Por Cristina Alvarez, del departamento de Atención al Cliente de Manantial Grupo Humano (www.manantialghumano.com.ar).
A menudo, la familia se ve en el desafío de cubrir ciertas necesidades que se vislumbran en el adulto mayor y, con ello, la situación de encarar la búsqueda de una institución geriátrica. Hay ciertos aspectos a tener en cuenta que pueden ayudar a tomar la mejor decisión
Esos aspectos no sólo abarcan la correcta alimentación, la supervisión médica, los cuidados básicos y todo lo inherente a esta etapa de la vida, sino también el aspecto social como las actividades recreativas terapéuticas. Éstas últimas dadas en un contexto de pares, favorecen la integración social y evitan el aislamiento. Esta situación es imposible de generar en la propia casa. Este abordaje interdisciplinario permite que nuestros adultos mayores se mantengan activos a pesar de las limitaciones físicas que puedan tener propias del envejecimiento normal.
En instituciones de vanguardia trabajamos con el concepto de envejecimiento activo y saludable, promovido por la Organización Mundial de la Salud, que reconoce al adulto mayor con su historia contemplando sus particularidades, promoviendo la no despersonalización y persiguiendo siempre la mejor calidad de vida, tanto del adulto mayor como de su familia.
Teniendo en cuenta lo frágil que puede resultar esta etapa de la vida, hay ciertas situaciones que pueden presentarse en las cuales deben tomarse decisiones inmediatas, entre las que están:
-el olvido de ingerir medicación o cambio en los horarios de ingestión de los mismos
– llaves de gas abiertas
-llaves de luz prendidas
– puertas mal cerradas
-que el adulto mayor se desoriente o pierda capacidad de conexión con el medio.
-aislamiento
También debe prestarse especial atención a los conflictos familiares que ocasiona la convivencia conflictiva entre el adulto mayor y su entorno, que implica la permanente intervención y gestión familiar, provocando un desgaste progresivo.
