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Poemas de Roberto Goijman (Buenos Aires)

Poemas de Roberto Goijman (Buenos Aires)

Abrirme
Puedo masticar el pensamiento
bárbaro salvaje del futuro
y abrirme el pecho
cobijarte
y que no sientas frío.

Batucada

Oír los pasos
amedrentados del sistema.
Callarse la boca
y escupir orina por la sangre.

A paso Firme

Hilvanan las telas adoquinadas
de la memoria
tejen, pulen los hilos de la historia
que los acompañan.
Sufren vestimentas sin luces
pero avanzan.

El Otro País

Son las mismas marcas en los mismos productos
son las mismas señas en las mismas señales.
Es el mismo habla en las mismas habladurías
es el mismo asfalto, en distintas calles
con los mismos nombres.
Pero aquí no hubo trolebuses, ni tranvías,
ni mucho menos adoquines.
Sin embargo a pesar de la distancia
siempre dijeron que las leyes y derechos
eran los mismos
que teníamos los mismos colores y monedas
y que por eso nos descontaban la misma
deuda externa.

De: Humo Petrificado/ Roberto Goijman (2000)

Humo petrificado

Es bueno conocer el alma del poeta
y luego encontrarse con el diablo
con la garganta del diablo
con el paso del indio y su cabeza
con la pesquisa hablante del sueño.
Muertas cortezas / crucificadas /
confiesan
la milenaria historia de las rocas.
Temblores
millones de años extraviados.

El Dolor

Duele pensar que quiero ser el hombre.
Duele el alma / entristece en pedazos.
Duele el cuerpo cuando escapa de mis huesos.
Y duele la saliva amarga.
El mundo / es un antro de culebras / y
malabaristas / que bordean las corrientes.
El amor / es una montaña de cosas /
donde sobresalen los pies /
donde sobran los zapatos.
Ahora con tu costilla enriquecida /
das vueltas por mis surcos.
La piel se abre / y tus ojos /
muerden la soledad del silencio.

De Cristo

Cabellera innata de ojos verdes
caídos de viento.
Por qué preguntas y respondes
crueldades verdades.
Acaso nosotros, los desposeídos
no pertenecemos al mundo?
Dime que tu sueño camina en mis peldaños.
Prueba el sabor amargo
sequedad del cuerpo de la tierra
fauna abierta.
Dime qué sientes cuando mascullas soledad.
Cabellera innata de ojos verdes
caídos de viento.

De: Hospital Fernández y otros acontecimientos/ Roberto Goijman (2002)

Los miedos

Afuera llueve, cae una luz de esperanza,
pero adentro
una lluvia de rayos caóticos desespera las
mayúsculas.
Los movimientos no sirven si no van acompañados
con latidos.
Pero él no sabe que el color púrpura no cambia de
renglón
ni de estatura.

La espera

I
Despacio, entré a este desquicio de rotos huesos y
sangre contenida
personas que sucumben en su inconciencia.
Va la vida y la muerte.
Muchos bailotean entre un mundo real
o el vuelo famélico nublado
a veces lúcido de incontinencia pragmática.
Lo azul habla de estrellas que se pierden y
unos rayos caóticos incontenibles de luces vespertinas
se acercan a la vida.

VI
El viejo Juan mide su pierna, se acaricia las axilas,
aplaude, le sonríe a las moscas como diciendo,
ya verán.
Y tira de la cuerda tanto hasta cortar la aorta.
Juan ya regresó del frío ensimismado de terapia
intensiva, y con una válvula en su cabeza transpira el
calor de lo inmóvil.
De a poco, con aflojes va viendo como se mueven sus dedos
el índice señala su culpa, se toca la frente, pellizca a
una mosca confiada en su respiración.
Ahora Juan pelea con la inercia, va matando
pequeños enfoques en su aire, y casi tuerto en su
mirar, sonríe.
Sabe que el tiempo de la soga, lo maneja él.

XIII
La número 13 es mala o malo es el número que dice
que …
Quién invento el invento del invento que quedó del 13.
No sabemos hombresapiens que por tubo o por
arroyo o por doquier alguna vez
alguien tomó los números y los convirtió en lo que son.
Entonces no eran números simplemente un necesario
a la hora del decir y del hacer.
Por entonces doce eran los fugitivos animales que corrían
por los campos antes de que tropiece el instante.
Ella cantaba en su paso por el cañón.

XXXII
Todavía me pregunto por alguna salvedad que puede
acompañarme.
En estos años he aprendido que la muerte es una
circunstancia de la vida y
la vida pretende ser una circunstancia de la muerte.
Todo está en el lapso que transcurre en ese recorrido
que significa ir de la “A“
hasta la “Z”.

