Tres bares que ya no existen en Palermo: Relatos vividos por vecinos
En el vibrante y cambiante barrio de Palermo, algunos bares dejaron una huella imborrable en la memoria de sus vecinos y visitantes. Estos establecimientos, más que simples lugares para comer y beber, fueron testigos de innumerables historias y momentos compartidos.
En este contexto, «El Último Café» simboliza más que un espacio físico; es un emblema de esos momentos finales, de despedidas y de reflexiones sobre lo que estos bares representaron en sus épocas doradas.
Aquí presentamos tres bares emblemáticos de Palermo que ya no están, cada uno representando una etapa diferente en la vida del barrio, junto con relatos entrañables de los vecinos que los frecuentaron.
- Bar del Gallego Emilio Sangil
El tradicional bodegón de la esquina de Honduras y Bonpland cerró sus puertas el 26 de octubre de 2013, después de más de 35 años de actividad. Fundado en 1978 por Emilio Sangil, quien llegó a Argentina desde Lourido, España, a los 18 años, el bar era un refugio para taxistas, camioneros, talleres mecánicos, proveedores y vecinos. Las milanesas napolitanas, las medialunas enormes y los sándwiches de jamón crudo eran legendarios. Los vecinos recuerdan con nostalgia cómo Emilio supervisaba cada detalle, asegurándose de que todo estuviera a su gusto. Después de su fallecimiento en 2013, sus herederos vendieron el bar a Eduardo Eurnekian, quien finalmente adquirió la propiedad. - Bar Único
Situado en la esquina de Honduras y Fitz Roy, el Bar Único fue un bastión de la vida nocturna en Palermo Hollywood durante 18 años. En los años 90 y 2000, fue el único bar en la zona, atrayendo a una clientela diversa que incluía figuras de los canales de televisión, radios y productoras de la zona. Inicialmente conocido por su ambiente informal y su clientela ecléctica, el bar se transformó con el tiempo en un lugar más exclusivo. Los vecinos recuerdan las noches llenas de música, las conversaciones animadas y la sensación de comunidad. A pesar de su cierre en agosto de 2017, el Bar Único sigue siendo recordado como un lugar emblemático de la primera hora de la noche palermitana. Los vecinos lamentan su pérdida, aunque el bar continúa operando en otros barrios de Buenos Aires. - Hermann
Inaugurado en la década de 1940 y ubicado en la esquina de Santa Fe y Armenia, Hermann fue declarado sitio de interés cultural por la Legislatura porteña en el año 2000. Con su decoración característica y su menú de comida alemana, Hermann fue un punto de encuentro para familias de clase media, universitarios y amigos durante décadas. Los vecinos recuerdan los platos generosos, como la milanesa de pollo con crema de choclo y el chucrut con salchichas, además de las copitas de flan con dulce de leche. Hermann cerró cuando el propietario del inmueble decidió no renovar el contrato, dejando tras de sí una estela de recuerdos culinarios y encuentros memorables.
Estos bares no solo fueron puntos de encuentro y diversión, sino también testigos silenciosos de la vida en Palermo, dejando una marca indeleble en quienes los frecuentaron.
El Último Café: Un símbolo de despedida
«El Último Café» se convierte en un símbolo poético que encapsula el cierre de estos tres icónicos bares de Palermo. Es una metáfora de esos momentos finales, de las últimas conversaciones y de las despedidas silenciosas que se dieron en sus mesas. Este café representa el acto de mirar hacia atrás con cariño y recordar los buenos tiempos, mientras uno se toma un último sorbo y se prepara para avanzar.
Cada uno, a su manera, narró una parte de la historia del barrio, desde los días de trabajo y camaradería hasta las noches vibrantes y las reuniones familiares.