Várices, también cosa de hombres

Solemos considerar a las várices como una afección exclusivamente femenina, sin embargo, numerosos estudios demuestran que ésta es una creencia equivocada: «Las estadísticas nos hablan de una frecuencia de 55% para la mujer y 45% para el hombre así que, como podemos apreciar, los sexos no están muy lejanos” -explica el médico flebólogo e investigador Dr. Miguel Ángel Gramajo Booth, creador del método de Flebología Restaurativa-. El motivo por el cual en los problemas varicosos importantes no hay mucha diferencia entre los sexos es que estos dependen más del factor genético o hereditario, y tanto hombres como mujeres comparten esa carga genética».

Existen además diversos factores que aumentan el riesgo de que aparezcan y la obesidad es uno de ellos. Podemos agregar el sedentarismo, frecuente entre quienes realizan trabajos de escritorio y oficina, choferes u operarios de maquinarias, así como otras actividades que obligan a pasar mucho tiempo de pie (atención en ventas, guardias o agentes en las fuerzas de seguridad, docentes, para mencionar algunos ejemplos). El hecho de que en 2014 las várices hayan sido incluidas por el Ministerio de Trabajo entre las diversas afecciones que están obligadas a cubrir las ART resulta una prueba contundente de este creciente problema de salud laboral que afecta tanto a hombres como mujeres.

Aunque la posibilidad de padecerlas varía levemente entre ambos sexos, el doctor Gramajo Booth afirma que «la mujer consulta y se trata mucho más frecuentemente que los hombres, las várices tienen un efecto estético indeseable y es lógico que la mujer le de mayor importancia. Pero en este tema se debe considerar que las várices de cierta dimensión constituyen un problema funcional casi siempre originado en fallas valvulares, y no solo un problema estético».

Los varones, en cambio, suelen acudir tardíamente al flebólogo, cuando comienzan a aparecer síntomas serios: «Como a los hombres la estética en general les importa menos, suelen consultar cuando el problema ha alcanzado un desarrollo importante y produce signos de alarma- señala el especialista-. Ciertas sensaciones molestas en las piernas como cansancio, pesadez, calambres, picazón e hinchazón comienzan a dar cuenta de que la circulación de retorno de las piernas está funcionando con dificultad. Y en casos más avanzados, sobrevienen el dolor, un oscurecimiento en el tercio inferior de la pierna y úlceras”.

¿Cómo hacerles frente entonces? En la actualidad, darle batalla a las várices ya no resulta un problema. Hoy tanto hombres como mujeres pueden acudir a novedosos tratamientos como la Fleboterapia Restaurativa que, a diferencia de los procedimientos tradicionales, en lugar de extirpar o anular las venas enfermas, las tonifica y hace que recuperen su funcionalidad. Este novedoso método que revolucionó Europa y fue perfeccionado en nuestro país por el Dr. Gramajo Booth introduce en la luz del vaso una sustancia natural que logra reparar la pared del mismo y permite que la sangre vuelva a fluir con total normalidad.

Ya no es necesario entonces tener que someterse a dolorosas cirugías: éste no sólo es un procedimiento corto sino que además resulta mínimamente invasivo. La recuperación de las venas se percibe de manera notoria: su volumen se reduce y paulatinamente el dolor, la picazón, la sensación de pesadez, los edemas y calambres empiezan a desaparecer. Otra considerable ventaja es que el paciente puede reincorporarse en forma inmediata a su rutina habitual (apenas necesitará usar medias de elastocompresión graduada durante los dos o tres días posteriores a cada sesión).

Asesoró:

Dr. Miguel Ángel Gramajo Booth (MN 42.569), – Nueva Flebología

www.nuevaflebologia.com.ar

Tte. Gral. Perón 1457, Piso 3 dto. 30, CABA, teléfonos: 011- 4373- 4968 y 4372-2769.

Médico universitario con experiencia de 30 años en la especialidad. Orador en numerosos congresos nacionales y extranjeros. Miembro del American College of Phlebology. Creador del equipo Phlebomaster – X 100 y del método de electroperfusión oscilante. Pionero en los procedimientos de recuperación funcional sin extirpación.