De: Un vapor que navega/ Roberto Goijman (2004)

Un vapor que navega

¿Hasta dónde llegarán las muchedumbres perdidas?
¿Y los mimos? ¿Se perderán dentro del alma?
¿O la sombra de los pasos avanzará sin ella?
¿Hasta dónde podré decir tu nombre sin nombrarte?
¿Escribir bajo la pupila azul del viento?

Azules hielos frágiles

¿Se acabará allá en el sur
el cuerpo blanco de maduras aguas?
Si frondosos fueran los colores.
Es todo tan liso, tan sencillamente inerte.
Que sólo cuando ves del otro lado la bruma
alcanzas los mares y los azules acantilados caen.

Puntos Exposición y polvo

El grano / redondo va marcando /
los puntos huecos de su alma.
El grano no contesta las preguntas /
las marcas / hacinan palabras en sus músculos.
Un grano / apócrifo / pregunta salvedades /
el de la muestra / camina amontonado en bolsas /
llena de gusanos.
Un día / en algún lugar / abrirán sus restos /
para molerlos en gotas profundas / de victorias /
y existencias.
El grano / junto a las máquinas moledoras /
habrá vencido la profundidad / que significa el tormento.
Un grano / redondo / va marcando los puntos /
hasta convertirse en polvo.

Conjunción

El así / espontáneo / arma puntos
luminosos / en una remota y vacía galaxia.
El punto luminoso del tiempo perdido /
¿sabrá poseerse / en las manos
de la remota galaxia?
¿Se invertirá el mar junto a las estrellas?
¿La tierra sabrá de ellas?
¿O la conjunción de lo cósmico
decidirá sobre sí / y entonces /
El Hombre / será punto cósmico luz

De: Sobre flacas y de flacos/ Roberto Goijman (2006)

El cuento

Les voy a contar un cuento, puede que esté
pasado de moda, no de moléculas ni musgo
ni sonrisas heridas, ni dedos cariados.
Puede ser que a la luna se le haya caído un ojo
de tanto mirar para abajo
y puede que tu calzado ya no pise
no marque la tierra como antes.
Pero estas como en un cuento, un cuento
con dibujos que todo lo puede, porque ellos
caminan por calles llenas de hojas, dando placas
de humor o de nostalgia.
Claro, hay cuentos y cuentos
como dichos y dichos
como mujeres que miran el dedo gordo del pie
o la punta de la lengua
según sea la charla de Filosofía o de Erotismo.

A cuenta de futuras deudas/ Roberto Goijman (2006)

De cuantitativo paso a cualitativo

Y la re paso a re y se puso re y yo opte por re y le
escribí a re que al final se re y yo tome a re y me
confundí en re y ahora se que re ya no es más re sino que
es re lógicamente re tiernamente re cuantitativamente re
que cerré con re cualitativamente re humorísticamente re
yo tome a re y le dije a re que había un tiempo re y me
agote en re y todo fue re y ella re aclaró que re nunca
quiso re y que las circunstancias re hicieron que re
amara como re sin saber nunca re, por qué.

Ortopédico origen lingüístico

Ále. Ále, tu tumba, que te quetembeo sanita.
Ve vinda, ve veo tu ojo, ojeroso, asqueroso
queresoso tu ojo.

Da, dale, no sabes, tu Ále, quedo vuelta y sabe
que Ábe elo la puerta.

Di Dina no dijo qui di postigo del nó de morcillon
más vale cuenta que di que rock novador astusi del
corto que no permitió más la rodilla del marcador
que sé que seco el patio trasero de México.

Ále, ále tu jale, que te bendita la vi, separada del ir
que recién comí, golondrinas de vid.

Imprecisiones

No quiero saber de números ni expresiones secretas
ni imperfecciones gráficas ni dactilográficas o lastimosas
soledades avinagradas de hortalizas en desuso.
Que el desuso se cargue los números las expresiones
los secretos y que las imprecisiones se apiaden
de nosotros.

Roberto Goijman / El País de Pedro (2008)

VIII – Paráfrasis celular

El Río de La Plata unifica dos costas, las mismas
que el vapor De la Carrera.
Siempre uno miraba la luna, todavía Patagonia no existía
ella no correspondía y sus lagos eran remotos
y los galeses aislados cantaban sus himnos y leían sus poemas.
Golda Meir hablaba del jardín del Edén
eran tiempos en que los hombres creían en los dioses
del Olimpo y alumbraban con estiércol los faroles de la noche
y los caminos se llenaban de luces malas.
Quién cruzara el cementerio moriría en su intento.
No hay fantasma que se atreva al de los muertos.
Y ahí, vos, siempre hablando de repiquetear al tiempo.
Pero ahora, a décimas de segundo del alicaído instante
me pregunto nuevamente, uno hace su vida
uno arma los años de la constancia, del crecimiento huesal
de la pelvis inmadura antes que trabe la altura
la misma que mirará atrás cuando se angosten los dedos.

