Declaración Pública de La Solano Lima

Declaración Pública de La Solano Lima

VIOLENCIA DE ARRIBA

La Iglesia acaba de emitir un claro mensaje: “la Argentina está enferma de violencia”. Chocolate por la noticia. Una mirada a vuelo de pájaro por la sección “policiales” de cualquier medio mostrará crisis de inseguridad, maltrato sexual, casos de discriminación, escalada del narcotráfico, asesinatos a mansalva, etc. Desde la asunción de Bergoglio como sumo pontífice los purpurados se hallaban en estado de tregua. En capilla. Como si le hubieran dado tiempo al gobierno kirchnerista para que reaccionara y pusiera los patitos en fila. Pero la reacción kirchnerista ante los brazos abiertos de Francisco fue mostrarse más papista que el Papa. Olvidó algo de salita de tres: la realidad no se transforma con oportunismo sino con gestión. Los graves problemas que nos amenazan cotidianamente fueron metidos una vez más debajo de la alfombra. Ahora la Iglesia habló. De frente. Y dijo:

Son numerosas las formas de violencia que la sociedad padece a diario. Muchos viven con miedo al entrar o salir de casa, o temen dejarla sola, o están intranquilos esperando el regreso de los hijos de estudiar o trabajar. Los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en agresividad. Una violencia cada vez más feroz y despiadada provoca lesiones graves y llega en muchos casos al homicidio. Es evidente la incidencia de la droga en algunas conductas violentas y en el descontrol de los que delinquen, en quienes se percibe escasa y casi nula valoración de la vida propia y ajena. La reiteración de estas situaciones alimenta en la población el enojo y la indignación, que de ninguna manera justifican respuestas de venganza o de la mal llamada “justicia por mano propia”. La creciente ola de delitos ha ganado espacio en los diversos medios de comunicación, que no siempre informan con objetividad y respeto a la privacidad y al dolor. Con frecuencia en nuestro país se promueve una dialéctica que alienta las divisiones y la agresividad.

Asimismo destacó:

No se puede responsabilizar y estigmatizar a los pobres por ser tales. Ellos sufren de manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos, aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias. Conviene ampliar la mirada y reconocer que también son violencia las situaciones de exclusión social, de privación de oportunidades, de hambre y de marginación, de precariedad laboral, de empobrecimiento estructural de muchos, que contrasta con la insultante ostentación de riqueza de parte de otros. A estos escenarios violentos corremos el riesgo de habituarnos sin que nos duela el sufrimiento de los hermanos. Todo lo que atenta contra la dignidad de la vida humana es violación al proyecto de amor de Dios: la desnutrición infantil, gente durmiendo en la calle, hacinamiento y abuso, violencia doméstica, abandono del sistema educativo, peleas entre “barrabravas” a veces ligadas a dirigentes políticos y sociales, niños limpiando parabrisas de los autos, migrantes no acogidos e, incluso, la destrucción de la naturaleza. Hemos endurecido el corazón incorporando estas desgracias como parte de la normalidad de la vida social, acostumbrándonos a la injusticia y relativizando el bien y el mal. Es creciente la tendencia al individualismo y egoísmo, de los cuales despertamos sobresaltados cuando el delito nos afecta o toca cerca. El Papa Francisco señala que “se ha desarrollado una globalización de la indiferencia…” (Evangelii Gaudium 54).

Lo citado precedentemente es consecuencia directa de la “década ganada”. Problemas que se han ido profundizando, a partir del 25 de mayo de 20013. Con el aplauso automático de una claque política vergonzosa sometida por el peso dominante de los pesos. La caja. Jamás en la historia nacional un gobierno dispuso de tantos ingresos que han sido dilapidados, mal gastados y robados. Tampoco la oposición ha logrado frenar el drenaje de fondos y el maltrato a las instituciones. Sencillamente porque no ha tenido mayorías en el Congreso y cuando pudo aportar una cuota de racionalidad política en 2009, fracasó. Así dejó pasar una oportunidad inmejorable que hubiera servido para ponerle límites al partido del Estado que es ni más ni menos que el populismo autoritario kirchnerista. Hoy en retirada. Final de ciclo.

