Planchita

¿Todas iguales? Por qué la moda argentina se tiñe de rubio y planchita

Por qué la moda argentina se tiñe de rubio y planchita: Un arquetipo de identidad porteña

En la escena de la moda argentina, el cabello lacio y rubio sigue siendo el arquetipo estético al que muchas argentinas se adhieren, revelando raíces culturales profundas y el impacto de los ideales de belleza globales.
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La moda en Argentina refleja, como un espejo, los modelos estéticos que se han impuesto en la sociedad a lo largo de las décadas. Hoy, este modelo de «planchita y rubio» es un código de belleza que va más allá de lo superficial, revelando tanto los deseos de pertenencia como la influencia que ciertos patrones globales ejercen en el país. En Palermo, epicentro del diseño porteño, muchas mujeres han adoptado este estilo con entusiasmo, impulsadas por un sinfín de razones culturales y sociales.

Este ideal, que asocia el cabello rubio y lacio con la sofisticación, no solo se repite en las redes sociales y revistas de moda, sino que se convierte en una especie de «pasaporte» hacia la aceptación. Es aquí donde el juego de la moda y la identidad se vuelve profundo. Alguien que viste, se peina o se presenta al mundo de cierto modo se comunica, sin palabras, con un código compartido. Este fenómeno responde a una búsqueda de reconocimiento y validación; en la sociedad porteña, ese sello de aprobación suele otorgarse a través de la imagen.

Filosofía e identidad: ¿Moda o espejo de la psique?

Desde una perspectiva filosófica, la moda puede ser vista como una extensión de la identidad individual y colectiva. ¿Qué significa querer “pertenecer” a un modelo que a veces parece copiarse hasta el cansancio? Quizás, como plantearía el filósofo francés Jean-Paul Sartre, el individuo busca en el exterior una versión de sí mismo que, en lo profundo, necesita ser vista y reconocida. Así, la planchita y el rubio se vuelven un estandarte de una identidad que se quiere afirmar en cada reflejo, en cada esquina de Palermo, en cada vistazo en los escaparates de Plaza Serrano.

Pero, ¿hasta qué punto seguimos el estilo por elección genuina y no por la presión de una norma estética casi universal? Quizás, como diría Roland Barthes, la moda es “un sistema de signos” que no solo viste, sino que comunica, en una búsqueda constante de pertenencia y aceptación.

La paradoja de la autenticidad y la uniformidad

En un país como Argentina, donde la moda es casi una segunda piel, la planchita y el rubio representan esa paradoja entre la autenticidad y la uniformidad. Las argentinas, reconocidas por su fuerte sentido estético, se han rendido a un arquetipo que, en su repetición, cuestiona la originalidad y a la vez refuerza una identidad colectiva. La moda no solo es una elección, sino una especie de ritual que muchos siguen para sentirse aceptados en su propio entorno. Y como un tango que se baila entre la sombra y la luz, cada cabello lacio refleja, a su manera, una realidad porteña de búsqueda y pertenencia.

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