IX – Del cuerpo que circunda

La corriente cae en igualdad de voltios
cubren los pararrayos los techos de casas bajas
y el macizo eucalipto atrae sus luces.
Espacio entre tiempo y noche.
Vendrá el día.
Podremos ver la claridad de las hojas desperdiciadas
en el campo lunar.
No es cuestión de ruidos o nombres
son lágrimas caídas que apagan la llama desierta.
Hace tanto que escucho tu sombra.
Ya nadie me dice
la desdicha es producto del alma del hombre.

X – Entre polvo entristecido y caballos del Inca

Dicen –No sólo de sutilezas se vive, mejor agua en vertiente
que fluida por río.
A pequeños metros un desagüe y una mano con cianuro.
La inconciencia semejante en pequeños agujeritos
que soslayan un polvo.
Los sueños se fueron con los duendes, y Moctezuma
se cargó el oro en las espaldas
antes que los caballos despedacen al Inca.
Trágica rebeldía de las venas, pensamiento incontrolado.
Los suspiros mueren más temprano
en las puertas de Nazca.

XI – En busca del pasado

Guarda con los pinches, hay avispas zumbando.
Debajo está el verde y algo se mueve
en pequeñas piedras blancas cortadas
pedregullo al paso.
Descalzos van tus pies que aprietan la base
pellizcan la sonoridad de unos azulejos
el amarillo circunscrito del miedo.
¿Donde estás Josué?
¡Oh Natán!
Alguien sabe de las «diez» tribus andantes.
¡Oh Jonás!
Por donde caminan los libros
los vientos sortean palmeras y coros
atrás las telas envolviendo lo fresco, pero mira tus pies
mira como sangran.
La piel se abre del útero y en temblor se sostiene.
Ella se aferra con las manos atadas y muerde muy fuerte.
Estremece el brillo del filo, nace de par a la muerte.

XII – La báscula aflora con diamantes

Ahora dime porqué la expectativa es tan corta para unos
y tan larga para otros, si vos, luego de un mordisco
de trozada carne decías que el vino era bueno
y las vísceras naturales al gusto.
Éramos fraternos a orillas del bosque de las palabras
en paralelo a este mundo que hacinaba la plebe.
La herencia del chisme daña la plenitud de las cosas
es como un iceberg en estallido camino a casa.
Pero te fuiste antes del golpe a una mosca dormida
antes que mirara la ventana y se esfumara el humo rojizo.
Tu generación caminaba de borde a los muelles
eras pontífice del trueno de las voces.
Ahora todo es innecesario
la báscula de la espuela aflora con diamantes
al ras de los escombros. Y la pezuña
se acerca como buitre encorvado en mal estado.
No todos aman al gallo de la desdicha, no todos hablan
y maldicen.
El índice del pie se ha marcado con dureza
la saña martirio-lógica le ha desquiciado el porvenir
su futuro no es común a los otros
en él coagula el alma y el macizo cimiento del ego lo enaltece.

XIII – Crujido en el mar Negro

Uno en vida puede desdeñar los contornos
procrear gaviotas húmedas en vuelo.
Sólo es Papa aquél que domina la intemperie
y el corazón del Potemkin naufragando en Octubre.
Los alrededores no mezclan la sangre de la cubierta
con la grasa y el aceite de los desvalijados de Odessa
manchados en su blanco
sobre el crujido asueto del mar Negro cerca de Constantza.
No es cierto que la vizcacha haga posible su pozo y entierro.
No, no es cierto que mis yemas salpiquen lo que no deben
sólo orientan lenguas confundidas en su hablar.
Ahora si me pellizco, me muerdo la nostalgia y las uñas
una hija se muerde los dedos, la otra
los nonatos pies de los posibles venideros.
Hasta siempre acostumbro a decir. Hasta siempre
generalmente.

XIV – Los espejos del habla

No es la soledad que me da el habla.
Los espejos marcan la aurora
al lado de un pajarraco con las alas caídas.
Basta saber pensar para fugarse en fuego y apagar
los cardos.
Ahí van las cosas bellas de los mares, ahí van
los besos oriundos de la nada.
Luz de estrellas en vida empedernida
las sales adoquinadas de nuestros seres.

XV – Mirada subordinada al plasma

La muerte sepulta las líneas de nuestras vidas
en lo interno del verde de los árboles
en medio de la selva.
Siempre en el medio, entre animales carnívoros que rugen
y muestran los dientes
el mínimo estruendor de la mordida.
Es el paso a la angustia, la existencia en medio del goteo.
Siempre el medio.
La mirada subordinada al plasma, a los minutos que pasan.
El espectro proporciona lo necesario
abraza en sublime valoración de sus tentáculos.
Es oblicua su cercanía, su nueva parte coyuntural.
Siempre, siempre al medio
al borde de una loza emancipada.

