busca que el equipo pueda pensarse y pensar en cómo debe ser su funcionamiento.

Todas estas acciones deben ser coordinadas por un líder positivo, que haya dado un salto en su manera de liderar. Es decir, esta guía debe poder dar devoluciones constructivas de los trabajos, delegar con autoridad y reconocer que no tiene todas las respuestas, pero que puede apoyarse en el equipo para buscarlas.

Según los investigadores Bartel y Saavedra, el estado de ánimo es una propiedad colectiva de los grupos de trabajo, y los procesos emocionales que recorren a cada equipo fortalecen las áreas de aprendizaje en desarrollo. Así mismo, el afecto entre los integrantes se comparte a través del contagio y la comparación emocional.

A esto se suma el lenguaje consciente e inconsciente. Estos investigadores descubrieron que las indicaciones de conducta visibles (expresiones faciales, patrones vocales y posiciones posturales) pueden ser utilizadas para evaluar con exactitud el estado de ánimo colectivo. Además, se puede complementar con el examen de las dinámicas emocionales que crean los miembros de un equipo a través de la interacción de la positividad y negatividad. La mayoría de las investigaciones psicológicas y organizacionales examinan los efectos de las emociones positivas o el de las negativas. Por su parte, Rafael Echeverría aborda la teoría del espacio emocional, que es el lugar donde las emociones definen las acciones que son posibles.

«Dependiendo del espacio emocional en que nos encontremos, se nos abren ciertas posibilidades y se nos cierran otras… En un estado de entusiasmo, nuestro horizonte de acciones posibles se amplía. En cambio el miedo estrecha el espacio de lo que es posible. Los espacios emocionales no sólo contienen las acciones que son posibles, sino que también modulan la forma en que las realizamos”, explica.

Una vez más, queda demostrado que la visión positiva nos impulsa hacia adelante, mientras que la percepción negativa coarta nuestro desarrollo, limitando nuestro campo de acción y nuestras posibilidades de crecimiento, tanto para nosotros mismos como dentro de un equipo de trabajo.