Cabernet Franc. El Día del Cabernet Franc se celebra en todo el mundo el 4 de diciembre, y en Argentina, tierra de viñedos únicos, se celebra a lo grande.
Se cree que la cabernet franc se estableció en la zona de Libourne, al suroeste de Francia, en algún momento del siglo XVII, cuando el cardenal Richelieu transportó esquejes de la vid desde el valle del Loira. Fueron plantados en la abadía de Bourgueil, bajo los cuidados de un abad llamado Bretón, cuyo nombre se asoció a la uva. En el siglo XVIII, se encontraron plantaciones de cabernet franc en Fronsac, Pomerol y Saint-Émilion destinadas a la producción de vino de buena calidad.
La popularidad de la cabernet sauvignon creció en los siglos XIX y XX, y se observó el gran parecido con la 4 de diciembre. por lo que se extendieron las teorías sobre su relación. En 1997, la evidencia del ADN mostró que la Cabernet Franc había sido cruzada con la sauvignon blanc para producir la cabernet sauvignon.
En Francia, la cabernet franc se encuentra sobre todo en el valle del Loira y en la región de Libourne de Burdeos. En el 2000, era la sexta uva tinta más plantada del país. Entre otras áreas con plantaciones significativas están las zonas con Appellation d’origine contrôlée (AOC) Bergerac y Madiran.
En el año 200 había unas 17.300 hectáreas de cabernet franc en Italia. En cualquier caso, la variedad de uva es confundida a menudo con la cabernet sauvignon y la vieja uva de Burdeos carmenere, de modo que las hectáreas reales podrían no saberse hasta que los ampelógrafos hayan analizado más viñedos.
En España, y según la Orden APA/1819/2007, de 13 de junio (BOE del día 21), se trata de una variedad de vid destinada a la producción de vino recomendada en Cataluña.
La Cabernet Franc ha recabado atención en Hungría desde finales de los años 1990, cuando se demostró que algunas regiones vinícolas no eran buenas para que la cabernet sauvignon alcanza su madurez completa.
La cabernet franc se ha popularizado en Canadá, siendo plantada para el vino de Ontario de la península del Niágara, en la isla del Príncipe Eduardo, en el norte del lago Erie, en la isla Pelee y en el valle de Okanagan de la Columbia Británica.
Los productores de California querían reproducir una mezcla al estilo de los vinos de Burdeos (ahora a la venta como meritage). De comienzos a mediados del siglo XX, algunas plantaciones de cabernet franc fueron confundidas con merlot. En los años 80, el interés creciente en la cabernet Franc llevó a un incremento de las plantaciones que ayudó a aumentar el total de hectáreas de cabernet franc en California hasta las 3400 hectáras, muchas de ellas en Napa y Sonoma.
En el Nuevo Mundo, la cabernet es usada sobre todo como un componente de vinos de mezcla y se encuentra de forma escasa en Australia, Sudáfrica, Chile, Argentina y Nueva Zelanda.
Este 4 de diciembre se festeja el Día Mundial del Cabernet Franc, esta cepa originaria de Francia, precisamente de la región de Burdeos , se caracteriza por ser un varietal noble, fresco y amable, a la vez ofrece una textura y tensión en boca. Además, en nariz se caracteriza por su perfil frutado y principalmente por sus notas especiadas. En boca es suave y de gran concentración.
El Cabernet Franc se ha convertido en una de las variedades más plantadas a nivel mundial. En la actualidad, en nuestro país hay aproximadamente unas 1.500 hectáreas ubicadas en su gran mayoría, en la provincia de Mendoza.
Según se cree, el Cabernet Franc se cultivaba originariamente en la zona de Libourne, Francia y en algún momento del siglo XVII, cuando el cardenal Richelieu transportó la vid desde el Valle del Loira. Fueron plantados en la abadía de Bourgueil, bajo los cuidados de un abad llamado Bretón, cuyo nombre se asoció más tarde a la uva.
La Cabernet Franc comparte muchos de los mismos compuestos fenólicos y componentes aromáticos de la cabernet sauvignon, pero con algunas diferencias apreciables. La Cabernet Franc tiende a tener pigmentaciones más claras y produce vinos con el mismo nivel de intensidad y riqueza. La Cabernet Franc tiende a tener un perfume más pronunciado con notas de frambuesa, grosella negra, violeta y grafito. Se caracteriza a menudo por un golpe a verduras verdes que puede ir de hojas a pimientos verdes. Tiene ligeramente menos taninos que la cabernet sauvignon y tiende a producir un vino más suave a la boca. Los ejemplos del Nuevo Mundo de cabernet franc tienden a ser más afrutados y se puede retrasar la cosecha para minimizar las notas a hoja verde.
La Cabernet Franc es una de las uvas tintas más plantadas en el mundo. Se usa, sobre todo, para mezclarse con la cabernet sauvignon y la merlot en el vino de Burdeos, pero también se puede vinificar sola, como en el vino chinon del Loira. Además, se hace como vino de hielo para producir vinos varietales y de mezcla en Estados Unidos y Canadá.
La Cabernet Franc es más ligera que la cabernet sauvignon, y produce un luminoso y claro vino tinto que contribuye a la finura y deja un aroma a pimienta al mezclarse con uvas más robustas. Dependiendo de la región en la que crece y del estilo del vino, puede tener aromas adicionales como tabaco, frambuesa, pimiento, grosella negra y violetas.
Los éxitos de la Cabernet Franc en Burdeos se remontan a finales del siglo XVIII, aunque ha sido plantada en el Loira desde mucho antes. Los análisis de ADN indican que la Cabernet Franc es uno de los padres de la cabernet sauvignon, la merlot y la carménère.
En general, la cabernet franc es muy similar a la cabernet sauvignon, pero brota y madura al menos una semana antes. Esto permite a la vid adaptarse a climas ligeramente más fríos que los de la cabernet sauvignon, como los del valle del Loira. En Burdeos, las plantaciones de cabernet franc son un «seguro» contra las inclemencias del tiempo de la cosecha que podrían dañar las plantaciones de cabernet sauvignon. Su brote temprano las hace susceptibles a los peligros de la viticultura como el coulure temprano en la estación de crecimiento.
La vid es vigorosa y erguida, con piel oscura y hojas con cinco lóbulos. Los racimos son alargados y de tamaño pequeño o mediano. Las uvas son muy pequeñas y de un color azul oscuro, con pieles finas. La Cabernet Franc es más propensa a la mutación que la cabernet sauvignon, pero menos que la pinot noir.
La cabernet franc se puede adaptar a una amplia variedad de suelos pero puede prosperar en suelos de arena y tiza, produciendo vinos más pesados y con más cuerpo ahí. En el valle del Loira, el terruño aporta diferencias entre los vinos que se pueden percibir entre las uvas que han crecido en terrazas de gravilla o en laderas de toba. La uva puede producir altos rendimientos, produciendo un exceso de cultivo de vinos con más notas a hierbas verdes.
Cabernet Franc es un vino muy bien logrado en el que se expresan todos los descriptores de este varietal. Fino y elegante con un excelente equilibrio de especias y frutas rojas.
En nariz se observan frutos rojos como la frambuesa y la frutilla, notas herbales, típicas del Cabernet Franc, también se percibe ají amarillo y notas mentoladas.
En boca presenta una personalidad elegante, con textura aterciopelada con taninos suaves, más la frescura de una cosecha con punto de madurez intermedio.