XVI – La tozudez es áspera

No hay identidad sujeta a dos palos con marca de caída.
Ahí viene el movimiento terrenal afirmando la palabra.
Tres con una sola botella de agua
cuatro y la botella de agua sostiene el ritmo a ocho pasos.
Pasan y en suma
debajo de cualquier hecho se pierde el cadáver y la cruz.
El caballo herido de costado a su carga
y vos viendo el número que abastece
la constelación.
Los ojos arden
pesan de tanto en tanto
la tozudez es áspera como lengua de gato.
Uno maldice detrás del cloroformo
como mancha el cuerpo embalsamado
sólo sirven los hacedores
los cueros blancos tirados al pie del callejón.
La voz se cuela donde se acumulan los pesares
en la huella se afirma antes del sonido.
Sinceramente
las palabras calan al tiempo
lo que el tiempo cala a las palabras.
Punto y coma en la escritura, sólo falta poner el acento.
Los pesares descansan en la nieve.
Que descansen los cuerpos en la cumbre.
Siempre.

XVII – Los pasos de esta materia mudan

No hace falta que la tierra sirva de traslado
el pensamiento
éste que agota y no deja dormir
el pensamiento, éste, minúsculo e invalido
daña
pisa en los cóncavos disturbios, en los años
en los viajes, en la dulzura y estabilidad
en el acérrimo sexual de la desesperación
o en la todopoderosa poesía.
Ahora, la calle.
Desde el espacio etéreo concebido
las coordenadas empalidecen de sólo pensar
en esta soledad venal
donde la sangre circula en su metafísica decadencia
o la cadencia de su música no olvida.
Hace tiempo que no duermo.
Tu postura muerde en las noches y grito
y si no despierto
me agarra el sonido trágico de la muerte
el traslado al país de lo sublime
la posible cualidad de los únicos.
Me opongo a la salvedad mayúscula
de esta sensación que atora
perseguido por las sombras no puedo deletrear
la palabra
y entonces, ahí, vos tomas mi mano
susurras, epígono mi escollera
–mis huesos tiemblan ante la desnudez del día que avecina–
dices:
que el mundo abismal de la luz cobije siempre
aunque estén a la intemperie
los sueños.

Roberto Goijman: Nació en la ciudad de Buenos Aires en 1953. A los 21 años aparece en las listas de la “Triple A” y pasa a la clandestinidad. Se exilia en 1976 perseguido por la Dictadura Militar.
Organizador de Encuentros literarios, difusor de la Poesía Patagónica. En 1997fue destacado por la provincia del Chubut por enriquecer a las Letras Chubutenses. Director de Ediciones Patagonia.
Ensayos editados:
La generación poética de los `60. Dossier 2001-2002.
La otra cara de Luis Franco. Dossier 2003.
Antologías: antólogo-compilador.
País de Vientre Abierto; Poesía Social Argentina de principios de siglo XXI. Tapa: Luis Felipe Noé; carátula interior: León Ferrari; líneas contratapa: Osvaldo Bayer; Prólogo: Horacio González (2005).
Legado de Poetas; Poesía Social Argentina 1956-2006. Tapa: Pedro Gaeta; líneas contratapa: Horacio González; prólogo Diego Mare/ Roberto Goijman (2007).
Poetas & Putas – Homenaje a la Catalana. Prólogo Osvaldo Bayer (2008).
2010 (la otra historia); Poesía Social Argentina. Cierre trilogía, cien poetas tres obras. Prólogo Vicente Zito Lema. (2010).
Poesía de márgenes (1964-2011) Antología de María del Carmen Suárez (2011).
Plaquetas editadas:
Cuando el tatuaje les marcó el alma (1998).
Metzica, 9ª sinfonía (2009)
Libros editados:
La vereda rota (1996). 2da edición (2001), Ed. Patagonia.
Humo Petrificado (2000), Ed. Nueva Generación.
Hospital Fernández y otros acontecimientos (2002), 2da Edición 2004 – Ed. Patagonia.
Un vapor que navega (2004), Ed. Nueva Generación.
Historias al pie de una casa (2005), Ed. Patagonia.
Sobre flacas y de flacos (2006), Ed. Patagonia.
A cuenta de futuras deudas (2006), Ed. Patagonia.
Días de fuego (2008) Poemario a cuatro voces: Cabrejas/ Goijman/ Goldin/ Zito Lema.
Obra poética 1996-2011/ Un vapor que navega (2011), Ed. Patagonia.
«Cinco poetas de Latinoamérica» Ed. Letras Urbanas.(2014)









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