Dolares si, actividad económica no

Las estimaciones privadas del nivel de actividad apuntaban a una caída de entre el 2% y 3% en 2014 y así lo confirmaron los datos conocidos esta semana. Esto en un contexto en el que el año pasado el gobierno enfrentó, por primera vez, la disyuntiva entre priorizar la contención de las reservas internacionales o sostener el nivel de actividad, viéndose obligado a optar por la primera de las opciones.

De acuerdo al Índice General de Actividad (IGA) de Ferreres, en diciembre la economía se contrajo un 3% con respecto a un año atrás, promediando en el cuarto trimestre una baja del 3,8% interanual (i.a.) y del 2,6% en todo 2014. En su medición sin estacionalidad (s.e.), el IGA se mantuvo prácticamente en los mismos niveles de noviembre (0,1%), culminando el cuarto trimestre con una caída de 0,6% respecto al tercero, que si bien resultó menos pronunciada que la del trimestre anterior, dejó por saldo un arrastre estadístico negativo de 1,5 puntos porcentuales para 2015. Es decir, la actividad económica comienza el corriente año operando un punto y medio por debajo del promedio de 2014, con lo cual deberá recuperarse de manera significativa para poder arrojar un guarismo positivo en el año de las elecciones presidenciales.

Las estadísticas oficiales, por su parte, presentaron una suba del 0,2% interanual en noviembre, junto con una variación nula en los primeros 11 meses de 2014, sembrando otro manto de dudas sobre los números del INDEC. Al igual que sucedido durante la crisis global del año 2009, el ente oficial de estadísticas volvió a evitar reportar una caída del PIB en 2014, pese a la amplia evidencia de que el pasado fue un año recesivo.

La evolución del nivel de actividad en 2014 estuvo signada por la restricción externa. Por el lado de la demanda, uno de los factores fundamentales detrás de la retracción económica estuvo vinculada a la caída del salario real y del consumo, derivada de la aceleración inflacionaria que siguió a devaluación de comienzos de año, en respuesta al insostenible derrumbe de las reservas internacionales observado en 2013 (-USD 11.800 millones). Paralelamente, en 2014, se profundizaron los controles a las importaciones como mecanismo para descomprimir la demanda de dólares comerciales, con un claro efecto disruptivo en el aparato productivo, el cual derivó en una retracción de la oferta agregada y una profundización del cuadro recesivo.

Más concretamente, según informó el INDEC esta semana, las exportaciones sumaron USD 81.660 millones en 2014, experimentando una caída del 12% anual, compensada parcialmente por una baja del 11% en las importaciones. Lo anterior dio lugar a un saldo comercial de cerca de USD 6.700 millones, el menor de los últimos 13 años, situación que se presenta incluso más delicada si se tienen en cuenta otras fuentes de datos oficiales como las operaciones de Aduana, las cuales dan cuenta de una virtual evaporación del superávit comercial durante el año pasado.

En 2014, todos los rubros de exportación experimentaron una caída, liderada por la merma en las exportaciones agrícolas y una fuerte contracción de las ventas industriales, dos elementos que volverían a estar presentes en 2015, si se tiene en cuenta la caída reciente de los precios internacionales de las materias primas y el ajuste que atraviesa la economía brasileña.

En otras palabras, de cara a 2015, la menor disponibilidad de dólares no nos permite ser demasiado optimistas en cuanto a la evolución de la actividad agregada. El efecto neto de la caída del precio de la soja sobre las ventas externas (-USD 4.800 millones) y la mejora del balance energético por el abaratamiento del petróleo y sus derivados (+USD 3.000 millones) sigue siendo negativo, mientras que la floja performance de la economía brasileña tampoco deja mucho margen para la recuperación de las exportaciones industriales. Es decir, mirando para adelante, la restricción externa seguirá operando, limitando la recuperación de la economía doméstica.

Considerando estas restricciones y el punto de partida de la actividad agregada, las perspectivas para el corriente año distan de ser alentadoras. Según informó el FMI esta semana, de sus proyecciones de crecimiento se desprende que Argentina (-1,3%) junto con Venezuela (-7%) volverán a ser las únicas dos economías de la región en mostrar una caída de su Producto Bruto, en un contexto en el que el promedio de América Latina y el mundo tendrán una nueva evolución positiva.

Publicado por Palermonline Noticias