Por qué no queremos un coche La Brugeoise en una plaza.

En estos días recibimos la confirmación por parte de varias entidades y vecinos, como los de Parque Avellaneda, que la Dirección General del Libro y Bibliotecas de la Ciudad de Buenos Aires ha propuesto instalar en dicho parque uno de los históricos coches de la Línea A convertido en Biblioteca.[1] Pero lo que no le dicen a viva voz a los vecinos, pero se plantea por lo bajo, es que estas “biblioteca” serán “Cafés” concesionados, donde uno puede, en palabras de funcionarios de la ciudad, sentarse a leer un libro propio o de los que estén en alguna estantería. Es decir espacio público para fines privados, Patrimonio cultural al mejor postor.

¿Pero son acaso los coches La Brugeoise la mejor opción?, sin entrar todavía en cuestiones patrimoniales, Estos coches poseen carrocería de madera, por lo cual no son aptos para la intemperie, ni poseen cualidades ignífugas, según información que ha sido aportada por la arquitecta María Elena Mazzantini, contratada por SBASE y especialista en maderas.

Sin dudas ante el peligro inminente de pérdida de un patrimonio único y las ideas planteadas desde el Ejecutivo porteño, que hablaban de usarlos para “Asado”, como declaró jocosamente Rodriguez Larreta, bicicleteros tal como propusieron desde Espacio público, y estas “bibliotecas” de la mano del empresario hotelero Hernán Lombardi, nos motivaron a presentar un amparo que aun hoy, protege de manera cautelar a la totalidad de los 94 coches que a principios de 2013 y a meses de cumplir 100 años fueron “tirados a la intemperie”.

Así es, como desde ese momento, además nos tomamos el trabajo de constatar in situ si se estaban cumpliendo o no las medidas de conservación impuestas por la justicia, y tras largos días de pericias judiciales, comprobamos entre otras cosas, que sus techos compuestos por placas terciadas y estructura reticular de madera, no logran impedir (a pesar de la membrana asfáltica colocada hace mas de 80 años), el ingreso de agua, quedando además, estancada entre la capa externa e interna, pudriendo de adentro hacia afuera toda la estructura. Tampoco sus ventanas están preparadas para brindar un cierre hermético, mucho menos, seguro, ni soportar vientos laterales de mediana intensidad, el resultado de tan solo 3 meses de intemperie, fueron varios los vidrios rotos, a pesar de que los coches se encontraban con una gruesa lona que los cubría.

Estas no son las únicas cuestiones que deberían tenerse en cuenta, insectos, hongos, filtraciones, entre otros, afectan con el tiempo la estructura de la carrocería y un coche de madera en una plaza, es posiblemente un error muy grande, mas si pensamos en madera barnizada y fuego, si se investiga un poco, se llega a la conclusión que todos los años al menos un ferroclub sufre la destrucción total de uno o mas coches por incendios, generalmente intencionales, La gente de AFBA (asociación de Ferromodelistas de Buenos Aires), poseen un triste record, pero no son los únicos.[2]

Por lo que deberíamos considerar que no es una buena opción utilizar estos coches con otro fin que no sea para el que fueron construidos, mas cuando garantizar la integridad de estos coches, lleva gastos muy superiores al de construir bibliotecas de material con dimensiones y servicios apropiados, que es lo que deberíamos exigirle al GCBA, recordándoles, además que el art. 13 de la ley 4886[3] establece que aquellos coches que sean cedidos a organismos de gobierno mantendrán la el carácter de patrimonio cultural, con lo cual toda adaptación que implique la alteración interna y/o externa, es ilegal, a su vez esta ley es clara en los casos en que sean entregados a entidades sin fines de lucro, ya que los obliga a realizar todas las tareas pertinentes a la conservación de los coches a su costo.

Mejor, edificios pensados para bibliotecas, más verde en los espacios públicos y las Brujas honrando su pasado con un mejor destino.

Atte.

Matías Profeta
Prensa // Observatorio de Patrimonio y Políticas Urbanas
Amparista S/ Coches Históricos