Costo material versus costo emocional de los préstamos

Desde hace tiempo anda circulando una publicidad que nos parece sumamente graciosa pero, a su vez, significativa. Es la que muestras los avatares que un suegro le hace vivir a su yerno, a quien ha prestado dinero en efectivo. El prestamista, en este caso, se encarga de recordarle en cada momento el temita de la deuda pendiente…

Esto, desde el punto de vista del coaching financiero, nos hace pensar en algo fundamental: todo tiene un costo en esta vida. Los bancos, nos cobrarán un costo expresado en interés (fijo o variable), nuestros ahorros implicarán un costo expresado en tiempo y esfuerzo (si queremos llegar a juntar cierto importe, deberemos cultivar la paciencia y la mirada puesta en el mediano o largo plazo), y finalmente, si acudimos a un préstamo familiar, el costo puede ser, para algunos, emocional. Claro que este tema es muy personal y no podemos generalizarlo porque dependerá de la propia historia de cada persona. En los préstamos “familiares” habrá quienes no tengan conflictos, porque les resulta usual, y estarán quienes realmente lo padezcan.

Es decir, el costo emocional dependerá de lo que uno piense y sienta con respecto al dinero. La sensación de “deberle” a alguien no es un factor susceptible de ser generalizado, sino que se manifiesta en distintas formas según la historia y la manera de pensar de cada uno, según quién sea nuestro acreedor y qué vínculo tengamos con él. Y para evaluar las ventajas y desventajas de asumir un compromiso con una entidad o con una persona física deberemos evaluar varios factores, entre ellos:
– El motivo por el cual necesitamos el dinero.
– La urgencia con la que lo necesitamos.
– El respaldo económico que necesitamos para afrontar un préstamo a tasas altas de interés.
– El respaldo emocional que necesitamos para afrontar la deuda frente a un familiar o conocido.

Como todo en la vida, los motivos y razones hacen que cada paso merezca o no la pena. Como en tantos otros ámbitos, en finanzas también debemos pensar en contexto y evaluar “la movida” que realizaremos para que en el juego de la vida salgamos bien parados.

Además, te recordamos que pueden existir otras alternativas para hacer frente a imprevistos financieros, siempre y cuando hayamos modificado nuestras conductas y el ingreso que percibimos se haya administrado de forma inteligente. Todo es posible si se proyecta, trazá un plan pero sobretodo se realizan las acciones necesarias para cumplir objetivos financieros.

Por: Fernanda Bolagay
Asesora Financiera
Finanzas Integrales
www.finanzasintegrales.info