Resumen: En la víspera del Día del Niño, la industria del juguete enfrenta una caída del 16% en ventas, a pesar de promociones bancarias y facilidades de pago. En las jugueterías de barrio, el ticket promedio ronda los $9.000, mientras que en las cadenas con productos importados asciende a $25.000. La inflación y el contrabando de juguetes ilegales agravan la situación.
En el bullicioso corazón de la República Argentina, donde las esquinas porteñas aún resuenan con los ecos de un tango melancólico, la industria del juguete atraviesa una encrucijada difícil. Este sábado, a horas de celebrarse el Día del Niño, la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) lanzó un comunicado que dejó helados a los comerciantes de juguetes, tanto en los barrios más antiguos como en las modernas cadenas que proliferan en los shoppings.
Pese a las promociones bancarias con hasta seis cuotas sin interés y los beneficios de las billeteras virtuales, la realidad es que las ventas de juegos y juguetes han caído un 16% respecto al año pasado. Ni siquiera la promesa de pago en cuotas ha logrado traer la misma alegría que en tiempos anteriores, cuando los padres, con el alma entibiada por la ilusión de sus hijos, se acercaban a las tiendas en busca del juguete perfecto.
En las jugueterías barriales, donde los vecinos de toda la vida se saludan con un “¿qué hacés, che?”, el ticket promedio apenas llegó a los $9.000 por unidad. En contraste, las cadenas de jugueterías, dominadas por productos importados que representan el 90% de su oferta, alcanzaron un promedio de $25.000 por juguete. Sin embargo, la caída en estas últimas fue solo del 3%, mientras que las tiendas más tradicionales sufrieron un desplome del 19%.
El comercio electrónico, esa nueva forma de comprar que todavía parece un enigma para muchos, mostró un leve respiro con un crecimiento del 10%. No obstante, sigue siendo una porción pequeña del total de ventas, representando apenas el 20% del mercado.
Pero no todo es culpa de la inflación que sigue devorando los bolsillos de los argentinos. Desde la CAIJ se encendió una alarma sobre otro enemigo silencioso: el contrabando de juguetes ilegales, esos que se venden en la vía pública y en rincones oscuros de internet, sin pasar por los ensayos de seguridad que protegen a nuestros pibes. Estos productos no solo representan una amenaza para la industria, sino que también ponen en peligro la seguridad de los más pequeños.
En un intento por frenar este flagelo, la CAIJ ha iniciado conversaciones con el Ministerio de Seguridad, la Aduana y la Secretaría de Comercio de la Nación, con la esperanza de encontrar una solución. En la Ciudad de Buenos Aires, ya se están realizando operativos en busca de estos juguetes ilegales, un trabajo que comenzó tras una denuncia ante la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA).
Así, mientras los niños sueñan con los regalos que esperan recibir este domingo, en las trastiendas de las jugueterías y en las oficinas del gobierno, se libra una batalla para proteger una industria que, como tantas otras en el país, lucha por sobrevivir en tiempos difíciles.
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