Los Obispos advierten:

La corrupción, tanto pública como privada, es un verdadero “cáncer social” (EG 60), causante de injusticia y muerte. Desviar dineros que deberían destinarse al bien del pueblo provoca ineficiencia en servicios elementales de salud, educación, transporte. Estos delitos habitualmente prescriben o su persecución penal es abandonada, garantizando y afianzando la impunidad. Son estafas económicas y morales que corroen la confianza del pueblo en las instituciones de la República, y sientan las bases de un estilo de vida caracterizado por la falta de respeto a la ley. A ello se agregan mafias del crimen organizado sin freno dedicadas a la trata de personas para la esclavitud laboral o sexual, el tráfico de drogas y armas, los desarmaderos de autos robados, etcétera.

La respuesta del gobierno, como en sus momentos de algarabía ramplona cuando el 54% de los votos lo sumergió en una frenética carrera de desinstitucionalización prostituyente, vuelve a ser la descalificación, el discurso de barricada, la guaranguería disfrazada de víctima. Siempre negando la realidad y dándole primacía al relato, a la mentira que genera más violencia, porque es mentira de arriba, de quienes deberían solucionar los problemas y no agravarlos con su soberbia e incapacidad de gestión.

La declaración episcopal señala:

Para construir una sociedad saludable es imprescindible un compromiso de todos en el respeto de la ley. Desde las reglas más importantes establecidas en la Constitución Nacional, hasta las leyes de tránsito y las normas que rigen los aspectos más cotidianos de la vida. Sólo si las leyes justas son respetadas, y quienes las violan son sancionados, podremos reconstruir los lazos sociales dañados por el delito, la impunidad y la falta de ejemplaridad de quienes tenemos alguna autoridad. La obediencia a la ley es algo virtuoso y deseable, que ennoblece y dignifica a la persona. Esto vale también para los reclamos por nuestros derechos, que deben ser firmes pero pacíficos, sin amenazas ni restricciones injustas a los derechos de los demás. Frente al delito, deseamos ver jueces y fiscales que actúen con diligencia, que tengan los medios para cumplir su función, y que gocen de la independencia, la estabilidad y la tranquilidad necesarias. La lentitud de la Justicia deteriora la confianza de los ciudadanos en su eficacia. Algunos profesionales suelen utilizar de modo inescrupuloso artilugios legales para burlar o esquivar la justicia: también esto es inmoral.

Hemos visto cómo el kirchnerismo pisoteó la Constitución cuántas veces quiso y sometió a las mayorías legislativas a sus impulsos prostituyentes. De ese modo, se consolidó una nueva oligarquía que en 2015 reemplazaremos por equipos de gobierno preparados y consustanciados con la realidad local e internacional. Cumpliendo y haciendo cumplir las leyes. “Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”, es el camino del futuro.

Por eso, más que nunca hacemos propiaslas reflexiones del documentos “Felices los que trabajan por la paz” y renovamos nuestra pertenencia al ideal republicano de los padres fundadores de la Patria Argentina. Convencidos de que la República es garantía de Justicia Social. Y eso se logra a partir del diálogo y la apertura individual, del respeto al que piensa distinto, a la tolerancia, al pluralismo y a la diversidad. Con estos valores encarnados en una dirigencia nueva, moderna y profundamente republicana alcanzaremos la Argentina pujante del siglo 21 a la que todos y cada uno de nosotros anhela por vocación democrática y por decisión personal.

JOSÉ “CHAVO” RAMELLO – DEMIÁN ABBOTT – MARÍA MOUZO

CRISTIAN UBIRIA – MARCELO LÓPEZ –VANESA HERNÁNDEZ

LA SOLANO LIMA

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 10 de mayo de 2014.